Por: Angel Moreta (Autor-Editor)
El Instituto Duartiano dominicano se ha distinguido, tanto en la época trujillista, como en el actual periodo, por su trayectoria, en una entidad para luchar por el reforzamiento y la veneración de Juan Pablo Duarte y, por ende, de los compañeros de Duarte que figuran en los documentos de la independencia.
Nos referimos al Acta de Separación del 16 de enero 1844 y al Manifiesto de la Independencia de febrero de 1844, fueron los documentos esenciales de la gesta separatista y emancipadora con respecto a Haití, que representa un caso peculiar de separación y de independencia.
Decenas de libros, ensayos y premios sobre el fundador de la República Dominicana, dejan conocimiento sobre la existencia de la liberación de un pueblo sobre otro, en una única isla cuyo territorio dominicano pudo tener mejor suerte.

El Instituto Duartiano se dedicó fundamentalmente al conocimiento y a la veneración del patricio casi bajo la égide de Balaguer. Pero últimamente con la presencia y participación del actual director del Instituto Duartiano, además de ensalzar a Duarte, se ha enfocado en la ideología del antihaitianismo clásico.
Desde los intelectuales conservadores de la era de Trujillo a los que pusieron su actividad investigativa y sus conocimientos, a los que tuvieron un posicionamiento nacionalista y progresista a favor de la imagen del patricio fundador.
Para Antonio Gramsci los individuos no intelectuales no existen, sino los hombres y mujeres intelectuales que pueden considerarse así siempre que cumplan la función que sirve a los mejores intereses de la República.
En palabras de Antonio Gramsci: todos somos intelectuales, pero si cumplimos la función emancipatoria bien, o si no la cumplimos, mal.

De aquí se desprende que todos somos intelectuales, y que unos cumplen y otros no. unos son nacionalistas progresistas, ilustrados republicanos; y otros son conservadores, oligárquicos y no ilustrados, en el sentido de la ilustración como movimiento de la modernidad.
Roberto Cassa y otros intelectuales de esta generación, han insistido en esta dicotomía entre los intelectuales progresistas y republicanos y la gran línea de separación de los intelectuales reaccionarios y conservadores.
La intelectualidad conservadora va por el lado de estructurar una realidad política oligárquica y los santanistas que son a todas luces recalcitrantes en la conformación de un país libre. Rechazan la conformación de un país soberano y se oponen a los que pretenden un país libre. De ahí que un plan con los requerimientos del neocolonialismo.
Ya lo dijo Duarte: o seremos libres o se hunde la isla. Y de la otra parte Pedro Santana que contempla las posibilidades del neocolonialismo como forma de política y de gobierno, por ende, las pretensiones de estructurar el país conforme con la idea de un protectorado. Así nació la República Dominicana libre, luchando en contra el autoritarismo, el despotismo y la visión oligárquica del mundo.

Pero el Duarte de los duartianos era un personaje romántico y el Duarte de hoy es un personaje mucho más avanzado políticamente cuya visión conduce prácticamente a la idea del antiimperialismo. Una ideología mucho más progresista que la modernista; y la otra mucho más. Lo que ocurre es que en ese momento histórico solamente existían señales del imperialismo que vendría a ser una realidad.
En la década del 40 del siglo XIX Duarte ya hablaba de “ser libre o se hunda la isla”. Y en esa década habían iniciado ya Marx y Engels los orígenes y la zapata de las ideas del socialismo.
Ya habían escrito sobre la enajenación o alienación, y con la obra “La Ideología Alemana” habían sentado las bases del materialismo filosófico y político. Duarte, sin embargo, no llegó a conocer esas ideas de Marx y Engels porque el medio no se lo permitía; sin embargo, eran ideas rebeldes y avanzadas. Y este aspecto no había sido descubierto todavía por la intelectualidad progresista de los países conservadores y neocoloniales.
Los signos de un conocimiento autentico de Duarte, más allá de la obra “Episodios Duartianos” del Dr. Pedro Troncoso Sánchez, vienen a producirse cuando se desarrollan las noticias de una intelectualidad progresista que cree y funda la emancipación y la libertad, lo cual ocurre en un contexto colonialista en contradicción con la intelectualidad neocolonial. El conocimiento autentico de Duarte viene a surgir después de su fallecimiento, cuando están las condiciones para una renovación de las ideas de 1844, pero el dictador Ulises Hereaux impedía ese crecimiento, aunque hay que reconocer que fue el autor de la tríade Duarte, Sánchez y Mella, los tres padres de la patria.
Hoy día han quedado superados los síntomas de un Duarte romántico y se desarrollan los signos de un conocimiento autentico de Duarte. Eso quiere decir que están mucho más despejadas las posibilidades de desarrollo del Instituto Duartiano, hoy camina hacia una mentalidad intelectual mucho más evolucionada, pero con un desvió hacia las posibilidades de un club antihaitiano.

Los promotores de la ideología antihaitiana tienen actualmente el privilegio de aprovechar ideologías conservadoras en ideas de un contenido revolucionario, debido principalmente a que Duarte fue promotor de la amistad y la cooperación con la República de Haití.
Juan Pablo Duarte ha dicho que “en Santo Domingo no hay más que dos cosas: un pueblo que desea ser y se ha proclamado independiente de toda potencia extranjera, y una fracción miserable que siempre se ha pronunciado contra esa ley, contra ese querer del pueblo dominicano, logrando siempre por medio de sus intrigas y sólidos manejos, adueñarse de la situación y hacer aparecer al pueblo dominicano de un modo distinto de cómo es en realidad; esa fracción o mejor diremos esa facción ha sido, es y será todo menos dominicano” .
Es decir, en los días recientes se habla de una facción antidominicana y en los días de ahora de la insurrección cívico-militar con la cual pasamos a la guerra patria contra el invasor imperialista.