José del Castillo (D. Libre, 28-6-12)
Una convocatoria oportuna y justa, tanto como que cien años son algo que merece celebrarse si el balance es bueno o buenísimo. Ensamblaje de factores sincronizados como preciso mecanismo de relojería suiza por la mano diestra y el cerebro bien puesto, aceitado, de Rafael Emilio, uno de los «sobrinos preferidos» de Moisés, el patriarca de origen libanés del enjambre familiar de los Zouain. Un querido académico forjador de la Ucamaima y gestor cultural artífice del Centro León, este Yunén Z., quien para nada deja cabo suelto en su libreto-libreta de apuntes como excelente geógrafo insular que es. Una casa hospitalaria y adecuada para plasmar el propósito, encender la mecha del recuerdo y realzar la obra del bardo santiaguero que se prodigó en versos cantores, dichos en madrugadas de serenatas al pie de ventanas orladas de inocencia adolescente. Con el bordoneo de guitarras tensando las cuerdas del romance deseado.
¡Oh, cuánto Juan Lockward en predicación de amores y desamores, Sánchez Acosta tras su paraíso soñado, Lope Balaguer elevando el canto peregrino, Sánchez Correa apurando notas musicales, Chencho Pereyra y Piro Valerio guitarreando al estilo de la vieja trova, Julio Alberto Hernández y Pancho García imponiendo metodología! Junto a Moisés, bondad e ingenio poético, fraguando la bohemia de la Ciudad Corazón circundada por el Yaque, la que gorjea sus canciones en los barrios bullangueros y amables.
El autobús de la Metro arrancó repleto el viernes 20 a las 5 de la tarde, rumbo a Santiago desde el Edificio E León Jimenes en la 30 de Mayo. A bordo, Fabio Herrera y Lucía Amelia Cabral, Expedy Pou y Ana María Coen, el maestro Rafael Solano y Ricardo Gil, Chino Joa y Fernando Arias, Eladio Knipping y Johnny Contín, Zaidy Zouain y sus hijas Karina y Marianne, Rebeca del Castillo Z. -mi prima analista clínica que vivió en este evento la conjunción feliz de sus dos raíces familiares- y la oftalmóloga Ángela Inés González Canalda, sobrina política de Moisés, Sara Yunén Z., la artista plástica Carmen Pellerano, la galerista Marcelle Pérez Brown, el psiquiatra bolerista Héctor Brea Tió, entre otros amantes de la cultura motivados por la convocatoria del Centro León para conmemorar el centenario del natalicio del compositor Moisés Zouain.
Tarde húmeda de lluvia constante. Tras superar el tráfago de la ciudad atestada por vehículos de todo tipo, algo que nos tomó casi una hora, ya atrás Carrefour y Los Alcarrizos, el recorrido por la Duarte nos compensó en demasía. Admirar el verde intenso de Los Mogotes neblinoso, la belleza de los campos de naranjales simétricamente sembrados en Villa Altagracia; rodeados de montañas forestadas por guardias y voluntarios. Ascender a La Cumbre de barro rojizo y mapueyes, de quesos de hoja y galletas de manteca. Descender hacia el Cruce de Piedra Blanca, puerta del oro polémico y de la presa hidroeléctrica de Hatillo pródiga en carpas doradas gigantescas. Llegar a los fecundos arrozales de Juma, con ese verde amarillento engarzado de pendones que nos invita a soñar y ese azul de lejanía cordillerana que cuajó en el ojo virtuoso de Cándido, el de las palomas y paleta de colores, nuestro pequeño/grande duende. Antes de pasar por el Bonao de lomas minerales, jardín de hortensias encantadas, hábitat de adventistas laboriosos forjadores de conciencias, bollos de avena y masa de granola. Placer de los puros Arturo Fuente. Parador de escrupulosa asepsia panificadora en Miguelina y el Típico emblemático de mangú y chivo, con batidas de fresas de Constanza.
Cruzar el llano de pastizales ganaderos con vacas dispersas, el cruce a San Francisco con los lechones asados en puya a la vera de la pista llamándonos sudorosos para rendir sus sabrosas carnes con casabe. Oh, apetito voraz, «feroz cueva de náufragos/ Todo en ti fue naufragio», diría Neruda pensando en otra cosa. Mientras, la Ruta del Cacao articulada por los Rizek nos llama insistente, la cual recorreremos en otra oportunidad junto a la Loma Quita Espuela, hogar de la nutritiva macadamia fomentada por los Moreno. Remontar las alturas de La Vega Real, penetrar en la profundidad de su espíritu vegetal, contagiarnos con tanto verde que nos arropa de lado y lado mientras el autobús, raudo, corta entre pinares, hileras de acacias mangium, bosquecillos de cedro, eucalipto, ébano, roble, amapola, laurel, flamboyán, samán, jacaranda y yagrumo.
Puledom abandonado, Palamara generando silenciosa, los Salesianos también generando con sus viveros de plantas ornamentales. Jarabacoa invitándonos a columpiar el amor entre rumor de bosques y ríos, ajíes de invernadero, repollos portentosos, fresas, flores, tayotes y girasoles, con tortas de arepa en Bayacanes y longanizas de conejo en Hato Viejo, cerca de donde Clodomiro Capellán cepilla las tumbonas en su taller de ebanistería. Saltos de agua y confluencias fluviales salutíferas del Yaque y el Jimenoa. Baños de sauna con masaje de miel de abejas y flagelo de eucalipto. Recogida de berro fresco en Palo Quemado, más abajo de donde José Turull plantó sus flores del valle.
La recta hacia Santiago bajando. Urgencias urinarias contenidas, aceleradas por la presión diurética de la ingesta de una vitaminosa Malta Morena y el frío inclemente dentro del bus. Llegada, al fin, al Centro León: bajada en picada de la tropa de viejetes en corrida hacia el ansiado urinario. Felicidad de la vejiga y de esa próstata traidora. Tragos hospitalarios y una cena buffet exquisita en la réplica de la vieja tabaquería La Aurora: unos deliciosos quitches de espinaca que mandan a repetir. Un pastel de guineo y almendra como postre que el Chino Joa engulle con fruición, antes de su función artística. Solano me acompaña con los quitches, mientras Rafael Emilio remacha los detalles del programa. Fabio y Lucía Amelia se empeñan en la faena gastronómica, auxiliados por Expedy y Ana María. Otros comensales hacen lo propio. María Luisa Asilis, ejecutiva del Centro, es todo atenciones.
Ya a las 8 de la noche, en el Patio Caribeño techado en prevención de lluvia y repleto por un público ampliamente representativo con la presencia distinguida de doña Renée Klang Vda Guzmán, George Eli calienta la pista con sus canciones. Media hora más tarde, el anfitrión da apertura formal con la explicación del programa, un contrapunteo de testimonios y canciones. Invita a José del Castillo Pichardo a sumarse a la mesa principal para motivar el acto mediante la lectura jubilosa de la semblanza artística del homenajeado -publicada en Diario Libre el sábado pasado. A seguidas, un conmovedor testimonio de doña Emilia Zouain Vda. del Castillo, proyectado en pantalla gigante. Acompañada por José Álvarez al piano, hace su aparición la voz maravillosa de Flory, trovadora contralto de Santiago, quien rinde tributo a su admirado maestro Solano interpretando En la oscuridad. Momento emotivo el abrazo de la veterana Flory a Solano. El coleccionista Fabio Herrera Roa, junto a Expedy Pou, entregan al Centro León una valiosa colección de piezas de Zouain cantadas a capella por el bardo cibaeño. Se oye la voz del compositor presentando un ramillete de sus temas.
Sube el maestro Solano y pondera el evento conmemorativo y el aporte de Moisés Zouain a la canción dominicana. Otro maestro, Jochy Sánchez, se incorpora con rico anecdotario de episodios vividos, narrados con encanto y fino humor. Disparador que da pie a testimonios de familiares: los «sobrinos predilectos» -todos lo eran en el juego de afectos de Moisés: el psiquiatra José Joaquín Z., la periodista Zaidy Z., Taty Peralta Z., Rebeca del Castillo Z. Talento desbordante de una familia meritoria que sabe honrar a los suyos con gracia y armonía. Momento estelar, el Chino Joa canta Egoísmo y Terneza, dos éxitos del autor reconocido que cobran nuevo aliento en su timbre bien templado. Un testimonio en pantalla grande ofrecido desde su morada por Lope Balaguer, el Tenor de la Juventud que puso alas a los boleros de MZ, resaltando su bonhomía y los encuentros de la buena bohemia en el Santiago de los años 40.
Con el auxilio del video, los concurrentes apreciaron presentaciones de los vocalistas cubanos Bienvenido Granda y Orlando Contreras en sendas versiones de Egoísmo, así como al dominicano Alcy Sánchez cantando Romance bajo la luna con el respaldo del sonido inconfundible de Billo Frómeta y su orquesta. Preparación para el cierre del programa artístico con la actuación de Expedy Pou, un hijo de Santiago que ha sabido elevar el estandarte del canto romántico con gallardía y modulaciones maestras. Con respaldo de Solano, Romance bajo la luna y Serrana desplegaron sus versos encendidos para un cierre de ovación, en una noche mágica en el Patio Caribeño del Centro León. Algarabía colectiva, abrazos y cumplidos, intercambio de afectos de la gente sana de Santiago que ama sus tradiciones y encuentra en este hogar de la cultura un espacio institucional idóneo. Abierto al arte como expresión plural de los pueblos, en renovación constante de caminos.
Como pudimos constatar al día siguiente, tras un descanso placentero en el Gran Almirante con desayuno tonificante de mangú, cuando arribamos de nuevo al Centro. Allí, junto a las expos permanentes y la colección de artes plásticas, la muestra temporal sobre las escobas. Un recorrido curioso por las rutas que han barrido las escobas, sus variantes en diseño y materiales. Estructurado a partir de la colección del investigador Iván Domínguez. Creencias sobre brujas voladoras, sortilegios, arreglos armados mediante invocación de ciertos dones. Usos domésticos y medio de trabajo productivo. Narraciones infantiles y adultas. Hasta Danilo Medina, llevado por la caricatura de Harold, figura en este muestrario de la humilde escoba. Que ha sido medio de vida de comunidades enteras, hoy en vías de extinción ante las importaciones masivas. En la tienda el catálogo Alas y raíces: Ada Balcácer. Cojines y papelería con sus diseños. Todo el encanto de la Gran Bacá que amo.