Cultura Nacionales

Pedro Henríquez Ureña: La utopía de América

PHU

Por: Juan Francisco Viloria

 

El proyecto Utópico de Pedro Henríquez Ureña tiene como norte o función la crítica racional de la autenticidad de una identidad de nuestra América. Se trata de un proyecto Utópico racional, que tiene como referencia la realidad de las naciones hispanoamericanas en sus múltiples dimensiones históricas, económicas, políticas, geográficas, sociales y culturales.

La Utopía de América para Pedro Henríquez Ureña tiene como centro la búsqueda de lo autóctono y de la justicia social. Para lo cual Henríquez Ureña toma como referencia  a México con todas sus complejidades y riqueza cultural, a partir de lo cual proyecta sus ideas a los demás países de la América Hispánica.

“…México, a pesar de cuanto tiende a descivilizarlo, a pesar de las espantosas conmociones que lo sacuden y revuelven hasta cimientos, en largos trechos de su historia, posea en su pasado y en su presente con que crear o – tal vez más exactamente- con que continuar y ensanchar una vida y una cultura qué son peculiares, únicas, suyas.” (Henríquez Ureña, 1989:4)

Pedro Henríquez Ureña presenta una minuciosa y artística descripción de México con su cultura segmentada por regiones y ciudades (con sus pinturas y tradiciones ancestrales), su paisaje natural (con su flora, fauna y colorido); establece una analogía entre un conjunto de ciudades mexicanas y un conjunto de ciudades españolas (Ávila y Toledo), erigidas entre los siglos XVI Y XVIII; para ver la síntesis en su Capital, Ciudad México que representa la síntesis de Lo Azteca, Colonial e Independencia. Para defender lo que él  llama “Empresa de civilización” y hace una crítica a “aquellos que no conocen a México sino a través de la interesada dimensión del cinematógrafo y del telégrafo (se refiere a la imagen deformada por el cine gringo, subrayado mío, JFV). Entonces afirma”…No, lo autóctono, en México es una realidad…”, para resaltar el matiz mexicano “el carácter peculiar que toda cosa española asume en México…” (…Pág. 4)

Pedro Henriquez Ureña

Dice Pedro Henríquez Ureña:”… se piensa en la cultura social, ofrecida y dada realmente a todos y fundada en el trabajo: aprender a conocer no es sólo a prender a conocer sino igualmente aprender a hacer.” (Pag.4) “… no debe haber alta cultura, donde no haya cultura popular.”. Resalta Pedro Henríquez Ureña, “el nacionalismo espiritual”  versus el nacionalismo político uniformador.

En ese sentido afirma: “El ideal nacionalista invade ahora en México, todos los campos… la enseñanza del dibujo se ha convertido en cosas puramente mexicanas” (Pag.5). De manera que “…En vez de la mecánica copia de modelos triviales…”, se tiende a la creatividad.

Este modelo descrito, interpretado y analizado por Pedro Henríquez Ureña para el caso de la identidad cultural mexicana, representa la tesis central de su pensamiento llamado Utópico por él mismo, la cual hace extensiva a toda América, especialmente a la América Hispana o en el sentido bolivariano utilizado por él, nuestra América.

En palabras de Pedro Henríquez Ureña: “pero al hablar de México como país de cultura autóctona, no pretendo aislarlo en América, creo que, en mayor o menor grado, toda nuestra América tiene parecidos caracteres aunque no toda alcance la riqueza de las tradiciones mexicanas. Cuatro siglos de vida hispánica han dado a nuestra América rasgos que la distinguen.” (Pag.5)

En un contexto de diversidad, Pedro Henríquez Ureña resalta la unidad de nuestra América. En ese sentido afirma: “la unidad histórica, la unidad de propósito en la vida política y en la intelectual, hacen de nuestra América una entidad, una magna Patria, una agrupación de pueblos destinados a unirse más y más.” (Pag.5). Es que para Henríquez Ureña “la desunión es el desastre” (pag.5). Por lo cual, “nuestra América debe afirmar la fe en su destino, en el porvenir de la civilización.” (Pag.5)

La utopía de Pedro Henríquez Ureña se orienta a un destino: “…el porvenir de la civilización, no el desarrollo exclusivamente material, industrial, sino el espiritual”; debido a que “es el espíritu que nos salva”, son las palabras del pensador en cuestión.

Dice el maestro: “me fundo sólo en el hecho de que, en cada una de nuestras crisis de civilización, es el espíritu quien nos ha salvado…”. En este sentido Pedro Henríquez Ureña cita a Simón Bolívar y a Sarmiento, para llamar la atención del peligro frente a la Barbarie fundada en la espada y el canon. Además presenta los ejemplos de hombres auténticos que representan lo espiritual en nuestra América, como es el caso de: Sarmiento, Alberdi, Hostos, y otros, quienes para él “… son verdaderos creadores o salvadores de pueblos… a veces más que los libertadores de la independencia.” (Pag.6).

Destaca Pedro Henríquez Ureña el poder del espíritu: “si el espíritu ha triunfado, en nuestra América, sobre la Barbarie interior, no cabe temer que lo rinda la Barbarie de afuera. No nos deslumbre el poder ajeno: el poder es siempre efímero. Ensanchemos el campo espiritual: demos el alfabeto a todos los hombres; demos a cada uno los instrumentos mejores para trabajar en bien de todos; esforcémonos por acercarnos a la justicia social y a la libertad verdadera; avancemos, en fin, hacia nuestra utopía.”(Pag.6)

Es muy evidente que Henríquez Ureña tiene como eje de su utopía el pueblo como sujeto creador. De ahí que afirma: “Es el pueblo que inventa la discusión; que inventa la crítica. Mira al pasado, y crea la historia; mira al futuro y crea la utopía.”

Es sumamente importante prestar atención a las siguientes palabras proféticas de Pedro Henríquez Ureña sobre el futuro de la humanidad: “hoy, en medio del formidable desconcierto en que se agita la humanidad, solo la luz unifica a muchos espíritus: la luz de una utopía… la única esperanza de paz entre el infierno social que atravesamos todos.” (Pag.7)

En este contexto se pregunta ¿Cuál sería nuestro papel en esta cosa? Y a seguida se responde: “ devolverle a la utopía sus caracteres plenamente humanos y espirituales, esforzarnos porque el intento de reforma social y justicia económica no sea el límite de las aspiraciones; procurar que la desaparición de las tiranías económicas concuerde con la libertad perfecta del hombre individua y social, cuyas normas únicas… sean la razón y el sentido estético. Dentro de nuestra utopía, el hombre llegará a ser plenamente humano, dejando atrás los estorbos de la absurda organización económica en que estamos prisioneros y el lastre de los prejuicios morales y sociales que ahogan la vida espontanea; hacer, a través del franco ejercicio de la inteligencia y de la sensibilidad, el hombre libre, abierto a los cuatro vientos del espíritu.”(Pag.7)

Es particularmente interesante la idea de la conciliación de lo universal y lo nacional en la propuesta de utopía de Pedro Henríquez Ureña. En ese sentido se pregunta “¿Y como se concilia esta utopía, destinada a fortalecer la definitiva aparición del hombre universal, con el nacionalismo antes predicado, nacionalismo de jícaras y poemas, es verdad, pero nacionalismo al fin?” y se contesta “no es difícil la conciliación; antes al contrario, es natural. El hombre universal con que soñamos, a que aspira nuestra América, no será descastado: sabrá gustar de todo, apreciar todos los matices, pero será de su tierra; su tierra, y no la ajena, le dará el gusto intenso de los sabores nativos, y esa será su mejor preparación para gustar de todo lo que tenga sabor genuino, carácter propio. La universalidad no es el descastamiento; en el mundo de la utopía no deberán desaparecer las diferencias de carácter que nacen del clima, de la lengua, de las tradiciones, pero todas estas diferencias, en vez de significar división y discordancia, deberán combinarse como matices diversos de la unidad humana. Nunca la uniformidad, el ideal de imperialismos estériles; sí la unidad, como armonía de las multanimes voces de los pueblos.” (Págs. 7-8.)

La utopía de América de Pedro Henríquez Ureña representa el ideal de una América Hispánica, nuestra América (América latina) unificada, universal y local a la vez, una América original fundada en sus diferencias, en sus creaciones y orientada en su espíritu

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Juan Francisco Viloria

Filosofo, sociólogo, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Vice Ministro de Educación Superior, Ciencia y Tecnología.

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