Por: Ángel Moreta (Autor-Editor)
El presidente Abinader desperdició una formidable oportunidad, frente al chantaje de EU, de iniciar un camino hacia el multilateralismo comercial y financiero.
El chantaje de Estados Unidos, imponiendo una veda al desembarque de la producción azucarera de la República Dominicana y del Central Romana, a base de mentiras y de noticias falsas y manipuladas sobre el trato que se les da a los haitianos en la producción de azúcar, es una infamia.
Resulta que el Departamento de Estado debió haber dicho que el tratamiento denigrante y esclavista que supuestamente reciben haitianos y dominicanos trabajadores de la industria azucarera, es un proceder negativo rechazable.
El unilateralismo es una manera viciosa de relacionarse los países con una potencia hegemónica como Estados Unidos. La mayoría de los países pequeños de América Latina, Asia y África reciben un tratamiento colonialista y poco a poco se han ido dando cuenta que el mundo está cambiando y que ya no es posible continuar como esclavos de esa nación hegemónica.
EU tuvo oportunidad de políticas comerciales, financieras, energéticas y mineras multilaterales, pero nunca lo permitió. Hoy en día es cada vez más necesario que estamos en construcción de un mundo multipolar. Las medidas económicas multilaterales dominan el mundo y perfilan un nuevo orden económico, social y cultural mundial.
El hecho de salir corriendo detrás de Estados Unidos para conversar sobre la situación creada con la veda comercial, para hablar de la veda, es una actitud que el presidente Abinader debió sopesar de mejor manera. Pudo responder muy tranquilamente diciendo que iba vender el azúcar a quien la pudiere comprar, incluyendo Rusia, China, Irán, Turquía y otros países del mundo actual.
¿Por qué efectivamente que viene ahora? ¿Estamos obligados a aceptar los campamentos de refugiados, cuando el presidente dijo que no los iba a implementar y que no los podía aceptar?
Y ahora cuales serían las consecuencias del famoso y cacareado racismo y xenofobia con los haitianos: ¿Aceptamos la tesis de que somos racistas empedernidos?
¿Aceptamos la acusación de que somos haitianofóbicos y xenofóbicos? ¿Aceptamos que sacamos niños del territorio nacional sin sus padres? ¿Entonces también aceptaremos que somos esclavistas, negreros empedernidos y racistas?
¿También aceptaremos todas las mentiras y desconsideraciones que hemos recibido los dominicanos de la anti ética del señor Robert Thomas, agregado comercial de la Embajada norteamericana en República Dominicana, sin defendernos?
¿Entonces también aceptaremos todos los planes hegemónicos grotescos del Departamento de Estado? ¿Nos vamos a dejar pisotear y con eso la República Dominicana, por el Departamento de Estado, después de abrir la boca con intensidad sonora?
No podemos permitir el funcionamiento de todo ese entramado de falsedades y chantajes, sabiendo que podemos vender tranquilamente a China, Rusia, Irán, Turquía, Vietnam y otros países del mundo, el azúcar del Central Romana y el nuestro, de la República Dominicana.
Vemos que el presidente Abinader se metió en miedo con los Estados Unidos y abdicó de su postura inicial. No nos podemos arrodillar frente a las mentiras, frente a las heridas infligidas a la República, al pueblo y al Estado dominicano.
Es muy peregrino afirmar que tales falsedades serian rechazadas invocando que la veda azucarera es preferible a un golpe de Estado, olvidando que es algo difícil producir un asalto al poder y un golpe de Estado de manera fácil.
El presidente Abinader debió mantener su posición de no aceptar campamentos de extranjeros ilegales; de no aceptar que somos racistas y haitianofóbicos; de no aceptar que somos inútiles para negociar nuestros productos con algunos de esos países que hemos mencionado. Negocios con cualesquiera países del mundo sin hacer mucha alaraca ni mucha bulla, simplemente vendemos a quien nos compre. Y a esto nadie puede oponerse.
Es por eso que decimos que el presidente Abinader perdió una buena oportunidad para adoptar políticas comerciales multilaterales que lleven el sello de la posibilidad de liberar nuestras relaciones económicas y por ende políticas.
Existe el miedo al golpe de Estado y talvez fue este factor que influyó para la abdicación del presidente de la República, además de tener un periodo presidencial de tranquilidad y de paz.
Y que podamos vivir en paz, pues de cualquier manera estaremos en libertad de relaciones internacionales libres y transparentes en un futuro no muy lejano.