El Trabajo Enajenado es el cuarto ensayo del primer manuscrito de Karl Marx en su obra Manuscritos Económicos Filosóficos de 1844. Obra reveladora de la trayectoria Filosófico-científica y crítico-ideológica del pensamiento de Marx en el contexto del capitalismo mercantilista del siglo XIX, marcado por crecientes avances de la industrialización liberal inglesa-norteamericana, en el marco de la consolidación de la burguesía y la clase obrera. Esta cada vez más explotada y marginalizada, como producto de sus propias creaciones, marcadas por el trabajo fabril y el creciente capital generado por el propio proceso productivo, que hacía cada vez más rica y poderosa a la clase capitalista y cada vez más pobre y segregada a la clase obrera.
Para Marx el proceso de producción capitalista está marcado por la enajenación del trabajo del obrero. Enajenación que presenta tres dimensiones: 1er. enajenación del producto, 2do. enajenación del trabajo mismo y 3ro. enajenación del hombre como ser general.
La enajenación del producto implica un proceso de creación de mercancía, producto del trabajo del obrero, que implica la objetivación del mismo, que lo conduce al extrañamiento de su propia creación, la mercancía; lo cual es equivalente a la enajenación en el obrero, marcado por la pérdida de su libertad.
La realización del trabajo, implica la privación de la realidad del obrero, la objetivación en el proceso de trabajo transformador de la materia prima en productos-mercancías, equivalente a pérdida o esclavización del objeto, que conduce a la apropiación como extrañamiento de su propia creación, generadora de su enajenación.
Hay en este proceso de razonamiento, seguido por Marx, la evidente presencia de la dialéctica del amo y el esclavo del Hegel de la Fenomenología del Espíritu. Para Hegel “…el señor se relaciona con la cosa de un modo mediato, por medio del siervo; el siervo, como autoconciencia en general, se relaciona también de un modo negativo con la cosa y la supera; pero, al mismo tiempo, la cosa es para él algo independiente, por lo cual no puede consumar su destrucción por medio su negación, sino que se limita a transformarla…” (Hegel, 1973:118).
Por el contrario, para el señor, a través de la mediación, la relación inmediatamente se convierte en pura negación de la cosa o en el goce; es el señor quien alcanza su disfrute en su relación dialéctica con el siervo mediado por la cosa, por el objeto creado por éste.
El proceso lógico es: trabajo anulación del hombre-el obrero, anulado hasta la muerte la objetivación perdida del objeto: el obrero es despojado de los objetos indispensables de la vida, de los objetos del trabajo apropiación del objeto la enajenación.
Todo lo cual indica que a mayor producción, el obrero posee menos y es mayor su dependencia del producto, esto es del capital, propiedad absoluto del capitalista.
“Hasta tal punto-dice Marx-se convierte la apropiación del objeto en enajenación, que cuanto más objeto produce el obrero menos puede poseer y más cae bajo la Férula de su propio producto, del capital.” (Marx, 1968:75).
En el proceso productivo “a medida que valoriza el mundo de las cosas se desvaloriza, en razón directa, el mundo de los hombres. El trabajo no produce solamente mercancías; se produce también a sí mismo y produce al obrero como una mercancía…” (Idem).
Marx deja claro que: “… el objeto producido por el trabajo, se enfrenta a él como algo externo, como un poder independiente del productor… la realización del trabajo es su objetivación. Esta realización del trabajo como estado económico se manifiesta como la privación de realidad del obrero, la objetivación como perdida y esclavización del objeto, la apropiación como extrañamiento, como enajenación”. (Idem).
La realización del trabajo, la objetivación, conduce a la anulación del hombre; “… el obrero se ve anulado hasta la muerte por hambre…”(Idem).
La objetivación, la realización del trabajo, en el sentido de Marx, conduce a la pérdida del producto del trabajo y a la anulación del obrero como ser humano real-concreto: “La objetivación se revela hasta tal punto como pérdida del objeto, que al obrero se le despoja de los objetos más indispensables, no solo de la vida, sino también de los objetos del trabajo”. (Idem).
En este proceso de objetivación, el mismo trabajo que fuera del control del obrero, ya queda sujeto a la demanda del mercado laboral… y sujeto” a las interrupciones más irregulares”. (Idem).
Marx destaca que estas consecuencias son el resultados de “que el obrero se comporta hacia el producto de su trabajo como hacia un objeto ajeno…”. (Idem).
En la misma proporción que aumenta el trabajo del obrero y su producto, disminuyen sus posibilidades de sobrevivencia y cada vez es más pobres en su mundo exterior e interior. Destaca Marx este hecho con una analogía tomada de la religión: “…cuanto más pone el hombre en Dios, menos tiene de sí mismo…”. (Idem).
De manera que: “El obrero deposita su vida en el objeto: pero, una vez creado éste, el obrero ya no se pertenece a sí mismo, sino que pertenece al objeto. Por tanto, cuanto mayor sea esta actividad, más carente de objeto será el obrero… cuanto mayor sea este producto menos será él mismo”. (Idem: 76).
De manera concreta ¿Qué significa la enajenación del obrero en el sentido que Marx lo expresa? Y ¿Cuál es el valor ontológico y sociológico de este concepto?.
Para Marx “La enajenación del obrero en su producto no sólo significa que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia externa, sino que esta existencia se halla fuera de él, es independiente de él y ajena a él y representa frente a él un poder propio y sustantivo, que la vida que el obrero ha infundido al objeto se enfrenta a él como algo extraño y hostil”. (Idem).
La enajenación del trabajo mismo, presenta al obrero como siervo doble de su objeto: a) en cuanto a la adquisición de su objeto de trabajo; b) en cuanto a la adquisición de medios de sustentos. Esto es, la posibilidad de existir como obrero y la posibilidad de existir como sujeto físico. En consecuencia, el sujeto físico sólo puede mantenerse como tal, como obrero, y sólo puede ser obrero como sujeto físico.
Estamos frente a una circularidad del proceso: trabajo-existencia-trabajo. Circularidad reveladora de la existencia del obrero como ser viviente y como ser social, histórico-concreto, que actúa en una relaciones sociales de producción. Concepto que Marx madurará y desarrollará en obras posteriores y que será el núcleo de su pensamiento filosófico (ontológico)-sociológico, desde los Manuscritos hasta El Capital.
Para Marx en el marco de “… las leyes económicas, la enajenación del obrero en su objeto se expresa en que cuanto más produce el obrero menos puede consumir, menos dignidad tiene él, cuanto más modelado su producto más deforme es el obrero, cuanto más perfecto su objeto, más bárbaro es el trabajador, cuanto más poderoso es el trabajo más impotente el que lo realiza, cuanto más ingenioso el trabajo más embrutecido, más esclavo de la naturaleza es el obrero”. (Idem: 76-77).
Marx destaca el hecho de que la economía política esconde la esencia de la enajenación, ya que no considera la relación directa entre trabajo-producción: “la economía política esconde la enajenación contenida en la misma esencia del trabajo por el hecho de que no considera la relación entre el obrero (el trabajo) y la producción…” (Idem: 77). En consecuencia, para Marx la relación esencial del trabajo es “la relación entre el obrero y la producción.” (Idem: 77).
El primer aspecto de la enajenación del obrero, es el de la relación con los productos de su trabajo. (La enajenación como resultado). El segundo aspecto de la enajenación del obrero, es el acto de producción misma (la enajenación en la misma actividad productiva); se pregunta Marx. “ ¿Cómo podría el obrero enfrentarse al producto de su actividad como algo extraño, si no se enajena a si mismo ya en el acto de la producción?”.
“La enajenación del objeto del trabajo resume simplemente la enajenación, el extrañamiento inherente a la actividad del trabajo mismo.” (Idem: 78).
La enajenación implica un proceso de auto enajenación en relación con:
- a) el objeto,
- b) el objeto de la producción,
- c) el de ambos y consigo mismo; y
- d) la naturaleza.
En ese sentido, “La enajenación es también-dice Marx-un medio práctico”. (Idem 84).
“Al convertir su propia privación de realidad, en su castigo, y su propio producto en su perdida, en un producto que no le pertenece, engendra con ello la dominación de quien no produce sobre la producción y el producto. Al enajenarse su propia actividad, hace que el otro, el extraño, se apropie la actividad ajena.” (Idem: 84-85).
Aclara Marx que hasta este punto solo ha enfocado la relación desde el obrero; luego promete examinar la cuestión desde el no obrero, el capitalista.
Marx en su análisis, reitera la relación del obrero con el capitalista como una consecuencia del trabajo enajenado, alienado; y asímismo reitera el origen de la propiedad privada en dicha relación: “Como vemos, mediante el trabajo alienado, engendra el obrero la relación con este trabajo de un hombre ajeno a él y situado al margen de él. La relación entre el obrero y el trabajo engendra la relación entre el trabajo y el capitalista…”(Idem: 85 ). En consecuencia, “la propiedad privada es, pues el producto, el resultado, la consecuencia necesaria del trabajo enajenado de la relación externa del obrero con la naturaleza y consigo mismo”(Idem: 85 ).
Todo lo cual, conduce a la enajenación del hombre como ser general. Enajenación que es preciso analizarla hoy, en el contexto del capitalismo global, donde la relación trabajo-capital, ha adquirido dimensión universal, para el globo terráqueo; y, además, ha tomado otras formas y dimensiones, con los cambios científicos, tecnológicos y de relaciones de poder. Características que Marx no podía predecir desde su contexto histórico del capitalismo industrial de mediado del siglo XIX.
Marx deriva, a través de su análisis económico-filosófico, la propiedad privada del concepto de trabajo enajenado. “La propiedad privada-dice Marx-se deriva, pues, por análisis del concepto de trabajo enajenado, del trabajo extraño, de vida extraña, del hombre extrañado”. (Idem).
Para Marx la economía política tiene como centro de su objeto de estudio, la propiedad privada y el trabajo; estas dimensiones determinan el salario en la producción capitalista. En un proceso que implica trabajo enajenado-objeto del trabajo; es igual a mercancías. En este proceso el salario es instrumento del trabajo.
La relación es: trabajo-salario. En una dialéctica: trabajo-salario -propiedad privada.
De las categorías trabajo enajenado y propiedad privada, desprende Marx todas las demás categorías de la economía política.
Es importante destacar el esfuerzo analítico-dialéctico de Marx, a fin de develar la esencia de la propiedad privada, la cual en las relaciones capitalistas de producción, se ocultan bajo su apariencia como algo exterior al hombre: “… en efecto cuando se habla de propiedad privada se cree estar frente a algo exterior al hombre”. (Idem: 87).
De manera que la esencia de la propiedad privada está en el trabajo enajenado, que implica: 1er apropiación como extrañamiento, enajenación, 2do. enajenación como apropiación, como verdadera naturalización.
En general, para Marx hablar del trabajo, es hablar del hombre mismo; hablar de la propiedad privada, es hablar del trabajo enajenado; y hablar del trabajo enajenado, es hablar de la propiedad privada como su consecuencia.
El trabajo, según Marx, es el hombre mismo. El proceso de trabajo implica la esencia, reveladora del ser del hombre y, a la vez, las relaciones sociales de producción, las cuales en el propio proceso de producción capitalista, generan la enajenación, alineación y extrañamiento: 1er. Del hombre-obrero con respecto al producto de su trabajo; 2do. Del hombre-obrero con respecto al trabajo mismo; y 3ero. Hombre-obrero con respecto a su ser en general.
Referencias Bibliográficas:
–Hegel, G. F. (1973) Fenomenología del Espíritu. Fondo de cultura Económica, México, D.F.
–Marx, K. (1968) Manuscritos Económicos- Filosóficos del 1844. Ed. Grijalbo, México, D.F.