(2-6-17)
Los recorridos intelectuales y textuales de Max Henríquez Ureña invitan a una reflexión sobre los modos de expresión de la literatura y el viejo concepto de Espíritu de la época o Espíritu del tiempo de raíz goetheana. Al explorar la literatura europea desde un punto de vista abarcante de modelos verbales convertidos por la tradición moderna en obras maestras de la literatura universal, el mismo carácter de la Historia y la Poética se abren a un intercontacto propio de sus relaciones.
El abordaje de MHU en torno a la literatura italiana traduce a su vez el campo de conocimiento de la misma mediante su divulgación y explicación académico-liberal, ambas armadas de una inmensa información que el intelectual dominicano sintetiza desde la lección culta y comunicadora.
De ahí que el acercamiento de Max a la literatura italiana parte del conocimiento mismo de la lengua y la cultura conjuntamente. De donde la cosmovisión de la Romania y sus formas literarias reconoce poesía, historia y cultura en un mismo campo de producción y recepción expandidos en lenguas y dialectos itálicos, latinos y romances que propician toda una cultura marcada por su impronta lingüística, geográfica, artística y literaria.
Según MHU:
“En Sicilia, donde hubo antes dos grandes épocas de cultura, el mundo fantástico y voluptuoso oriental entró con los árabes; el mundo caballeresco germánico llegó con los normandos, que tan importante parte tomaron en la cruzada. Más que en ninguna parte de Italia, allí eran vivas las impresiones, recuerdos y sentimientos de aquella gran época, de Godofredo a Saladino: el canto de los trovadores, las novelas orientales, la Tabla Redonda. Con Federico II la Italia culta tenía su capital en Palermo. Sicilia era el centro de la cultura italiana”. (Vikd. Pp. 10-11, op. cit.)
En el Devulgarieloquentia Dante afirmaba que: Tuttiglisirittori si chiamavosicialiani (todos los escritores se llamaban sicilianos). MHU analiza los metros modelos estróficos y la rima. Los ejemplos que destaca Max, en italiano, son elocuentes y de fuentes fiables Estrofas de Rinaldo di Aquino, Dante Alighieri, MazzeoRicco, Jacopo da Lentini, Guido delle Colonial y otros, ayudaron a conformar núcleos de tradiciones verbales en la península itálica.
El cantar de poetas que ejemplifica MHU en su “Lección segunda” (Vid. pp. 12-14) pone en conocimiento un producto histórico-literario y cultural de innegable valor como poesía y canción, como nivel estrófico y suma de segmentos poéticos. Bajo las explicaciones del historiador italiano Francesco De Santis MHU refiere a ejemplos elocuentes de la lírica del siglo XVI cuando se pensó que la Rosa fresca era firmada por “Cielo dalCanno. Variantes: Celio, pero otro erudito halló Ciullo, diminutivo de Vicente, y de ahí vino el nombre Ciullod’Alcamo, que da Sanctis. Hoy se llama “el poeta de la Rosa fresca”, que se estima anónima”. (Ver, p. 14, op. cit.)
MHU da continuidad a su lectura de la literatura italiana y en la tercera lección entra en la poesía lírica de la Italia central. Nuestro autor parte del llamado “Canto erótico caballeresco en Sicilia” que según su apreciación”…no subsistirá después de terminar la dominación de los Hahenstaufen (1566). Pero ya se había extendico el uso de la lengua vulgar en la lírica y era la Toscana principalmente el nuevo centro”. (Vid. p. 15)
Max localiza la información sobre Guido d’Arezzo su canción sobre la batalla de Montaperti, y su poesía amorosa. Era Benedictino. Giuttoned’Arezzo no era sino un útil razonador en verso”. (Ibídem.)
Aclara Max que el himno de San Juan, en el siglo XI… El Himno no era de D’Arezzo, sino de Paulo Diácono, compuesto hacia 770. D’Arezzo lo adoptó como cuestión nemotécnica para el nombre de las notas”. (Ibídem.)
En efecto, MHU refiere su lectura-investigación a los movimientos literarios surgentes de la historia misma de la literatura italiana y sus regiones. Así, refiere Max que:
“De la Toscana el movimiento literario pasó a su vecina Bolonia. Se citan diálogos amorosos y canciones de CiaccoD’Aguillara (Florencia), sonetos de la Divina Sibillia (Florencia) y de BondieDietauti, madrigales de Alesso di Guido Donati. Hay más variedad de temas, pero se repiten los sicilianos, que vienen de la tradición provenzal: la Madonna es la amada, etc. La cultura acrecía en Florencia y Bolonia, con lecturas no sólo de los latinos sino también de los griegos (Artistóteles), y también Santo Tomás.” (Ver, pp. 15-16)
Al igual que algunos tratadistas e historiadores de la literatura italiana (Momigliano, De Sanctis, Sapegno, D’Avalle Arce y otros), Guido Guinicelli fue el padre de la literatura italiana. Según MHU: “Guinicelli era profesor en la Universidad de Bolonia. El vulgar se llamaba ya lengua materna. Guido mezcla conceptos, que quieren ser más profundos, al cantar trovadoresco que se sintetiza en versos como éste:
“Amore e cor gentil sono una cosa” (amor y corazón gentil son una cosa) (hay un soneto de Dante que toma éste como verso inicial). Su imaginación aprovecha efectos sacados de la astronomía, de la física, de los más bellos fenómenos de la naturaleza, etc.” (Ibídem.)
El respaldo histórico de Max se encuentra (ver referencia en texto) en Francesco de Sanctis y su Historia de la literatura italiana a quien resume a propósito de Guido Guinicelli: “la profundidad se vuelve sutileza, la imaginación se hace retórica cuando quiere exprimir sentimientos que no demuestra o prueba. Dante lo imitó y lo llamó padre suo”. (Ibídem)
El desarrollo de esta Lección tercera alcanza al místico italiano Jacopone da Todi o di Todi. Max observa que:
“Todi es ciudad de la provincia de Perusa, al centro de Italia. Es menos retórico y afectado, y su expresión es sincera y natural. Dice Sanctis que el “sentimiento religioso en su primitiva y nativa expresión, como se revela en las clases incultas, sin asomo de teología y de escolasticismo, lo lleva al misticismo y al éxtasis”. En comunión de espíritu con Dios, la virgen, los Santos y los Ángeles, les habla con toda familiaridad”. (Ibídem.)
La doxa crítica de MHU sobre la poesía de Jacoponedi Todi (o da Todi) se inscribe en su propia poética de la lectura, de tal manera que su visión de la literatura italiana resume datos y particularidades, a veces académicas, otras veces históricas e informativas, la mayoría de las veces textuales y citacionales, tal y como se puede observar en la lección citada.
Según MHU:
“Junto con Jacopone florece una literatura latina popular, animada del sentimiento religioso: allí Salve Regina, Ave María Stella, DiesIrae… y el drama de la vida de muchos santos escrito en forma apasionada. Y en lengua vulgar se hacían cantos y laudes. La poesía de Jacopone es lo contrario de la de los trovadores. En esa poesía trovadoresca, abstracta y convencional y uniforme, no se trasluce ninguna realidad. En Jacopone hay la realidad de lo natural, no estilizada por el arte…” (Op. cit. p. 17)
Max sintetiza bastante el contenido del poema y por lo mismo de la poética del místico Italiano que desde la historia misma de la poesía religiosa italiana sobresale toda una doxología a tono con el canto o el laude que caracteriza no solo su espesor verbal, sino también el lenguaje de creación que asume el poeta en texto y contexto.