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Padura y una novela para la historia

Written by Debate Plural

Delia Blanco (Hoy, 7-1-12)

Recientemente, al escritor cubano Leonardo Padura le ha sido otorgado el “Prix Carbet de la Caraïbe”, importante premio con más de 20 años de haber sido creado, teniendo entre sus ideólogos al intelectual martiniqueño Edouard Glissant, fallecido a principios de este año.

La novela con que el jurado del Premio Carbet del Caribe y del Tout Monde ha decidido honrar este año al cubano Eduardo Padura por el talento y la oportunidad en darle voz a una de las importantes ideologías del siglo veinte, no es para articular una crítica posterior y facilona, sino más bien para mostrar cómo constituyó sus luces y sus sombras una ideología que quiso imponerse en el sistema de pensamiento, o pensamiento del sistema, de crimen sin igual de la inteligencia, igual a todo crimen.

Padura trata el planteamiento de la relación que opone Stalin a Trotski en un ambiente humano y político llevado al seno de la Cuba de hoy, con las referencias a los fracasos más sensibles, y las realidades humanas más trágicas, remanentes e inmediatas, que enfrentan los seres humanos frente a la poética y a la ética de la libertad y de la espiritualidad en la creatividad.

La novela nos la presenta en el 2004, a la muerte de su mujer, donde Iván, aspirante a escritor y ahora responsable de un paupérrimo gabinete veterinario en La Habana, vuelve los ojos hacia un episodio de su vida, ocurrido en 1977, cuando conoció a un enigmático hombre que paseaba por una playa cubana en compañía de dos hermosos galgos rusos. Tras varios encuentros “El hombre que amaba a los perros”, (título del libro) comenzó a hacerlo depositario de unas singulares confidencias que van centrándose en la figura del asesino de Trotski, Ramón Mercader, de quien sabe detalles muy íntimos, y gracias a esas confidencias, Iván puede reconstruir las trayectorias vitales de Liev Davidovich Bronstein, también llamado Trotski, y de este Ramón Mercader, también conocido como Jacques Monard, y cómo se convierten en víctima y verdugo de uno de los crímenes más reveladores del siglo XX.

Desde el destierro impuesto por Stalin a Trotski en 1929 y el penoso periplo del exiliado, y desde la infancia de Mercader en la Barcelona burguesa, sus amores y pericias durante la Guerra Civil, o más adelante en Moscú y París, las vidas de ambos se entrelazan hasta confluir en Méjico. Ambas historias completan su sentido cuando sobre ellas proyecta Iván sus avatares vitales e intelectuales en la Cuba contemporánea y su destructiva relación con el hombre que amaba los perros.

Leer la novela ganadora del premio Carbet del Caribe, narrada por Leonardo Padura nos transporta a importantes momentos de la Revolución Bolchevique, a personajes como León Trotski, su esposa, hijos, su nieto Liova, Diego Rivera, Frida Kahlo, y tantos otros quienes ganaron un gran espacio en la historia, como también lo fue el asesino de Trotsky, Ramón Mercader, nombre de pila catalán, o mejor conocido por otros seudónimos como el del francés Jacques Monard.

Según Padura, esta novela comenzó a escribirla en el mes de octubre de 1989, con la casi caída del Muro de Berlín. Este escritor hace su primer viaje a Méjico, DF, e inmediatamente se dirige a Coyoacán, lugar de acogida que le dieran el matrimonio Diego Rivera y Frida Kahlo, a él y a su esposa, luego del asesinato en Europa de sus hijos, y de un larguísimo periplo como exiliado. En este suburbio mejicano, donde luego de la Casa Azúl, de los Rivera-Kahlo, por circunstancias crueles como fue la vida de Trotski, decide adquirir una propiedad, hoy museo, donde muere Trotski, vilmente asesinado, y en la que queda muy conmovido Padura al recorrer el espacio, el ambiente en el cual vivió el dirigente bolchevique. Le produjo emociones muy fuertes recorrer el museo, o más bien, el monumento a la zozobra, el miedo y la victoria del odio desde la llegada de la familia rusa. Empezó libreta en mano a escribir la espeluznante vida de este gigante.

El asesinato de Trotski fue uno de los actos más perversos de la historia política contemporánea, pero a la vez, logró desnudar y reflexionar sobre la perversión de la gran utopía del siglo XX; ese proceso en que tantas generaciones e incluyo la mía, invirtieron sus esperanzas de “un mundo nuevo”, del “hombre nuevo”, y de la reinvención de la historia desde una perspectiva marxista, en el que volaron nuestros sueños y la vida de muchos y muchas que lucharon por ese ideal.

“La certeza de que la vida puede ser el peor infierno,

y de que con aquel descenso se esfumaban para siempre

todos los lastres de este mundo, del miedo y del dolor, me invadió como un alivio mezquino…”

Leonardo Padura se enfrenta a esa fracasada concepción de la Historia, y de los siglos XX y XXI, y ya enterrada la URSS, utiliza la historia del asesinato de Trotski para reflexionar sobre toda la perversión de la época, y logra un trabajo limpio y muy apegado a la verdad y a la justicia que narra su novela en todos los episodios y la cronología del cruel asesinato; nos retrotrae y escudriña cuidadosamente logrando episodios –que aunque novelescos- únicos e inéditos, organizados de acuerdo con las libertades y exigencias de la ficción.

En definitiva, Leonardo Padura Fuentes, se mete y sumerge en esta historia, la que percibo mantuvo entre sus dedos y su cerebro por mucho tiempo, y se lanza a honrar y hacer justicia a un pro-hombre del siglo XX: León Trotski.

El arte de escritura de Padura consiste en la limpieza de un estilo directo, eficiente y sobrio, donde el conocimiento y la investigación superan al estilo y al efecto, es una escritura pensada y muy trabajada, envuelta en la sinceridad para lograr una auténtica comunicación con los lectores, manifiesto de una gran generosidad de un autor con talento y prudencia que se mete en la Historia para sacarle la mejor y mayor enseñanza de sabiduría y reflexión. Es una obra medida palabra por palabra, se siente en el autor el pudor y la responsabilidad de meterse en las ilusiones y los desencantos del tiroteo ideológico que marcó el siglo veinte, en las filas del materialismo dialéctico, reinterpretado por Stalin y Trotzki, ambos hijos de Lenin.

Pero, en el fondo, se trata de la historia de una perversión de la inteligencia humana, de un drama bajo los focos de la Historia, de una tragedia muy “sheaksperiana”, que Padura conduce con su prosa de eficiente investigador para hacernos una bella historia de amor, locura y muerte…

Logró exquisitas soluciones literarias, ajustando la puntuación y las perspectivas narrativas con visiones históricas y filosóficas convertidas en una gran novela que hace actualmente de Padura uno de los mayores novelistas de lengua castellana del presente y con mucho futuro, que tiene mucho que darnos y con exquisito sentido biográfico e histórico.

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