Economia Internacionales

Por qué los embargos comerciales resultan contraproducentes

Written by Debate Plural

Misión Verdad (11-5-23)

 

En 1806 el emperador francés Napoleón Bonaparte implementó uno de los asedios comerciales más importantes de la historia europea, conocido como el «Bloqueo continental«, cuya causa subyacente fue un conflicto económico entre Francia y Gran Bretaña. Antes, en 1793, Gran Bretaña —que estaba en guerra contra Francia— impuso un bloqueo naval a las ciudades portuarias de este país.

Entonces, el 21 de noviembre de 1806 Napoleón anunció en Berlín el «Bloqueo continental» con el que prohibía a los Estados europeos bajo el dominio francés —Prusia, Holanda, España, Austria y partes de Italia— participar en «todo comercio y correspondencia con las islas británicas». Como resultado, a los barcos ingleses o sus colonias se les impidió atracar en ninguno de los puertos de estos países.

Este hecho eventualmente involucró casi todo el continente europeo y Londres respondió con contrabloqueos. El contrabando se descontroló y, tras eso, las potencias europeas hicieron retroceder gradualmente las tropas de Napoleón hasta lograr el levanamiento del «Bloqueo Continental» a principios de 1813. Los británicos resultaron victoriosos tras desviar la mayoría de su comercio a América del norte.

«SANCIONES DEL INFIERNO»

Actualmente se están produciendo cambios tectónicos, similares a otros del pasado, en la mayoría de los continentes. Rusia ha sido aislada por Occidente colectivamente a través de sus «sanciones del infierno«, y ha cambiado su comercio en dirección este-sureste, al igual que los británicos se movieron de oeste a noroeste hace más de 200 años.

Como siempre, los contrabandistas acompañan las guerras comerciales, lo que fue evidente en los esfuerzos de sanciones contra Irak y Serbia. La historia es el mayor testigo: Ya sean «nuevos ricos» alemanes de 1920 o los balcánicos de la década de 1990, las poblaciones del área siempre logran beneficiarse de las «sanciones» y los bloqueos.

Cuando se impusieron las primeras presiones significativas sobre Rusia tras la crisis de Crimea de 2014 Moscú respondió con numerosas contrasanciones, particularmente en la agricultura.

Como resultado, las exportaciones de alimentos de la Unión Europea (UE) a Rusia disminuyeron rápidamente, mientras que la producción nacional de manzanas y vino en el país eslavo comenzó a florecer. Los manzanos rusos tienen una historia literaria que se remonta a siglos atrás, y las «sanciones» dejaron muy claro que no había necesidad de que las manzanas austríacas viajaran a Rusia. Desde entonces, los rusos se han convertido en orgullosos bebedores de vino y consumen uvas de sus propios viñedos.

La historia se repite: Cuando el «Bloqueo Continental» de Napoleón aisló grandes partes de Europa del comercio de bienes coloniales ingleses, como la popular caña de azúcar del Caribe, esto simplemente impulsó la producción de azúcar de remolacha, la cual fue convenientemente promovida por la legislación favorable al azúcar de remolacha de Napoleón.

GUERRAS COMERCIALES E INNOVACIÓN

La palabra alemana «ersatz» (sucedáneo) es un término usado hoy en día en francés, y su significado refleja el enfoque alemán de sustituir un bien por otro basándose en la ciencia y en la innovación en lugar de en las materias primas.

Esta perspectiva se puso a prueba durante guerras pasadas cuando Alemania carecía de colonias y tenía que depender de materiales sucedáneos. Hoy, ese proceder se ha desplazado a la localización de proveedores de energía sucedáneos para remplazar el petróleo y gas rusos durante la guerra comercial más reciente entre Europa y Estados Unidos contra Rusia

Las guerras comerciales desencadenan inevitablemente la innovación y la creatividad, como se ve en el caso de China. La represión de la administración Biden sobre las exportaciones de tecnología avanzada no ha dado los resultados deseados ya que China ha logrado un progreso significativo con las armas hipersónicas y las nanotecnologías, cuyo valor hoy representa alrededor de 55% de las patentes globales registradas, más del doble que las de Estados Unidos.

Si bien Washington continúa esperando que los controles de exportación puedan actuar como una herramienta estratégica para imponer costos a los adversarios, en muchos casos es todo lo contrario. Las empresas chinas simplemente están reemplazando la tecnología que se les ha prohibido con sus propios logros técnicos nacionales.

LIMITACIONES Y LAGUNAS

Aunque las «sanciones» rara vez funcionan según lo previsto, el uso por parte de Occidente de las monedas, los servicios de finanzas y los costos de los seguros a modo de arma continúa creciendo sin cesar, y la UE ahora propone su undécimo paquete de medidas punitivas contra Rusia.

Con cada resolución de «sanciones», las lagunas y la elusión siguen siendo un problema, lo que invariablemente conduce a la mejora constante de nuevas presiones. A pesar de la extrema beligerancia de Washington en este frente, muchas empresas estadounidenses han permanecido en Rusia para cubrir sus apuestas y observar el mercado local, incluidos servicios analíticos como Platts, que proporcionan datos sobre el mercado energético.

British Petroleum sigue siendo accionista del gigante energético ruso Rosneft —aunque sin ejercer su voto— y las piezas de repuesto para automóviles alemanes en Rusia todavía se comercializan a través de terceros. Como se vio en la reciente visita a Moscú del nuevo ministro de defensa de China, Li Shangfu, para reunirse con el presidente ruso Vladímir Putin, las «sanciones» a menudo son un búmeran para quienes las crean. En este caso lograron unir a los dos mayores adversarios de Estados Unidos en una alianza efectiva.

Los economistas Patricia y Lawrence Adams escribieron recientemente un artículo para American Thinker en el que definen las amplias sanciones de Occidente contra Rusia como «el error de cálculo más monumental de la historia moderna».

El Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó sustancialmente su pronóstico para la economía rusa por tercera vez consecutiva; a pesar de la coerción y otra serie de otros «castigos» occidentales, se espera que Rusia experimente un crecimiento positivo tanto en 2023 como en 2024. Además, una tendencia mundial sin precedentes hacia las desdolarización está teniendo un impacto significativo en el comercio de energía que se ha realizado durante mucho tiempo en el petrodólar, con ramificaciones geopolíticas por todo Occidente, Asia y más allá.

En cambio, el petro-yuan está apareciendo gradualmente, como se vio este año con la venta por parte de la multinacional francesa TotalEnergies de un cargamento de gas natural licuado (GNL) emiratí a China National Offshore Oil Corp, con el pago liquidado en yuanes a través de la Bolsa de Petróleo y Gas Natural de Shanghái (SHPGX, por sus siglas en inglés).

Cuando Estados Unidos y sus aliados impidieron a la mayoría de los bancos rusos el acceso al sistema de mensajería financiera mundial con sede en Bélgica, Swift, y congelaron unos 300 mil millones de dólares en reservas de divisas rusas, todos los gobiernos desde Riad hasta Beijing entendieron que tales «sanciones» pueden aplicarse contra ellos de la misma forma.

DESDOLARIZACIÓN Y GUERRA

Esta comprensión ha llevado a muchos países a tomar medidas para disminuir su vulnerabilidad ante las «sanciones», entre las que destaca la creación de una nueva infraestructura financiera fuera del control estadounidense que ha emprendido China, la cual va acompañada de presiones hacia los proveedores de productos básicos para que eviten el dólar. El establecimiento de un banco Brics que haga contrapeso al FMI es apenas un paso más en esa dirección.

Aun queda por ver si Estados Unidos verá la desdolarización como una humillación nacional y como otro pretexto más para ir a la guerra —financiera—. Pero lo que es seguro es que las «sanciones» no funcionan, con la rara excepción de aquellas impuestas contra la segregación en Sudáfrica el siglo pasado, aunque quizás porque fueron genuinamente implementadas como un curso de acción global acordado universalmente.

Las «sanciones» occidentales, por el contrario, son un instrumento de coerción específico utilizado solo por un puñado de Estados para forzar un «cambio de comportamiento» en adversarios específicos: Irak, Serbia, Irán y Venezuela, por ejemplo.

IRÁN COMO EJEMPLO

La República Islámica de Irán tiene experiencia lidiando con la coerción financiera occidental. Es el país más «sancionado» del mundo con más de 4 mil decretos —hasta que el conflicto armado ruso-ucraniano en 2022 se convirtiera en el centro de atención—. A pesar del régimen opresivo de los castigos económicos occidentales, Irán ha logrado un progreso innegable tanto en el campo militar como en el científico y ha establecido hitos de autosuficiencia en sectores vitales de su economía.

En lugar de reducir la huella militar y tecnológica de Irán para ajustarse a las demandas occidentales, las «sanciones» de Estados Unidos y la UE solo han alentado a los iraníes a profundizar su programa nuclear pacífico y desarrollar rápidamente capacidades de misiles balísticos autóctonos, hoy considerados como los más avanzados en Asia Occidental y África del norte. Además el país ha hecho grandes avances en la producción nacional de otros equipos militares sofisticados, como tanques submarinos y drones.

Y no acaba allí, Irán también logró progresos significativos en su producción de investigación y desarrollo científico que lo llevaron a ocupar el primer lugar en Asia occidental y el decimoquinto en el mundo en artículos de revistas científicas y técnicas. Este progreso se extiende desde la biotecnología hasta la nanotecnología —rubro en el que Irán es una de las seis naciones que establece estándares industriales—, hasta la ingeniería aeroespacial.

Sin importar el impacto negativo que las «sanciones» han ejercido sobre la economía iraní, se evidencia que han sido un factor clave para impulsar sus monumentales avances tecnológicos y científicos del país y han hecho que este pueblo se haya convertido, en general, en más autosuficiente y menos dependiente de las importaciones extranjeras.

En resumen, el enfoque actual de la diplomacia «coercitiva» occidental es dramáticamente inadecuado cuando se trata de confrontar grandes potencias como Rusia y China, naciones que operan en un nivel completamente diferente al de los objetivos tradicionales de las «sanciones» occidentales. La verdadera diplomacia se basa en el respeto mutuo por la soberanía y la no injerencia en los asuntos internos, como se describe en la Carta de la ONU.

Ahora nos enfrentamos con un momento de gran incertidumbre, acelerado por el conflicto en Ucrania, donde solo se han acelerado situaciones que ya venían en marcha durante muchos años. Estos cambios sísmicos implican un reinicio generalizado de las interacciones globales, desde nuevas rutas comerciales y monedas alternativas hasta el dominio creciente de diferentes idiomas y culturas. Y las «sanciones del infierno» han jugado un papel importante en impulsar esta subversión.

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