Emilia Pereyra (Diario Libre, 19-2-19)
La dominación haitiana, ocurrida en el 1822, fue un suceso que estremeció a la pequeña población de la parte este, la cual se sintió avasallada con la irrupción de un ejército de 12,000 hombres, encabezado por Jean Pierre Boyer, decidido a unificar la isla de Santo Domingo.
Las tropas entraron al territorio de habla española, bajo la supervisión del general Guy Joseph Bonnet, que dividió la milicia en dos columnas: una para atravesar el sur, encabezada por él mismo, y otra para recorrer el norte.
Entonces, la población sumaba unas 120,000 personas y contaba con escasas tropas. En cambio, Haití tenía alrededor de 600,000 habitantes y un ejército numeroso y experimentado.
Boyer y sus huestes ingresaron a Santo Domingo a las 7:00 de la mañana del 9 de febrero de 1822 y miembros del ayuntamiento esperaban en la Puerta del Conde para acompañarles a la sala municipal, donde se le rindieron honores.
José Núñez de Cáceres, quien estaba al frente de la municipalidad, le entregó al gobernante las llaves de la ciudad.
Sobre ese suceso, en su obra “Vicisitudes de la Lengua Española en Santo Domingo”, el historiador Emilio Rodríguez Demorizi contó que, sin embargo, Núñez de Cáceres en el mismo acto le advirtió al jefe haitiano que la diversidad de lenguaje entre los dos pueblos y las diferentes costumbres creaban “un muro de separación tan natural como insuperable”.
Independencia efímera
El 30 de noviembre de 1821 fue declarado el Estado Independiente del Haití Español, encabezado por Núñez de Cáceres, y poco después llegaron los agentes de Boyer a Santo Domingo, para determinar si existían condiciones para que se produjera la ocupación.
En diciembre de 1821 el partido prohaitiano logró que Santiago y Puerto Plata se pronunciaran a favor de la unificación con Haití y en enero de 1822 también hicieron parecida petición residentes en Cotuí, La Vega, Azua, San Juan y Neiba.
En una carta, Boyer le comunicó a Núñez de Cáceres: “… Yo voy a hacer la visita de toda la parte este con fuerzas imponentes, no como conquistador (no quiera Dios que este título se me acerque jamás a mi pensamiento) sino como pacificador y conciliador de todos los intereses en armonía con las leyes del Estado”.
Luego, el 19 de enero de 1822, Núñez de Cáceres le expresó a Boyer, en una comunicación, que había leído su mensaje a los jefes militares y a la municipalidad y que habían acordado todos, unánimemente, colocarse bajo la protección de las leyes de la República de Haití.