Emilia Pereyra (Diario Libre, 21-2-19)
La sociedad secreta La Trinitaria, formada por Juan Pablo Duarte, padre de la patria dominicana, desarrolló la resistencia más decidida que logró vencer la dominación haitiana, en la franja Este de la isla de Santo Domingo en la primera mitad del siglo XIX.
Un grupo de jóvenes, liderados por Duarte, se reunió el 16 de julio de 1838 para formar la sociedad secreta La Trinitaria, cuya misión era organizar la lucha que culminó con la proclamación de la independencia dominicana en el 1844.
En ese movimiento, el joven Duarte concentró a una parte de la juventud, que representaba a la población perjudicada por las medidas tomada por el gobierno haitiano, encabezado por Jean Pierre Boyer.
Los nueve fundadores estaban divididos en tres grupos. Eran Juan Pablo Duarte, Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Félix María Ruiz, José María Serra de Castro, Juan Nepomuceno Ravelo, Benito González, Jacinto de la Concha y Felipe Alfau. Posteriormente se unieron al grupo Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella y Vicente Celestino Duarte.
Otras sociedades
Los trinitarios formaron otras sociedades, como la Filantrópica y La Dramática, para promover sus ideas libertarias. Siguiendo una práctica desarrollaba en América, utilizaron el teatro para difundir sus deseos de libertad y hacer denuncias.
De acuerdo a una carta enviada al arzobispo Fernando Arturo de Meriño el 29 de abril de 1883, el independentista José María Serra explicó que La Trinitaria y La Filantrópica fueron dos sociedades distintas: la primera era exclusivamente revolucionaria; la otra no”.
Liderazgo de Juan Pablo Duarte
El legado de Duarte resalta por su aporte al forjamiento de la nacionalidad dominicana y a la liberación del dominio haitiano.
El historiador Juan Daniel Balcácer considera que el patricio “es un singular ejemplo de devoción y entrega de la libertad” del pueblo, por los riesgos y peligros que afrontó en el decurso de esa lucha redentora; por los innumerables obstáculos que superó a lo largo del proceso independentista.
En la obra “Vicisitudes de Juan Pablo Duarte”, el ensayista resaltó el alto precio político y militar que el patriota pagó por no brindarse para que su liderazgo se convirtiera en fuente de discordia entre sus compatriotas, y “el injusto olvido al que fueron relegadas su vida y su obra pública, por virtud del caudillismo y el desmedido culto a la personalidad imperantes en la sociedad dominicana desde los tiempos de la Primera República Dominicana”.
A juicio de Balcácer, presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patria, el destierro fue el precio más alto que Duarte y su familia pagaron por su vertical posición nacionalista.
“Sin embargo, no fueron los haitianos quienes expatriaron al Padre de la Patria, sino un grupo de sus propios por quienes también luchó para que vivieran al amparo de régimen republicano y auténticamente democrático”, enfatizó.
El historiador expresó que “esa amargura debió tener un severo impacto en la psiquis del patricio y, probablemente, originó una profunda depresión que le indujo a mantenerse aislado del país durante cuatro lustros”.
La proclamación de la independencia dominicana se produjo sin la presencia física de Duarte del 27 de febrero de 1844, debido a que este tuvo que exiliarse para evitar ser apresado por el ejército haitiano.
Sin embargo, en el momento cumbre, cuando Francisco del Rosario Sánchez pronunció la expresión “Dios, patria y libertad”, los presentes recordaron al ideólogo de la separación al exclamar “¡Viva Juan Pablo Duarte!”.
De acuerdo al historiador José Chez Checo, Duarte “ha sido el dominicano más excelso que ha nacido en lo que hoy es República Dominicana”.
“Fue un visionario, un gran estratega, y un humanista cuyo gran valor esencial fue confiar en que los dominicanos eran capaces de constituirse en un estado libre, soberano e independiente, contrario a muchos otros que pregonaban que eso no era posible y que, por tanto, el país debía cobijarse bajo la sombra, ya en forma de protectorado ya de anexión, de países como Francia, España, Inglaterra o Estados Unidos”, escribió el autor en el libro “Duarte revisitado”.
Aunque varios grupos respaldaban la separación de Haití, no todos tenían la misma idea respecto a que la parte de habla española se mantuviera libre de toda potencia extranjera.
Pese a que el grupo boyerista no tenía la capacidad económica de los afrancesados ni el poder de convocatoria de los duartistas, fue clave para la proclamación de la independencia. Lo encabezaba Tomás Bobadilla y Briones, experimentado abogado, quien fue durante mucho tiempo funcionario del gobierno de Boyer y era amigo de Pedro Santana.
Cuando los dominicanos se movilizaban para independizarse, el gobierno de Boyer enfrentaba una crisis financiera y era firmemente combatido por la oposición. En el 1838, Boyer sufrió un intento de asesinato. Sus enemigos consiguieron que dejara la presidencia en el 1843, y se exiliara en Jamaica y luego en París. De modo que cuando fue proclamada la independencia le había sucedido el presidente Charles Hérard.