Internacionales

Washington frente a Moscú, Beijing y Caracas

Written by Debate Plural

Miguel Ángel Del Pozo (Aporrea, 22-3-22)

 

Los Estados Unidos de Norteamérica acompañados por sus «socios y aliados» ante la realidad sistémica del capitalismo global en lenta decadencia, paulatina e inevitable, ante el proceso natural tanto de la Historia como de la propia evolución del «ser social» como «ser creado», han tomado la decisión de tratar de rebelarse contra esa inevitabilidad histórica aun cuando se rechacen las tesis marxistas.

Las expansiones de la «vieja Europa» alcanzarían un «techo de crecimiento, desarrollo y presencia global» ante las propias realidades que se desarrollaban en el «nuevo continente» en su política de expansión hacia su conformación como «potencia mundial» para poder imponerse como el «nuevo hegemón» mundial a partir de su primer paso con la política de «Puertas Abiertas».

Pongamos la mesa. El camarada Joe Biden, anti-comunista militante y radical de derechas, ha asumido la responsabilidad de continuar con el objetivo de salvar al imperio norteamericano y al sistema capitalista en su actual fase decadente. La lógica histórica nos enseña que la guerra es siempre la solución a problemas de la evolución natural en el marco real de la «perfectibilidad histórica» lo que nos lleva a preguntarnos por qué, cómo y cuál son las bases históricas y actuales de la confrontación de los Estados Unidos de Norteamérica contra Rusia, China y Venezuela.

Lo inmediato anterior nos obliiga a reflexionar sobre cuándo fue que el imperio norteamericano comenzara su proceso de crisis y decadencia tanto a lo interno-nacional como en los escenarios internacionales; cuáles son las variables que, desde la visión de Washington, han convertido a Moscú, Beijing y Venezuela en obligantes enemigos geopolíticos en dos variables fundamentales: materias primas y desarrollo económico-financiero y social.

Regresamos a la guerra a través de la industria militar por su impacto en la economía y la política en Washington como en los estados de la federación donde tiene fundamental importancia por su impacto socio-económico que incide, directamente, en las elecciones locales tanto de gobernadores como de representantes y senadores como en las decisiones políticas enn el Legislativo. Es decir, no es defender a Ucrania el objetivo de Biden sino desarrollar un escenario de guerra localizada con fuerte impacto positivo en y para dicha industria referida como en su correlación y efecto con y el Poder global. ¿Es repetible ese escenario en Taiwan?

La primera lección que ha surgido del «escenario Ucrania» es la debilidad energética de los Estados Unidos de Norteamérica siendo la segunda lección aprendida es la importancia geoestratégica del continente americano ante la nueva realidad de la geopolítica mundial en su actual desarrollo. Es decir, es un regreso a la histórica frase: «América para los americanos», por tanto, a la «Doctrina Monroe». En última instancia, el capitalismo norteamericano trata de regresar hacia el siglo XIX.

Tratar de alcanzar un control sobre la Rusia europea, como un todo geográfico, independiente de las bases históricas sobre las cuales se sustente ese objetivo imperial, es una añoranza occidental de muy improbable éxito porque el sistema sobre el cual se sostiene el imperio norteamericano acompañado obligadamente por sus «socios y aliados» se encuentra en su proceso de sustitución sistémico en considerando un análisis estrictamente socio-político sin entrar a considerar, en este texto, el impacto de la teología dogmática.

El caso de China tiene sus propios matices que van desde las profundas diferencias en los procesos históricos asumiendo los 5 mil años de Historia frente a los escasos siglos del capitalismo occidental como las realidades histórico-antropológicas existentes. Es decir, negar las objetivas realidades socio-históricas de Taiwan ante las influencias políticas de Baviera y del liberalismo norteamericano es negar las realidades que permitieron al pueblo de Vietnam derrotar a la sicología norteamericana.

En ese contexto Washington nos despertó enviando una delegación de alto nivel a Miraflores. Comentemos. Metodológicamente es evidente que, en privado, se han debido realizar consultas previas; seguidamente se ha debido discutir en referencia al nivel de los representantes de Biden quienes conformaron la delegación norteamericana; es de toda lógica que los temas propuestos por Washington se han debido conversar, previamente, a la conformación de la Agenda; seguramente durante la conversación, diplomática, como bien lo puntualizó, públicamente, el Presidente constitucional, Nicolás Maduro Moros, la delegación norteamericana habrá «mencionado» otros temas ajenos a la agenda acordada, es algo normal; a pesar del secretismo de los temas tratados en considerando el nivel y la importancia de la visita, el tema energético, posiblemente, estaría sobre la mesa; por último, recordemos que el Canciller, Felix Plasencia, expresó, con énfasis:

«…Bueno, si aceptan que el único y legítimo Gobierno de Venezuela es el que lidera el presidente Nicolás Maduro, bienvenidas las empresas petroleras estadounidenses y europeas…» (https://elpais.com/internacional/2022-03-12/venezuela-recalca-la-necesidad-de-reconocer-a-maduro-como-presidente-para-retomar-los-intercambios-petroleros-con-ee-uu.html).

¿Se está conformando una nueva geopolítica mundial? ¿Se están definiendo tres áreas geográficas de influencia que llevarían a un nuevo mundo equilibrado? ¿Significa que se salva el sistema capitalista? Por último ¿cuál es el nuevo rol de Venezuela?

UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.

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