Por: Juan Francisco Viloria
El discurso clásico dominicano es el discurso del precapitalismo. La ideología dominante dominicana se constituyó como ideología precapitalista, esto es, como cosmovisión de la conciencia nacional.
El pensamiento tradicional dominicano se caracteriza por tensión, negación y espacio del capitalismo. Es apertura y obstrucción a la modernidad del capitalismo.
La ideología precapitalista se presenta como síntesis de lo nacional, lo dominicano, y como discurso que explica una singularidad intransferible, la “dominicanidad”.
La convivencia de relaciones precapitalistas y capitalistas en contextos históricos similares es peculiar en las sociedades latinoamericanas en general y en la dominicana en particular.
“Los modos de convivencia han sido también modos de convivencias ideológicas”. Por ejemplo, el positivismo hostosiano fue la racionalización ideológica de una sonada sociedad capitalista moderna a partir de las últimas tres décadas del siglo XIX.
La conciencia nacional es el punto de referencia y la raíz del discurso clásico dominicano. Su origen histórico es el Tratado de Basilea de 1795 y su momento de solidificación es la guerra de restauración frente al colonialismo español, 1863-1865, y el gobierno de los seis años de Báez (1873), con el intento de anexionar la República Dominicana a los Estados Unidos de Norteamérica.
Los dominicanos nos vimos condenados, después de Basilea, a la afirmación de la identidad nacional expresada en el origen de la nacionalidad.
A partir de las últimas décadas del siglo XIX y, durante el siglo XX, en el pensamiento dominicano se desarrolla una línea de ideas conservadoras en torno a lo nacional, a la dominicanidad, que ha sido denominada “pesimismo dominicano”.
Esta corriente del pensamiento social conservador dominicano tiene como máximos expositores a José Ramón López, Américo Lugo, Francisco Moscoso Puello, Manuel Arturo Pena Batlle, Joaquín Balaguer y otros pensadores de las elites urbanas del país. Estos pensadores conservadores quedan enmarcados en lo que Antonio Gramsci ha denominado intelectuales orgánicos del poder. El pesimismo ideológico de las elites intelectuales dominantes dominicanas conduce a la conclusión de “la supuesta incapacidad de los dominicanos para subsistir como nación, formar un Estado y dirigir sus destinos.” Esta tesis se le debe al historiador y ensayista Américo Lugo, quien la sostuvo en su ensayo “El Estado Dominicano Ante al Derecho Público”.
Para Federico Henríquez Grateraux “el pesimismo dominicano es asunto de larga historia y de gran interés sociológico… José Ramón López, Américo Lugo, Francisco y Federico Henríquez y Carvajal, Moscoso Puello, Juan Bosch, son nombres ilustres en ese campo terrible del pesimismo por el cual cada generación dominicana ha tenido que pasar… No hay dominicano que no tenga lugar con el”. Como se ve, el autor citado generaliza la tesis del pesimismo como una característica del pensamiento dominicano, sin hacer distinción entre pensadores conservadores y liberales e incluso de diferencias entre generaciones y clases sociales. Tampoco identifica un pensamiento sociopolítico crítico como el de Bonó, Jiménes Grullón, Bosch y las ideas revolucionarias y de liberación nacional de la izquierda dominicana. Entre las razones históricas que sustenta el denominado “pesimismo dominicano”, se presentan las siguientes:
- Ruina de los modelos económicos.
- Pobreza de las poblaciones rural y urbana.
- Despoblaciones del oeste del país.
- Tratados internacionales de cesión del territorio nacional.
- Luchas civiles caudillistas.
- Epidemias y ciclones.
- Orígenes étnicos indígena y africano.
Expuestos los fundamentos de la ideología conservadora, que sustenta la tesis del llamado “pesimismo dominicano, concluimos que:
- El llamado “pesimismo dominicano” es un producto intelectual ideológico de las elites urbanas conservadoras del país, las cuales han estado conformadas por intelectuales orgánicos al servicio del poder, en el sentido gramsciano y de los sectores oligárquicos.
- El llamado “pesimismo dominicano” es una tesis psicologista generalizadora, resultado de los prejuicios y especulaciones ideológicas de los intelectuales orgánicos conservadores.
- El pueblo dominicano no es ni puede ser pesimista en sentido general, la especificidad de su pensamiento es un producto histórico-social concreto, que se ha conformado a lo largo del proceso de desarrollo histórico, económico, político y cultural, como premisa y fundamento de la identidad del ser dominicano.