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“La fiebre no está en la sábana constitucional”

Dos o tres días antes del 16 de agosto de este año se levantó el avispero acerca de una posible reforma constitucional en el introito del gobierno de Abinader.

Fue un intento de debate que murió en la frustración de sus impulsores!
Recuerdo que hablé en una declaración pública de la extemporaneidad e intempestividad del frustrado debate.
Luis Abinader, presidente electo en ese momento, produjo una declaración en la que planteó lo siguiente: “La fiebre no está en la sábana constitucional”

Tres meses después de la asunción al poder por parte de Luis Abinader, veo que está asumiendo de manera sorpresiva e inesperada la propuesta de una reforma constitucional en la última alocución dirigida al país la semana pasada.

En el discurso dirigido al país el miércoles 9 se abordaron temas importantes que de ejecutarse redundarían en beneficio del fortalecimiento de las instituciones y de la democracia.

El gabinete para velar por la transparencia del gasto público es una gran iniciativa. Esa es una iniciativa importante y ojalá que se logre la transparencia del gasto público en este cuatrienio!

Lograr una modificación de la ley orgánica de la Cámara de Cuentas para hacerla más funcional es otro iniciativa que concita el interés público.

Lo mismo se puede decir de la iniciativa para modificar la ley de compras y contrataciones públicas para hacerla más actual y moderna, de tal manera que los funcionarios del gobierno no puedan ser al mismo tiempo suplidores del Estado, por ejemplo.

En fin, se trata de un esfuerzo loable del gobierno para transparentar la Administración Pública y reducir la corrupción en el gobierno.

¿Deben mezclarse los temas anteriores con el tema de una posible reforma constitucional?
Definitivamente no deben mezclarse, aparte de que en la presente coyuntura no hay condiciones para llevar a cabo una reforma constitucional.

Vale decir ni en la sociedad dominicana ni en la democracia ni en la política ha ocurrido nada trascendente que plantee la necesidad de una reforma constitucional.

Confieso que en el 2015 consideré que no había en la sociedad dominicana una situación que insinuara la necesidad de la reforma constitucional y por esa razón siempre me opuse a esa reforma para restablecer la reelección presidencial.

En el 2015 la Constitución de 2010 apenas tenía cinco años de haber sido proclamada por el Congreso el 26 de enero de 2010, por lo que no había surgido en la sociedad dominicana ninguna razón poderosa que planteara la necesidad de la reforma constitucional.

Leonel en principio estuvo en desacuerdo con esa reforma a la Constitución, pero su condición de líder y presidente del PLD en ese momento lo llevó a apoyar esa reforma para preservar la unidad del partido.

La ambición desmedida de Danilo Medina lo llevó a utilizar el poder y el partido para restablecer la figura de la reelección presidencial vía la reforma constitucional que impulsó.

Danilo Medina quiso volver a inventar con una segunda reforma a la Constitución para tratar de lograr una tercera repostulación (segunda reelección) y el pueblo dominicano, con sus fuerzas vivas a la cabeza, se encargó de defenestrarlo y mandarlo al zafacón de la historia nacional.

Bien, la Constitución de 2010 cumple el 26 de enero de 2021 diez años.

¿Diez años después de aprobada la Constitución de 2010 hay la necesidad de reformar dicha Constitución?
Rotundamente no porque la funcionalidad y la profundización de una democracia no se logra solo haciendo reformas constitucionales.

No veo urgente ni necesario que el gobierno de Abinader se enfrasque en una reforma a la Constitución solo para sustituir la Procuraduría General de la República por un Ministerio de Justicia, habida cuenta, además, que el gobierno repite por todos los espacios públicos que ha logrado conformar un Ministerio Público independiente.

Otra cosa, ¿tiene el gobierno los votos necesarios en la Cámara de Diputados para una posible reforma para no entrar en conciliábulos con el PLD, habida cuenta, además, que muchos de los altos dirigentes de ese partido, todos exfuncionarios, están siendo investigados por actos de corrupción cometidos?
Creo que no.

Entonces meterse en un intrincado proceso de reforma a la Constitución en estos momentos es un peligro público.
Indirectamente el gobierno no debe contribuir a rehabilitar un partido que como el PLD está en desbandada.

Presidente Abinader, yo sigo creyendo lo mismo que usted creía días antes de la toma de posesión del 16 de agosto de este año de que “la fiebre no está en la sábana constitucional”.

About the author

Victor Manuel Peña

Economista y Abogado, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

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