Pedro Garcia Hernandez (Prensa Latina, 13-6-19)
A cambio, en esa región, Turquía amplió hasta seis mil kilómetros cuadrados las áreas ocupadas al norte de Alepo, y los grupos kurdos quedaron entre esas tropas y las de Estados Unidos, que además propició el fortalecimiento de las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS).
Independientemente de las disputas públicas entre Ankara y Washington, desde las dos capitales el objetivo básico es la lucha contra el gobierno del presidente Bashar Al Assad y desmembrar a esta nación del Levante.
Por otro lado, la realidad en el terreno demostró que el Daesh no sirvió como punta de lanza principal contra el Estado sirio pero con el desplazamaiento de sus efectivos hacia el este del vasto desierto de Badiya, seguía siendo un grupo saboteador que contribuye al cierre continuo de los puntos fronterizos con Iraq y el acceso a los yacimientos de petróleo y gas de Raqqa y Deir Ezzor.
La actual situación permite tales evaluaciones, a las cuales se agrega la pérfida conducta de Estados Unidos, cuyo apoyo logístico desde fines del 2018, incluye no menos de mil transportes de armas, municiones y abastecimientos para la FDS e incluso, el de cabecillas del Daersh hacia las áreas indicadas.
Rusia, a través del canciller Serguei Lavrov, insiste en denunciar que EE.UU. reconstruye infraestructura en la región de Hasaka donde están presentes las FDS y con el evidente objetivo de no negociar una salida pacífica o el regreso a la soberanaía siria de las regiones ocupadas.
Las dudas, si quedaban, se han disipado, a Washington no le interesan los resultados prácticos de una presunta lucha contra los terroristas, muy por el contrario y con el apoyo de la coalición que encabeza, destruye hasta los cimientos ciudades sirias como Raqqa, o Baghouz, donde las FDS y no precisamente las tropas estadounidenses, limitaron las operaciones del Daesh.
Dicho grupo intensifica ahora ataques esporádicos y bien respaldados, contra las tropas sirias en las extensas áreas desérticas al este de la ciudad histórica de Palmira y desde el sur, a menos de 200 kilómetros, mantiene otra ilegal base como la de Al Tanef, también fronteriza con Iraq.
Tales maniobras, respaldadas por una incesante campaña mediática, son de igual manera, la evidencia de un apoyo incondicional a los terroristas asentados en la provincia de Idleb y a los continuados ataques del régimen sionista de Israel con misiles contra territorio de Siria, entre ellos,el efectuado a la base aérea T-4, justamente un centro de operaciones del Ejército sirio contra los terroristas cerca de Palmira.