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Revolucionando a la democracia: El gobierno de la Unidad Popular (1970-1973) (1)

Written by Debate Plural

Juan Carlos Gómez L. (Rebelion, 5-9-18)

A la memoria

de las y los cientos

de detenidos desaparecidos.

A todas y todos

aquellos que entregaron

su vida por la noble causa socialista

que viven en la memoria del pueblo.

“Chile es hoy la primera nación de la tierra

llamada a conformar el segundo modelo

de transición a la sociedad socialista…

edificada según un modelo

democrático, pluralista y libertario”.

Salvador Allende, mayo de 1971.

Presentación

Al cumplirse los 48 años del triunfo electoral de la Unidad Popular, que determinó, por primera vez en la historia de Chile, latinoamericana y mundial, el acceso al gobierno de un presidente socialista, Salvador Allende, y de una coalición de partidos políticos marxistas y revolucionarios, la Unidad Popular (UP), la discusión histórica y política sobre el carácter y proyección teórica y política de la inédita vía democrática (pacífica) hacia el socialismo inaugurada por la izquierda chilena, volverá estar en palestra pública. Por cierto, que se instalará, también, la disputa por el pasado reciente y las responsabilidades y culpabilidades políticas de lo ocurrido desde el 11 de septiembre de 1973 en adelante, Tal como ha ocurrido en los últimos años, con menor fuerza se discutirá sobre lo acontecido en esos “mil días que estremecieron al mundo”, al decir, del historiador F. Gaudichaud. Sin lugar a duda, que la polémica de esta cuestión estará, en esta ocasión, enmarcada en la coyuntura política abierta por la discusión sobre el carácter histórico-político del Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos y, en menor medida, por los odiosos dichos del presidente S. Piñera, sobre que el presidente Allende, “validaba la violencia y los mecanismos no democráticos” como por la particular y exótica idea del gobierno de construir un museo histórico de la democracia.

Este ensayo de reflexión histórico-política tiene como objetivo exponer algunos aspectos de lo que fue la experiencia del gobierno de la Unidad Popular y de Salvador Allende (1970-1973) para la sociedad chilena, especialmente, para sus sectores populares y trabajadores, es decir, para el pueblo. Como también exponer cuál fue el desde mi parecer el principal conflicto político y social librado durante los tres años de gobierno popular cuya resolución abrió la puerta a la barbarie y al actual presente histórico. Se organiza en dos apartados. En el primero, planteo la relevancia política de la experiencia popular, su relación con la democracia y brevemente sus realizaciones. Y, en la segunda, expongo el conflicto político central de la UP. Todo esto, como señalo al cierre de este opúsculo, con el objeto de elaborar una explicación histórico-política plausible del porqué de la “masacre del pueblo” perpetrada por las Fuerzas Armadas y de Orden, desde el 11 de septiembre de 1973 hasta 1990.

1.- Democracia y Socialismo en la Unidad Popular

La experiencia revolucionaria de la UP tuvo la capacidad y la audacia histórica y política de plantearse la transformación radical de la sociedad capitalista nacional, utilizando para ello, la institucionalidad democrática. Sin plantearse la posibilidad de suspender el ejercicio de la misma con el objetivo de construir un camino democrático al socialismo. Por esa razón, descarto de manera categórica la idea de que esta experiencia haya sido una experiencia reformista o populista como la han calificado algunos analistas nacionales e internacionales. Fue un genuino proceso revolucionario radical. O sea, una revolución social. En decir, un intento de transformar el modo de producción existente.

Para conseguir dicho fin, el gobierno popular implemento en los tres años de su gestión un conjunto de medidas y acciones que afectaron directamente la estructura y las fuentes del poder de las clases dominantes, tanto de la burguesía nacional como internacional. Las transformaciones estructurales que realizo la UP fueron acompañadas, como veremos, por un conjunto de medidas que favorecieron ampliamente a los sectores sociales populares que habían sido permanente postergados y olvidados por la mayoría de los gobiernos burgueses que le precedieron. El gobierno popular revolucionó, alteró y modificó radicalmente a la sociedad chilena y sus instituciones y, al mismo tiempo, que potenció el carácter revolucionario de la democracia.

El triunfo político electoral en las elecciones presidenciales el 4 septiembre de 1970 del candidato de la izquierda Salvador Allende Gossens constituye uno de los acontecimientos más relevante de la historia política chilena, latinoamericana y mundial del siglo XX. De acuerdo al historiador británico, Eric Hobsbawn, “un caso único” que carecía “de precedentes” históricos concretos. Sin embargo, esta experiencia política, había sido anticipada por el principal teórico de la revolución social, Carlos Marx allá por 1872: la probabilidad teórica que era posible transitar pacíficamente al socialismo, utilizando o empleando los mecanismos e instrumentos que instalaron los regímenes políticos democrático modernos.

Esto último suponía que la democracia en cuanto régimen tenía un conjunto de requisitos mínimos tales como: la existencia de elecciones libres, imparciales, transparentes y frecuentes; sufragio universal; libertad de reunión y de asociación; libertad de expresión y de opinión; información plural y alternativa y derecho ciudadano a competir sin ninguna restricción por cargos públicos; un sistema político de partidos en competencia y sometimiento de las Fuerzas Armadas al poder civil y político. Todos estos requisitos o condiciones procedimentales e institucionales necesarias que configuran un régimen político democrático se habían logrado en Chile, tan solo tres años antes de la elección de Salvador Allende.

En efecto, la democracia plena ha tenido en Chile solo una vigencia de seis años, entre 1967 y 1973. Antes de ese periodo el régimen democrático tenía una serie de defectos que limitaban su existencia. Entre otras, por ejemplo, la exclusión y manipulación del sufragio popular, la prohibición de la participación política de las mujeres, la exclusión de los campesinos de los procesos de toma de decisión política y de la organización sindical; exclusión, censura política, persecución política y reclusión política durante 10 años, etcétera. La lista de las imperfecciones de la democracia chilena, entre 1932 y 1967, es bastante larga y son muchas para que se siga sosteniendo que Chile contaba con una tradición democrática de larga duración, con una democracia estable y pacífica previo a la ruptura democrática de 1973. Esa democracia existe o es parte de la mitología histórica y política nacional.

Cabe señalar que la izquierda chilena a lo largo del siglo XX denunció de manera, permanentemente, las limitaciones como los vicios de esa mala democracia. Por ello, uno de sus objetivos políticos era reemplazarla o ampliarla sustantivamente. Más que un régimen democrático estable durante el siglo XX, en Chile se verifico un largo proceso de democratización política con avances, quiebres y retrocesos. Es, justamente, ese conflictivo proceso político lo que permite la instalación de la democracia plena entre 1967-1973. Con posterioridad a la elección presidencial de 1970, durante el gobierno popular, la democracia política se amplió significativamente. Pues, el proceso democratización popular se extendió hacia el ámbito económico, social y cultural.

Ahora bien, la democratización de la democracia fue posible por la existencia y la participación activa de un conjunto de hombres e incluso mujeres que lucharon de manera constante por establecer e imponer algunos de los requisitos necesarios para nombrar o calificar al régimen político como democracia. Y, sobre todo, fue necesario la existencia de un ancho, diverso y plural movimiento social y político ciudadano por la democracia. Fueron estos factores, lo que permitió que hacía fines de la década de los años sesenta el régimen democrático lograra superar los principales obstáculos que los sectores antidemocráticos levantaron permanentemente con el objeto de impedir la instalación de un régimen democrático pleno.

Salvador Allende Gossens, era uno de los principales líderes políticos y sociales de la izquierda socialista y marxista nacional, que durante 43 años (1930-1973), como lo han demostrado la mayoría de los historiadores y analistas, tanto nacionales como extranjeros que han estudiado su trayectoria política, lucho por instalar la democracia en Chile. Allende, desde el inicio de su carrera política, situó a las formas y mecanismos democráticos como principios fundamentales y primordiales de su praxis política y revolucionaria.

Por esa razón, defendió categóricamente las instituciones democráticas, especialmente, aquellas que permitían acceder al gobierno, por medios institucionales y por la expresión directa de la voluntad ciudadana popular. Teniendo claro esos principios, construyó y elaboró una específica estrategia política destinada obtener la presidencia y el gobierno al interior de un Estado capitalista: la vía política institucional.

Esta vía se define esencialmente como democrática estaba destinada a ganar electoralmente la presidencia y acceder al gobierno en representación de las fuerzas sociales populares y de izquierda, desde su formulación, a comienzos de los años 50 del siglo XX, busco potenciar el carácter revolucionario de la democracia. Ella constituye el principal aporte práctico, teórico e histórico concreto legado por Salvador Allende a la izquierda no solo nacional sino latinoamericana y mundial.

Salvador Allende liderando a la izquierda chilena en el FRAP (Frente de Acción Popular), primero, se presentó como candidato presidencial en 1958 y 1964. Luego en 1970, liderando a la UP. Sin embargo, su afán presidencial se había iniciado en 1952 cuando lidero el Frente del Pueblo, coalición política que construyó como protesta política en contra de la decisión del Partido Socialista Popular, su partido, de apoyar al exdictador Carlos Ibáñez del Campo. Su consecuencia política democrática impedía por principios y valores éticos apoyar a un dictador.

Ahora su afán de ganar una elección presidencial y convertirse en presidente de la República no tenía una ambición personal tampoco tenía el objeto de administrar políticamente el Estado y la sociedad capitalista, sino que su objetivo político fundamental y trascendental era revolucionar y transformar la sociedad para iniciar el camino hacia el socialismo. Durante 20 años, 1952-1970, Allende luchó y defendió ese proyecto político-histórico. Murió el 11 de septiembre de 1973, defendiendo no solo el gobierno popular que dirigía sino, esencialmente, a la democracia.

Si bien, tomo las armas en ese momento definitivo fue para defender la democracia de aquellos que a través de la violencia política buscaban destruirla. Régimen político que él se había comprometido respetar y respaldar por voluntad popular. Además, era el régimen que había permitido poner en marcha la experiencia socialista, revolucionaria, popular allendista y de la Unidad Popular.

La experiencia allendista de la Unidad Popular (1970-1973) fue considerando un proyecto político extremadamente peligroso para la dominación y hegemonía capitalista, pues, como he dicho, le devolvía a la democracia, bajo su forma liberal representativa, la potencia revolucionaria con la cual, ésta, había irrumpido en la política moderna durante el siglo XVIII, especialmente, con la revolución francesa de 1789. Además, la experiencia popular allendista, no solo potenciaba ese carácter, sino que sumaba a ella, también, la potencia revolucionaria del proyecto socialista, triunfante en la revolución bolchevique de 1917. O sea, la revolución chilena, conducida por Salvador Allende y la Unidad Popular, a diferencia de las revoluciones burguesas (XVIII y XIX) no tenía como objetivo hacer viable la dominación capitalista derribando las formas de gobierno obsoletas como la monarquía, sino, que buscaba cambiar y destruir la sociedad capitalista. Construyendo en su reemplazo la sociedad socialista democrática. Para esos fines, había que subvertir, modificar, transformar, o sea, revolucionar la democracia. Y, eso es lo que hizo el gobierno popular.

 

 

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