Cultura Internacionales

La política norteamericana en el Caribe. Bush padre y el Nuevo Orden Mundial

Written by Debate Plural

Mu-Kien Adriana Sang (El Caribe, 9-6-17)

Cinco meses antes, los tanques y los soldados de Saddam Hussein cruzaron la frontera hacia el vecino Kuwait y apoderándose de esta pequeña nación, rica en petróleo. A continuación, las tropas iraquíes se dirigían en masa a lo largo de la frontera de Arabia Saudita, nación rica en petróleo poniendo en grave peligro los intereses de los Estados Unidos de América.“Hace solamente dos horas, fuerzas aliadas comenzaron un ataque sobre objetivos militares en Irak y Kuwait. Estos ataques continúan en este momento. Las fuerzas terrestres no están implicadas.

Este conflicto comenzó el 2 de agosto cuando el dictador de Irak invadió un pequeño e indefenso vecino, Kuwait, un miembro de la Liga Árabe y un miembro de las Naciones Unidas. Hace cinco meses, Saddam Hussein comenzó esta cruel guerra contra Kuwait.
Esta acción militar, tomada de acuerdo con las resoluciones de las Naciones Unidas y con el consentimiento del Congreso de los Estados Unidos, después de meses de una constante e interminable actividad diplomática con las Naciones Unidas, en Estados Unidos y con muchos otros países…

Mientras me dirijo a ustedes, ataques aéreos están en marcha contra objetivos militares en Irak. Nosotros estamos determinados a derrotar el potencial nuclear de Saddam Hussein. También destruimos sus instalaciones de armas químicas. Mucha de la artillería de Saddam será destruida. Nuestras operaciones están diseñadas para proteger de la mejor manera posible las vidas de las fuerzas de coalición. (…)

Nuestros objetivos están claros: las fuerzas de Saddam Hussein abandonarán Kuwait. El gobierno legítimo de Kuwait será restaurado y una vez más volverá a ser libre. Irak cumplirá finalmente con todas las resoluciones de las Naciones Unidas, y cuando la paz sea restaurada, es nuestra esperanza que Irak vivirá pacíficamente y será un miembro cooperativo de la familia de las naciones, aumentando de esta manera la seguridad y estabilidad del Golfo Pérsico.

Alguien podría preguntar: ¿por qué actuamos ahora? ¿Por qué no esperamos? La respuesta es clara: El mundo no podría esperar un momento más. Las sanciones, aunque han tenido algún efecto, no han mostrado ningún signo de cumplir con sus propósitos. Las sanciones han sido impuestas por hace ya más de cinco meses y nosotros y nuestros aliados hemos llegado a la conclusión de que las sanciones por sí solas no forzarán a Saddam a salir de Kuwait. (…)

Este es un momento histórico. Nosotros hemos hecho en el pasado año un gran progreso en terminar una larga era de conflicto y de Guerra Fría. Hemos tenido ante nosotros la oportunidad de forjar para las futuras generaciones un nuevo orden mundial, un mundo donde gobierne la ley, no la ley de la jungla. (…).

Fragmentos del discurso del presidente George H. W. Bush (Padre) en la televisión poco después del inicio de los ataques el 16 de enero de 1991.

El fragmento que encabeza este artículo fue el anuncio de la llamada “Operación Tormenta del Desierto” comenzó el 17 de enero de 1991, cuando fuerzas de la coalición encabezadas por Estados Unidos comenzaron ataques aéreos masivos contra Irak. Con esta alocución se evidencia claramente la política armamentista que defendió y ejecutó el Presidente George H. W. Bush.

George W. Bush fue electo como el Presidente No. 41 de los Estados Unidos para el período presidencial comprendido entre 1989-1993. Antes de alcanzar la primera magistratura de la nación tenía una larga carrera política y administrativa; por ejemplo, llegó a ser director de la CIA (1976-1977). Bush, a pesar de haber hecho una buena campaña presidencial, ganando las preferencias del electorado contra el demócrata Michael Dukakis, no cabe dudas indirectamente la popularidad de Reagan lo ayudó mucho.

Cuando Bush asumió la presidencia, el mundo estaba en plena ebullición. Por esta razón, la política internacional dominó su cuatrienio. Uno de los hechos más significativos fue la caída del Muro de Berlín en 1989, con la consecuente unión de las dos Alemania, dividida en dos mitades después de la Segunda Guerra Mundial. Pero el hecho más importante fue la disolución de la Unión Soviética, se disolvió en 1991. Todo parecía indicar que la Guerra Fría había terminado. La política armamentista hizo que Bush incumpliera con su promesa de no crear nuevos tipos de impuestos.

Estaba claro que a Bush padre no le interesaba el Caribe. Para él era más importante lograr el predominio en otros lares; sin embargo, tenía sus aliados en contra del comunismo en América Latina. Uno de los informantes más importantes de los servicios de inteligencia norteamericana era Manuel Noriega, pero con el tiempo, este militar fue ganando espacio político en Panamá y desarrolló sus propias ambiciones. En 1983 asumió el control del país, convirtiéndose en un dictador militar. No tardó mucho hasta que este otrora aliado norteamericano fuese acusado en 1988 de ser un traficante de drogas.

Noriega se había convertido en un verdadero problema. El 20 de diciembre de 1989, fue puesta en marcha la “Operación Causa Justa”. Desembarcaron unos 10,000 marines para apresar a Noriega, quien después de varios intentos de escape a principios de enero de 1990 se entregó a las fuerzas de Estados Unidos y fue llevado a Miami, Florida, donde fue condenado. A pesar de que la medida violaba todos los acuerdos internacionales, la acción tuvo el apoyo de los panameños.

La nueva política norteamericana se definía como el “Nuevo Orden Mundial”, caracterizado por ser un período histórico de cooperación a fin de que ese nuevo orden se hiciera realidad, con el propósito de que los países del planeta fueran:

Más libre de la amenaza del terror, más fuerte en la búsqueda de la justicia, y más seguro en la búsqueda de la paz. Una era en la que las naciones del mundo, Oriente y Occidente, Norte y Sur, pueden prosperar y vivir en armonía.

Tenemos ante nosotros la oportunidad de forjarnos. Y para las generaciones futuras un nuevo orden mundial -un mundo donde el imperio de la ley, no la ley de la selva, gobierne la conducta de las naciones. Cuando tenemos éxito -y lo seremos- tenemos una verdadera oportunidad en este nuevo orden mundial, un orden en el que una ONU creíble pueda usar su función de mantenimiento de la paz para cumplir con la promesa y la visión de los fundadores de los Estados Unidos.

El Nuevo Orden Mundial anunciado por el Presidente Bush se sustentaba en la seguridad colectiva con la cooperación multinacional. La propuesta generó muchas especulaciones y opiniones. Algunos afirmaban que el llamado “Nuevo Orden Mundial” no era más que un principio de política exterior realista. Otros afirmaban que no era más que un enfoque idealista para el futuro y que el Presidente no había articulado bien los objetivos.

A pesar de las críticas, el Presidente siguió con su idea. En octubre de 1991, el gobierno de Bush, conjuntamente con la Unión Soviética y España, patrocinó una conferencia en Madrid con el objetivo de avanzar hacia el proceso de paz. Este evento puso en evidencia una alianza increíble e impensable: la antigua Unión Soviética se aliaba a los Estados Unidos para oponerse a Sadam Hussein. ¿Podrían entonces los países del Medio Oriente confiar en ellos? El llamado Nuevo Orden Mundial tenía sus fisuras. Eran muchos problemas y eran muy diversos. Bush tuvo que dejar el poder sin poder ver realidad su sueño del nuevo orden.

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