Medio Ambiente Nacionales

El calentamiento global

Written by Debate Plural
Homero Luis Lajara Solá (Listin, 20-11-17)

Estudios científicos han demostrado que en nuestro planeta suceden períodos de calentamiento y enfriamiento, que van desde el calentamiento extremo, seguido por una “pequeña glaciación”. El término glaciación se utiliza para señalar un período de larga duración donde disminuye la temperatura global, originando la expansión del hielo continental de los glaciares y casquetes polares.

Muchos utilizan el término de calentamiento global, en inglés “global warming”, para definir el proceso de calentamiento del planeta, en el cual, desde el final de la última era glacial, la Tierra se ha estado calentando gradualmente, introduciendo cambios climáticos brutales en la flora y fauna.

Este paulatino fenómeno es una de las causas que ocasionó que el hombre emigrara en búsqueda de protección y alimento. La tierra se calentaba permitiéndole su desarrollo y práctica de la agricultura en el “creciente fértil” (delta del Nilo, Mesopotamia y Medio Oriente) Dado que el método conocido como “carottage glacial” (extracción de muestra), impedía un estudio más preciso de las temperaturas, aunque abarca hasta un período de 74,000,000 de años, correspondiente a la última “era glacial”, es ahora que se ha empezado a tomar muestras del fondo de valles y océanos, para remontarnos más lejos en el tiempo.

En ese mismo orden, es bueno recordar que las estaciones meteorológicas solo existen desde mediados del Siglo 19, y están todas en tierra firme, cubriendo apenas un cuarto del planeta, por lo que es a partir de los años 80s, que los satélites nos dan informaciones sobre las temperaturas en los mares y océanos. Nos referimos en términos de calentamiento del planeta a la temperatura media y a su aumento.

Gráfico que muestra el aumento de la temperatura media en el período 1880-2011.

(Fuente NASA 2017) Sustentado en los datos anteriores, la causa de este calentamiento, de acuerdo a la mayoría de los científicos, es el aumento del “efecto invernadero” (“greenhouse effect”), causado por el incremento excesivo de los gases de efecto invernadero (GEI), como son el dióxido de carbono (CO2), metano, y otros productos contaminantes generados y usados por el hombre.

Pero hay otro grupo de científicos que no están de acuerdo con esta teoría, y atribuyen estos efectos a eventos que sobrevienen de los volcanes y el sol. Para zanjar esta diferencia, la ONU creó en 1988 el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, (“Intergubernamental Panel On Climate Change”) -IPCC-, el cual redacta un reporte cada cuatro años sobre la evolución del “cambio climático”.

Gracias a los Gases de Efecto Invernadero (GEI), se puede vivir en la tierra, porque éstos evitan que todo el calor no se escape hacia el espacio. Ahora bien, su exceso contribuye a aumentar la temperatura media del planeta.

Principales gases de efecto invernadero: 
El Dióxido de Carbono (CO2), responsable del 73% de las emisiones de GEI, gas inodoro, incoloro. Es el gas que expulsamos o expiramos como desecho después de respirar o inhalar oxígeno. El mismo es producido, entre otros factores, por la combustión de combustibles fósiles (carbón, petróleo y derivados y gas). El mismo se utiliza en las bebidas espumantes y en gaseosas para agregarles efervescencia.

Su aumento de nivel ocasiona cambios climáticos considerables.

Metano (CH4) responsable del 22% de emisiones GEI. Es producido por la agricultura, incluidas las ventosidades del ganado vacuno.

Óxido Nitroso (N2O) responsable del 3% de las emisiones de GEI.

Producido por las emisiones de la agricultura, industria química y la combustión.

Gases Fluorados (SF6, PFC, HFC) responsables del 2% de las emisiones de GEI. Son producidos por emisiones industriales específicas (aluminio, magnesio, semiconductores), aire acondicionado y aerosoles.

Esos GEI, junto a la contaminación ambiental (polución), representan un peligro para la vida en el planeta, llegando a convertirse en los últimos años en un problema de salud pública, al igual que la contaminación del aire, causada en su mayoría por la combustión de combustibles fósiles, el transporte, generación a carbón, fábricas de cemento e incineración de desechos y accidentes químicos tóxicos, que ocasionan la muerte de millones de personas en el mundo por la contaminación atmosférica.

La contaminación del agua 
Como vimos en el ensayo anterior, ha sido una preocupación del hombre desde el Neolítico, llegando a poner en peligro civilizaciones enteras. Hoy el acceso al agua potable no contaminada es un bien raro, ya que casi todos los ríos han sido contaminados por la urbanización y la industria, atacando ahora a los mares y océanos (el continente flotante).

De igual manera, la contaminación de los suelos ha venido progresando no solamente con la urbanización y la falta de tratamiento de las aguas residuales, sino que la industria ha contaminado con fuentes tóxicas difíciles de descontaminar.

La agricultura es la gran contaminadora con sus pesticidas y abonos químicos, tal como denuncia ese peligro, Rachel Garson, en su obra: “Silent Spring”.

Es en el Protocolo de Kyoto, donde por primera vez los países se comprometen a reducir sus emisiones tóxicas, para detener el calentamiento acelerado del planeta.

Solo los EEUU están actualmente al margen del mismo.

En enero de 1985, en Canadá, se firmó el “Protocolo de Montreal”, donde la mayoría de los países se comprometieron a reducir el uso de todo aquello que tienda a aumentar el hueco en la capa de ozono.

La capa de ozono u ozono-esfera, se encuentra en la estratósfera, donde se concentra una gran cantidad de ozono, la cual nos protege de los dañinos rayos ultravioletas del sol, así como a todo organismo viviente en la tierra.

Desastres naturales 
Hay científicos que resaltan que los ciclones en el hemisferio Norte han aumentado su intensidad, señalando como responsable de este recrudecimiento, al calentamiento global del planeta. Otros consideran que es el producto del sensacionalismo de la prensa, que trata de llevar en vivo los acontecimientos trágicos que provoca la naturaleza.

Pero la realidad es que la vulnerabilidad la hemos creado nosotros al implantarnos a orilla de los ríos y mares, en zonas inundables, expuestas a deslizamientos y al urbanizar terrenos no aptos para vivir.

De manera que, la desigualdad social, aupada por la falta de responsabilidad de los gobiernos que permiten esos grandes males, es el motor que impulsa estas vulnerabilidades frente a los desastres naturales. Y es que el planeta es un organismo viviente que tiembla al acomodar sus placas tectónicas y respira con la actividad volcánica y el magma que sale de sus entrañas, por sus grietas que están en las profundidades abismales de los océanos.

Es grato saber que para mitigar los efectos del calentamiento del planeta, en la República Dominicana, la Constitución de la República (Art. 37, numeral 3), dispone la protección del medioambiente.

Asimismo, que funciona la alianza público-privada denominada: “Articulación Empresarial para la Acción Climática”, entre cuyos objetivos están incentivar el incremento de las fuentes renovables para la generación eléctrica, el uso de biocombustibles y gas natural, la mejoría en la línea base de cálculo de emisiones de procesos industriales; recomendando el mantenimiento preventivo a las flotillas vehiculares, así como políticas de inspección ambiental, bajo las normas del Ministerio de Medio Ambiente y la Organización Internacional de Normalización (ISO), así como apoyo a programas de reforestación.

Es importante saber que instituciones como el Consejo Nacional para el Cambio Climático y el Mecanismo de Desarrollo Limpio (CNCCMDL), el Banco Popular Dominicano (BPD) y la Red Nacional Empresarial para la Protección Ambiental, en la persona del Sr. José Mármol, vicepresidente de Relaciones Públicas del BPD, puntualizaron: “En una época de desafíos enormes como los que representa el cambio climático, la respuesta para mitigar sus efectos y proteger los avances sociales, económicos y medioambientales alcanzados por todos ha de ser mancomunada”.

Hoy, existe un consenso sobre la necesidad de tomar medidas para proteger el planeta de la autodestrucción, donde todos los estados, desde el más grande al más pequeño, tienen una cuota de responsabilidad. Aún estamos a tiempo.

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