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Enfocando el pensamiento dominicano (VII)

Written by Angel Moreta

PENSAMIENTO SOCIAL DE MANUEL DE JESUS RODRIGUEZ VARONA (II)

 

PARTIDOS  POLÍTICOS (1910-1928)

 En los partidos políticos vigentes a principios del pasado siglo, se contaban el Partido Progresista, cuyo líder era Federico Velásquez; el Partido Nacional, de Horacio Vásquez, y sectores jimenistas. Entre los años 14 y 30 del siglo XX Rodríguez Varona tuvo militancia en el primero, al cual renunció frustrado y descontento con las actuaciones del velasquismo y se adhirió pocos años después al proyecto trujillista, en los primeros años de la década del 40 del siglo pasado. Pero contrariamente a otros intelectuales contemporáneos suyos de la región, Varona no ocupó cargos de importancia en este gobierno durante el tiempo que duró su vida profesional, la cual se desarrolló entre los años de 1905 a 1950, aproximadamente.

En el año 1907 se produjeron en la localidad contradicciones ideológicas entre intelectuales de la región en relación con la Convención Domínico-Americana del 1907, que puso las aduanas dominicanas bajo el control administrativo y fiscal de los Estados Unidos. En este sentido, Rodríguez  Varona tuvo diferencias con Víctor Garrido Puello, también hijo del caudillo Eusebio Garrido Puello, quien se manifestó partidario de los beneficios dicha Convención; inclusive,  estuvo a punto de producirse un lance personal entre ambos en el parque central de San Juan de la Maguana en el año señalado. Sin embargo Rodríguez Varona no hace referencia en ninguno de sus trabajos a esta situación de trasfondo ideológico, pero si lo hace Víctor Garrido en su obra “En la ruta de mi vida”, en la cual afirma:…. (3)

Al parecer padeció de dificultades económicas o de otra índole  juntamente con su familia. En una dedicatoria expresa: ¨dedico estos Párrafos Libres a mi esposa e hijo y a la inmaculada memoria de mi madre, sufridos corazones que en el retiro del hogar sufrieron conmigo mis propios sufrimientos¨……

Envió comunicaciones y escribió prólogos a favor de la gestión del dictador, quien desarrollaba la consolidación de su proyecto político iniciado en 1930 mediante un golpe de fuerza. En una página-preámbulo de los años cuarenta del siglo pasado, se refiere a las causas por las cuales en 1928 decidió separarse del Partido Progresista…, ¨en cuyas filas milité 17 años cabales a título de creador, actor, organizador y propulsor de dicho partido en la común de San Juan, no habiendo merecido sino desdén y poco aprecio de su

jefe, el Lic. Federico Velásquez, hoy finado¨. Y agrega lo siguiente:

 De ahí que, al surgir el movimiento cívico del año 1930 fuera yo en San Juan de la Maguana banderín y exponente de primera línea, para actuar con energía, decisión y carácter en surgimiento de aquella nueva era que se iniciaba en la República; de ahí que ya desde entonces servidor en líneas rectas al amparo feliz de su gobierno, con carácter y hombría de bien… convencido en el honor de los sagrados fueros nacionales confiados a su diestra esplendorosa de mandatario celoso de sus deberes en la sociedad, en la patria y en las naciones del continente colombino; de ahí que me sienta tan optimista del bien de la República, como inquebrantable y sincero amigo de usted y de su grandiosa obra de gobierno y que esté presto a todas horas, para… defender en todos los terrenos su meritoria obra de gobernante experto que dirige a feliz término la… nave del Estado que usted a fuerza de civismo y verdadero amor patrio ha levantado de la postración en que la tuvieran sumidas los crasos errores de un pasado político de aventuras y de insensateces incalificables, presentándola llena de luz y de vida a la contemplación de las naciones que pueblan el continente colombino y aun las del viejo continente europeo. (Carta-preámbulo……) 

Sin embargo, Rodríguez Varona fue un intelectual marginado por la dictadura, no habiendo noticias de que haya sido llamado a ocupar posiciones de importancia en el gobierno, a pesar de su franca y decidida adhesión al proyecto trujillista, calificado por J.I. Jimenes Grullon y Luis F. Mejía, como  “La Era Tenebrosa”, en sus libros la República Dominicana: Análisis de su pasado y su presente; y De Lilis a Trujillo “Historia contemporánea de la República Dominicana, respectivamente, de 1941 y re-edición en 1976. (4)

Dedicó sus publicaciones: Rehiletes Políticos, Paginas Escogidas, y Sociología Aldeana, compiladas en un solo volumen, al dictador,… ¨mi gran amigo y protector de toda obra de bien y de todo hombre honesto, para auspiciar mejor las obras del espíritu que se encaminan a la virtud y el bien, cuando tales obras son gráfico exponente de la vida pública y privada de los hombres imbuidos en el bien de la colectividad, o candorosos y sinceros amantes del progreso del pueblo dominicano¨.

 

CONCEPTUALIZACION MORALIZADORA IN EXTREMIS

El lenguaje conceptual de nuestro autor es esencialmente censurador en el sentido de castigar persistentemente a los políticos y ¨politicastros¨ regionales, que él considera corruptos y ambiciosos; y a los caudillos, que únicamente buscan el enriquecimiento personal y el beneficio egoísta proveniente de las desvalidas arcas de la administración pública.

A los  políticos de la región los califica de traficantes, buscadores de riquezas y oportunidades y violadores de los principios morales. Su discurso e ideas se mueven en un plano condenatorio y de censura moral, con énfasis en la reclamación ética a favor del respeto a la ley, la justicia, la Constitución, a los principios de responsabilidad y honestidad en el ejercicio público; del honor y la honra en las funciones del Estado; de crítica política y social, de buenas costumbres y pudor; de la consagración a finalidades solidarias.

¿Hasta donde fue o no influenciado Rodríguez Varona por la moral social de Eugenio María de Hostos?. ¿Hasta donde influyó en él la filosofía positivista de este forjador? ¿Lo habrá leído superficialmente o en profundidad? ¿O no llegó a conocerlo? Estas preguntas son desafiantes a la investigación, pero las ideas de regeneración social y de reconstrucción moral provienen del pesimismo que tiene su savia en el positivismo. 

La temática moralizante, no conllevó sin embargo, señalamiento alguno de sectores particulares o de determinados actores o sujetos, como ya dijimos. Su discurso se mantiene a nivel general de abstracción y de razonamiento, universal sin identificación de nadie en particular, sin predicar atributos individualmente, sin determinaciones especiales, características del discurso positivista de José Ingenieros.

Rodríguez Varona no fue propiamente dicho un ensayista ni creador de escuelas o de discipulado doctrinario; o de grupos de seguidores dogmáticos y locales, sino un articulista redactor de textos cortos que tratan fundamentalmente de política, economía y sociedad de la región sur.

Podría decirse que fue un libre pensador regional con un discurso articulado al margen de una teoría ética  o de una de una escuela filosófica, en el cual los temas se reiteran en contenido y forma, con excesiva adjetivación, que a veces hace oscura la expresión del pensamiento lógico.

Fue escritor prudente, de párrafos tortuosos, a quien faltó desarrollar un estilo llano y directo para comunicarse con la sociedad regional. Su estilo varió muy poco entre 1914, cuando inició, y la década del 50, cuando terminó, ya que su fallecimiento se produjo en el año 1956 (5).

 

LA INTERVENCION IMPERIALISTA EN REPUBLICA DOMINICANA (1916-1924)

Las ideas de Rodríguez Varona no fueron producidas especialmente contra molinos de viento, sino contra vicios sociales, deformaciones políticas reales, y conductas indigentes y mediocres, las cuales son sometidas a análisis crítico utilizando frecuentemente adjetivaciones exageradas e intuitivas. Su pensamiento político no doctrinario, no trascendió el plano nacional de su época; se quedó a nivel de lo ¨aldeano¨, de la región, de la provincia y el municipio. Por ello decimos que fue escritor regionalista a carta cabal, talvez como se conocen pocos en otras regiones del país.

Por ser articulista sobrio, fragmentario y espontaneo, sus trabajos no condujeron a la formación de un  grupo disidente de discípulos entre la juventud, fundamentalmente porque no ejerció la enseñanza ni fue maestro de escuela ni de institutos, sino abogado notario ordinario, inspector de educación  y miembro del Partido Progresista, tradicional para las primeras décadas del siglo XX. Posteriormente evolucionó hacia otras banderas ideológicas, como hemos mencionado.

Con respecto a la intervención norteamericana, Rodríguez Varona no fue abiertamente colaboracionista, al igual que otros intelectuales de la región y del país, que no contribuyeron ni justificaron dicha intervención extranjera, tales como E. O. Garrido Puello y Víctor Garrido Puello, escritores e intelectuales que no compartieron la ocupación norteamericana, y más bien la combatieron a través de su producción intelectual y de medios de expresión como el periódico El Cable, fundado en 1921, especialmente para enfrentar dicha intervención, y otros periódicos, tales como Listín Diario.

Estos intelectuales asumieron posiciones diferentes en relación con la Convención Domínico-Americana del año 1907, que hizo posible el control financiero de las aduanas dominicanas. Se creó entre  los intelectuales de la región sur un escenario controversial de origen político, ya que E. O. Garrido Puello se adscribía al Partido Nacional (Horacistas) y Rodríguez Varona al Partido Progresista (Velazquistas), mediante los cuales se enfrentaban el Lic. Federico Velásquez y Horacio Vásquez, quien pretendió la prolongación del periodo presidencial 1924-1928, dos años adicionales hasta 1930.

Ya mencionamos que la actitud de Rodríguez Varona en relación con la Convención Domínico-Americana creó confrontaciones, algunas de las cuales se escenificaron en la plaza pública de la localidad, donde se produjeron manifestaciones que enfrentaron a los hermanos Garrido Puello.

Víctor Garrido, en la década del cuarenta del siglo pasado, alcanzó rango de alto funcionario en la dictadura de Trujillo, llegando a desempeñar, cargos de cierta importancia, como en la Tesorería Nacional, y en esas funciones le tocó entregar en ceremonia oficial el cheque de liquidación de la deuda externa en 1944. Con respecto a la intervención militar de 1916, expresa su oposición radical en diversos artículos publicados en distintos medios.

Los hombres que confrontamos los destinos de la República en su tercera Era histórica o de renacimiento político, tenemos la obligación inmensa de no abandonar un solo instante de la percepción moral el hecho material, insólito y cruelísimo de la ocupación americana en nuestro país, dedicando alma, vida y corazón a nuestra completa emancipación política, organizando nuestro sistema económico de tal modo que podamos relegar para siempre el complejo expediente de los empréstitos extranjeros, amparando las industrias nacionales, bajando los aranceles de importación y exportación, reduciendo los impuestos sobre la propiedad inmobiliaria y simplificando el sistema de leyes de tributaciones fiscales o municipales… ( ver pag.138  ).

En ¨Rehiletes Políticos¨ (1925), que contiene 14 artículos, expresa lo siguiente:

En el pensamiento social de Rodríguez Varona, la desocupación militar de Estados Unidos se vincula con las ideas de regeneración moral, reconstrucción nacional, progreso social y económico, emancipación política; civilización, patria soberana, independiente y libre; y recuperación de la Tercera República “fomentando un verdadero renacimiento de las sanas costumbres ciudadanas. Los pasos de los habitantes más esclarecidos deben encaminarse sin descanso al desarrollo económico y científico de la región, por amor y por deber contraído con la familia, con la sociedad, y con la patria” (ídem.)

Rodríguez Varona observa la presencia de ¨pauperismo político¨ e indigencia mental en la región sur y las causas son, a su juicio, la poca relación intelectual entre el elemento pensante entre sí y con los demás elementos o entidades políticas de las demás regiones; la falta de educación moral y cívica capaz de producir la fraternización de las buenas costumbres sociales; y la ausencia de recursos económicos, falta de vías de comunicación y la carencia de “emulación” y del espíritu recto de bien público. (Ver Rehiletes Políticos, 1925).

Es posible que esta actitud lo haya arrastrado a un pequeño mundo de utopías, del velasquismo al trujillismo, planteando a este último como promesa de un periodo fecundo de desarrollo y de progreso ¨de nuestras escuálidas e incipientes sociedades, semi-analfabetas y semicultas¨. (ibídem).El diagnostico de la pobreza de la región sur, y la necesidad que plantea de una obra de reconstrucción moral y regeneración social, conducen en el pensamiento de Rodríguez Varona a una postura pesimista, en la medida en que plantea “cimentar una era de verdadero renacimiento de las sanas costumbres ciudadanas y trabajar sin descanso por el desarrollo económico y científico de la región, como formula salvadora”.

La doctrina de la regeneración moral, Rodríguez Varona la plantea conjuntamente con la necesidad de sembrar de bienes morales el campo político regional, digno de un sabio ¨doctrinarismo político¨… ¨que lo independice para siempre y lo haga rico y feliz por la unión inteligente y noble de sus hombres, levantando a envidiable altura el nivel moral de la sociedad y restituyéndose a golpes de civismo sus derechos conculcados por sus falsos mentores¨ (Paginas Escogidas, 1927).

La actual generación tiene por delante un esplendido horizonte… para trabajar por la independencia económica y científica de sus entidades municipales y por la cultura de sus pueblos, para levantar su nivel moral y hacer de cada individuo o elemento de sociabilidad compueblana… eslabón seguro y leal, de verdadero progreso y de efectiva cultura, haciendo del sentimiento altruista… una bandera blanca de regeneración social… (Ídem).          

 

Con respecto a la intervención militar imperialista de los Estados Unidos, Rodríguez Varona establece que:

Los deberes que el patriotismo impone frente a las complejidades de la presente época al desenvolvimiento de la riqueza material y la grandeza moral de la República, son cada vez más indeclinables… a medida que nos convencemos del lamentable estado político y económico en que nos ha dejado sumidos el fatídico periodo de la intervención norteamericana en nuestro país (Ídem), .          

Y plantea la utopía de entonces: hacer ¨de la Constitución y las leyes un código inviolable sobre el cual debe descansar el crédito de la República; y que la justicia sea efectiva y segura… por la equidad con que los magistrados les den a cada uno lo que es suyo, que no se violen sus preceptos ni se perdonen las faltas cometidas. De ahí al bien común, a la estabilidad social y al verdadero orden constitucional no hay más que un paso¨….

El pesimismo de Rodríguez Varona, que no deja de incluir un componente autoritario en la medida en que adhirió màs adelante al trujillismo, constituye un elemento estructural de su pensamiento social y es probable, que tal postura le haya conducido a declinar su militancia política partidaria, hacia simpatías con el nuevo régimen que se instauró en 1930.

En el preámbulo del volumen que publicó en 1942 el periódico El Cable, que incluye varias producciones de artículos, Rodríguez Varona invoca la existencia de una amistad ¨de abolengo familiar¨ con la persona de Trujillo, ¨en la intimidad de los afectos legendarios que toma los relieves… de una parentela que me liga a usted históricamente, honorable señor presidente Trujillo; de ahí que… en el año 1929, encontrándome recluido en la Clínica Padre Billini… tuve yo la visión de pensar en su personalidad para los… destinos nacionales, ya que me encontraba separado desde 1928 del Partido Progresista… en cuyas filas milité 17 años…¨ ( Paginas Escogidas, 1927 ).

Intuía esperanzas en el proyecto que recién se iniciaba en 1930 y consideraba que el mismo iba a liquidar los remanentes del caudillismo, que tanto daño habían producido históricamente en las incipientes instituciones de la República.

La mayoría de los generales y caudillos que comandaron tropas durante las guerras restauradoras y de los seis años contra Báez, cuando se produce la intervención armada de los Estados Unidos en el país, ya alcanzaban edad biológica madura y no podían materialmente enfrentarse a las tropas de ocupación ni estaban dispuestos a ello pues  no existían las condiciones en ese momento histórico para una cuarta guerra social o de liberación anti-intervencionista.

Cincuenta años después de aquellas guerras, la mayoría de los caudillos, fallecieron entre los años 1910 y 1925, aproximadamente; entre ellos el general Desiderio Arias. Antes que confrontación militar y política, los caudillos, en las distintas regiones del país, buscaron sintonizar con la ocupación norteamericana; en consecuencia, resultaron colaboracionistas en gran parte. Ello ocurrió no solamente en el sur sino en todo el territorio nacional, con excepciones. Tal es, por ejemplo, la colaboración genuflexa que ofrecieron los generales Wenceslao Ramírez y su hijo José del Carmen Ramírez a las tropas extranjeras, para la búsqueda, persecución y muerte del campesino curandero Liborio Mateo. (6).

Aunque también Rodríguez Varona fue hijo del caudillo general Mariano Rodríguez, quien colaboró con los ocupantes en las persecuciones mencionadas. Según sus propias palabras, “en el año de 1917, en los comienzos de la ocupación americana, el que esto escribe formó parte de una comisión de paz, para ir a convencer a Olivorio de que debía  disolver los grupos que le acompañaban y entregar las armas largas, propiedad del Estado; esta comisión fue compuesta por el general Wenceslao Ramírez, José Alfonso Lagrange, José Del Carmen Ramírez…….. Teniendo lugar la entrevista en el paraje El Palmar, sección La Jagua, común de San Juan de la Maguana” (ver su articulo “Olivorio Mateo, para la historia”).

Sobre este particular, en el Valle de San Juan de la Maguana, los caudillos lilicistas, horacistas, etc., colaboraron sumisamente con los intervencionistas del 1916 en varias situaciones, entre ellas la que ya hemos mencionado de persecución y muerte de ese campesino precursor de prácticas mágico-religiosas de la región.

A propósito de esta situación histórica, Fabio Fiallo, en su conferencia ¨Presentación del mártir Cayo Báez¨,  pronunciada en La Vega, en 1923, expresa lo siguiente:

«Frente a la consigna única de mucho terror por parte del ejército de ocupación, el pueblo dominicano estaba desamparado no solo en cuanto a sus ´medios de defensa´, sino también ´de todo ejemplo de honor´, por la fuga cobarde de los bravucones que habían sido sus hombres de gobierno »

« ¿Dónde estaban aquellos por quienes (el pueblo dominicano, A.M.) había derramado a torrentes su sangre generosa en lucha enconada de hermano contra hermano? ¿En donde los otros que él había exaltado a los puestos mas eminentes y lucrativos de la nación, en los congresos, en la magistratura, en la diplomacia, en el manejo de los tesoros públicos?».

«Ahí cuando se volvió a saber de ellos, cuando (el pueblo dominicano A.M.) volvió a verlos, fue en el palacio del Gobernador Militar a quien iban a ofrecerle: los unos, su sumisión y sus influencias políticas; los otros, sus talentos, sus actividades, sus relaciones sociales […]. Y también en las fiestas del Country Club, a donde algunos llevaban sus mujeres y sus hijas a danzar y divertirse con aquellos mismos rudos sargentones que convertían en pavesas nuestras aldeas, estrangulaban ancianos al correr de sus rápidos bridones y aplicaban con sus propias manos el sable hecho ascua en el vientre desnudo de nuestros indefensos campesinos. (7)

En consecuencia, la mayoría de los caudillos regionales depusieron su autonomía, liderazgo individual y poder político y se sumaron a los ocupantes intervencionistas norteamericanos, haciéndose en muchos casos sus colaboradores de confianza.

En el valle de San Juan, los caudillos lilicistas, horacistas, etc, contribuyeron con las tropas extranjeras en tareas comunes. En su obra “En la ruta de mi vida”, Víctor Garrido Puello, narra tales persecuciones llevadas a cabo por los caudillos y las tropas norteamericanas (8).

About the author

Angel Moreta

Angel Moreta, jurista, sociólogo, y filósofo; Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), República Dominicana, Autor-Editor de Debateplural.

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