Cultura Nacionales

El mito del Vedrinismo

Written by Debate Plural

Boanerges Nuñez (Hoy, 31-3-12)

En los manuales de literatura dominicana encontramos“dos movimientos” considera – dos“ vanguardistas”: vedrinismo y postumismo. Del primero se ha dicho que fue creado por Vigil Díaz y que tuvo un seguidor, Zacarías Espinal. Éste inventa el término VHEDRINHISTA, con dos haches intercaladas, al publicar tres poemas en la revista “La Opinión”, No.192, del 9 de octubre de 1926: (VERSOS VHEDRINHISTAS, VER-BELISMO, KRELIM). Luego, dos o tres años más tarde, Vigil publica en la revista “El Día Estético”, No.2, (1928-29), “Poema vedrinista”; en “Cosmos”, No.36, de octubre de 1929, “Motete vedrinista”. De estos dos poemas es posible que se derive el nombre del “ismo” sin las haches de Espinal.

En esos días, 5 de octubre de 1929, Tomás Hernández Franco publica un artículo en el periódico “La Información” de Santiago. En él comenta sobre los ismos de las vanguardias y emplea por primera vez la palabra vedrinismo. Dice que es una delicia criolla que Vigíl Díaz inventó un día para reírse de los postumistas, y que viene de Vedrines, el loco aéreo francés. Como se ve, no habla de un movimiento poético como tal. Sino de la actitud humorista del poeta que Ricardo Sánchez Lustrino describe en su Foto-siquia.

Es precisamente en aquel escrito de “La Información” donde surge lo que el crítico Diógenes Céspedes ha llamado el mito del vedrinismo que Pedro René Contín Aybar conceptualiza en su “Antología Poética Dominicana”. Aunque en el apartado “El morbo de la originalidad” se refiere al VEDHRINISMO, no lo califica de movimiento. Habla de una “…modalidad poética propia… ”, de un “… estilo poético modernista”, de “… un afán de originalidad…,” de “…olvidar la férula académica… ”. Dejando ver, entre otras cosas, los rasgos de un verdadero ismo.

Así queda configurado el mito que Manuel Rueda y Lupo Hernández Rueda amplían de manera definitiva en la “Antología Panorámica de la Poesía Dominicana Contemporánea” con las piruetas del looping de loop y otros postulados que han sido cuestionados. Veintisiete años después el poeta y músico expresaría en su “Antología Mayor de la Literatura Dominicana” lo siguiente: “…El vedrinismo no fue propiamente un movimiento, ya que no se expandió fuera de su creador y sólo más tarde a una distancia de años, Zacarías Espinal (1901-1933) se identificaría con él. De este alumno tardío de Vigil Díaz tendríamos que decir que sí poseyó de manera casi irracional un talento para la expresión abstracta, para la eufonía sin trabas, logrando coloraciones insólitas en la forma del soneto, del que se sentía por ello un auténtico renovador…”

De lo cual se desprende que Zacarías, aparte de ser el creador del adjetivo, es el poeta más experimental del dúo vedrinista. El nombre o sustantivo del “i s m o” lo aporta Hernández Franco al llamarle vedrinismo a lo que él interpretó que había inventado Vigil.

Pero antes del artículo de Tomás, en agosto del 29, Espinal, analizando en La Opinión un poema de Julio A. Piñeiro de su libro “Ru – tas Estelares”, editado en París, había insinuado lo que podría ser el vedrinismo: “el verso es la viva expresión del sub-consciente”. En este intento de definición, entiende atinadamente Céspedes, se percibe una clara afinidad con el surrealismo.

De todas maneras la ocurrencia del autor de “Ye l i d á ” había quedado en el aire y de ahí siguió, hasta el día de hoy, la confusión general de la crónica que a partir de la antología de los Rueda consagró al vedrinismo como un movimiento literario. O sea, Contín nunca habló de movimiento ni de piruetas ni de Vedrin o Vedrines, y agrega a Zacarías Espinal como un seguidor estimable. En eso fue cuidadoso. Basta con revisar el prólogo de su antología para comprobarlo.

Es indudable, además, que la carga simbolista, parnasiana y modernista congestionó ese primer esfuerzo de ruptura. Y nada anterior se parece en la forma a “Galeras depafos”, “Música de ayer”, ni a los sonetos raros de Espinal. Ahora, debe reconocerse que en estas obras los instantes felices son escasos, y la profusión de vocablos arcaicos y exóticos empaña en gran parte el sentido de belleza. Quizá en los poemas de Vigil: “Tímpano de la montaña”, “Rapsodia”, “Fiesta Circense” y “Jonondio” cabe la excepción.

Estos dos poetas, a pesar de todo, introducen un verso libre con propiedades vanguardistas, como son: “la armonía del des orden”, “el desconocimiento de la estrofa”, “la libertad fonética”, “la sonoridad en la palabra y su estructura” y “el fonosílabo”. Espinal, especialmente, se adelanta al cubano Mariano Brull y se convierte en el iniciador de la jitanjáfora criolla que Manuel Rueda llama “a p o e m a s”. En cambio, Vigil produce 33 poemas en prosa dándole consistencia a esta forma poética. Esto indica que hubo una apreciable evolución hacia la modernidad sin que se fundara un movimiento con los requisitos clásicos. Toda vez que ya se tiene por vanguardia cualquier producción atrevida e impactante que conecte lo contemporáneo con lo histórico.

Enfoques postmodernos sostienen que El poema genera su propia teoría. Los cambios de rumbo estético no requieren de manifiestos, proclamas, declaraciones de principios, sino de la obra, del testimonio artístico, del texto en sí. Y esto, en cierto modo, sucede con el vedrinismo, pues el texto teórico estuvo precedido de textos poéticos que anunciaban, como es el caso de “Góndolas”( 1912) y del poema “Arabesco”, publicado en la revista “La Primada de América” en 1917. Con todo, el movimiento no cuenta con un texto como “Palabra”, donde el poeta deja su pensamiento estético”.

Sin embargo, en un reciente estudio sobre vanguardias dominicanas se obvia todo eso y se emiten juicios tradicionales un tanto contradictorios cuando se aborda el versolibrismo, el origen del poema en prosa y el mito vedrinista. También asoma la fábula al pretenderse probar la primacía del postumismo frente al vedrinismo.

Sorprende que los dardos a Contín Aybar devengan prejuiciados. Este crítico, orientador de varias generaciones, siempre valoró la estatura poética de Moreno Jimenes. El caso de Rueda, archiconocido, se explica porque por un error en la publicación de un poema y una diferencia de criterio en un concurso de poesía, tuvo que soportar la arrogancia y el encono del pontífice postumista.

En ese voluminoso ensayo, bien estructurado, se despejan lugares comunes que han hecho dogmas en las letras nacionales. Constituye una defensa desaforada de Moreno y su movimiento. El formato legal a veces utilizado así lo evidencia. Lo jurídico contamina lo literario y la gracia textual se diluye. Pienso que el acopio de pruebas que se exhibe encierra otros mitos que reclaman ser desvelados.

About the author

Debate Plural

Un medio independiente, libre, plural, sin ataduras con empresas o gobiernos; buscando el desarrollo de una conciencia critica, y la verdad que subyace en el correr de la vida nacional e internacional para el empoderamiento del pueblo dominicano en relación con las luchas y reivindicaciones económicas y sociales fundamentales

1 Comment

  • La primera alusión al vedrinismo de la que tengo constancia es muy anterior a todo lo que se dice en este texto. Proviene de la columna SEMANALES publicada en el Listín Diario el martes 16 de enero de 1912, por el «Abad de Antinoe» y finaliza con esta frase :»perdido el sentido a la primera cabriola de esta bestia enperfina y sobrada de hondos y complicados Vedrinismo»

Leave a Comment