Aristofanes Urbaez (Listin, 24-7-17)
En todos los medios que he estado (que son casi todos), he peleado para que me respeten los garabatos, pues armado con la sentencia de José Martí -“todo hombre que no se atreve a decir lo que piensa, o que oculta lo que piensa, no es un hombre honrado” ó me he defendido alegando que la verdadera libertad de expresión, es respetar el libre albedrío, porque no somos iguales aunque todos llevemos una cabeza, quien quiere el periodismo como negocio, lo logra y los otros nos conformamos con lo que podemos conseguir.
Al final, eso se impone y nunca nadie se ha atrevido a acusarme de chantaje o extorsión, porque no lo práctico así, y todos los saben. Todos tienen sus razones, pero me he resistido a la tentación. Todos los que reparten dinero tienen su lista, pero no han llegado a mí. Muchas veces me han invitado a charlar o me ignoran. Es mejor así, porque a nadie le soporto la fea palabra de “ladrón”, aunque a veces soy ríspido.
Pero en mi vida he tratado de honrar a mis padres y abuelos, sabios, y limpios. Y esto lo digo hoy, porque entiendo la hora conservadora y antidemocrática que recorre el mundo, y como no pienso refugiarme en ningún otro país, veo el ‘ensañamiento’ de medio mundo contra Venezuela.
Los venezolanos enemigos del régimen, les luce más dar el pleito allá, y los auténticos representantes de regímenes ladrones, asesinos y tiránicos (antidemocráticos), que monopolizan los medios de prensa en el mundo sólo hay que medir los índices de desarrollo humano y están descuartizando sus países y matando a los pobres, precarizándolo todo, desde el agua de beber hasta el transporte, pero ellos dominan el mundo con el capital ficticio (de casinos), y con montones de propaganda aviesa con catálogos y cárteles de mentiras.
Ahí va también, agresión a la comida, la educación a la salud y a la libertad, judialización de las protestas y los sindicatos. En fin: estos Alejandro Magno y Papa Francisco sólo les pagan a los banqueros y quiebran pequeña y medianas empresas todos los días. ¡Y esto sí que lo discutimos con quien sea, menos con los canallas güiscólogos! ¿Es justo tener un campaña contra un país en que se silencia todo lo bueno (el país no existe), pero a diario se difunde todo lo malo, aparte de las montañas de mentiras, como la del plebiscito?
¿Puede alguien en nuestros país convocar un plebiscito o referendo, figuras jurídicas que no existen en nuestra constitución, al menos que no se convoque una ley especial o constituyen, todo hecho por la JCE; buscarse unos cuadernos, quemarlos y todos los medios decir que se contaron 7.4 millones de participantes, y todos sus periódicos publicar una nota apócrifa, que diga lo mismo, pero nadie sabe dónde, ni quién la redactó? Hacer eso es decretar la muerte de la prensa libre en “Tiempos de canallas”, como dice Montaner, aunque él es el jefe del reparto.
