Yannerys Paulino (El Universitario, enero 2016)
Duarte es el principal baluarte del mantenimiento de nuestra independencia, su pensamiento es el escudo bajo el cual debemos cobijarnos para evitar la destrucción del Estado Dominicano, y en consecuencia, la desaparición de nuestra Independencia Nacional, obtenida a partir del sacrificio de cientos de hombres y mujeres que creyeron posible una República Dominicana libre y soberana. El historiador Jaime de Jesús Domínguez considera que no se ha hecho honor al pensamiento de Duarte, porque “vemos que la propia iglesia católica está escandalizada en contra de la intromisión de potencias extranjeras en la vida política dominicana. En el caso que se produjo el año pasado sobre la situación de los haitianos en el país, que el propio secretario general de la OEA pronunció al respecto, en algo que no le concernía, porque nosotros como dominicanos tenemos derecho a reglamentar la entrada y permanencia de extranjeros en nuestro país. Es decir, que estamos muy lejos de lo que soñó Duarte de un país libre, soberano, de toda dominación extranjera, demasiado fuerte y demasiada visible esa situación en la que vivimos”.
Aunque no todo es malo, para el maestro Domínguez, el hecho de que exista de manera formal una República Dominicana, de que seamos una nación y no llevemos estatuto de colonia, eso de por sí constituye un punto a favor del pensamiento Duartiano, amén del irrespeto a las leyes y a la constitución, lo cual consideró de muy peligroso, porque podría conducir a una intervención militar extranjera “el irrespeto a la ley podría generar conflictos que tarde o temprano, podrían componer esa invasión que sería todo contrario a lo soñado e ideado por Duarte”.
Y las esperanzas de un cambio político tampoco son un buen augurio, porque la carencia de ese nacionalismo por el que Duarte vivió y murió no se ve de manera expresa entre los llamados a representarnos institucionalmente, ya que están más preocupados por promesas electorales que por realzar la promesa de Duarte, entre los grandes los más poderosos, los que mayor cantidad de lectores podrían tener, el maestro no ve esa identificación plena con Duarte ni su ideal.
Jaime de Jesús Domínguez, un investigador de la vida de y obra de Duarte, considera que el pueblo dominicano tiene que cambiar el norte que lleva, ya que de no hacerlo, no le quedaría otra opción que la desaparición: “nosotros tenemos dos opciones, o cambiamos lo que mal está o la soberanía nacional desaparecerá. No hay otras soluciones, o cambiamos o dejamos de ser independientes a largo o a corto plazo. Esas son las dos únicas soluciones: o salimos a defender la Patria con todas nuestras fuerzas, o dejamos que todas las intervenciones nos lleven hasta el momento en que se cree un estado fallido y nos envíen las tropas de la ONU y de la OEA”.
Pero, cómo podríamos comenzar a cambiar? El autor de la obra “Juan Pablo Duarte, Independentista, Restaurador”, sugiere comenzar con enaltecer y divulgar las ideas de Duarte y tener un comportamiento de defensa de todo lo que es nacional. “Oponiéndonos a todo lo que vaya contrario a ese pensamiento de Juan Pablo Duarte. Duarte es el principal baluarte del mantenimiento de nuestra independencia, ese es nuestro escudo, y si nos defendemos a Duarte, estamos de una manera u otra colaborando con la destrucción del Estado Dominicano y en consecuencia, con la desaparición de nuestra independencia”.
Uno de los grandes absurdos que el historiador observa son las constantes modificaciones a la constitución, lo cual, dice, confirma lo que había dicho el primer ministro alemán Bismarck en 1862, y que el doctor Balaguer retomó, de que la constitución es un pedazo de papel. “Eso significa que para el gobernante lo más importante es su voluntad personal y no el respeto a la ley, esto conduce en muchos casos a la dictadura unipersonal o al caos, y donde reina el caos, solamente desaparece con la intervención de fuerzas extranjeras y la consiguiente pérdida de la independencia Nacional”, alertó.
Desde fuera es poco lo que se puede hacer, conservar el ideal de Juan Pablo Duarte se traduce en una lucha en contra del estado de desorden y de corrupción que está imperando en nuestro país, tanto en las instituciones públicas, como privadas. El cambio debe partir de la convicción personal de cada dominicano, de la necesidad de conservarnos como nación Libre e Independiente, en donde prime el respeto a las leyes, a la constitución, a la soberanía e independencia de los pueblos, así como el respeto a los derechos humanos. Jaime de Jesús Domínguez invita a todo el que se sienta ser dominicano a buscar los principios y las acciones de Duarte en favor de la Independencia y en favor de la Restauración de la independencia en 1864, y a luchar por esa Independencia Nacional, cuyo mantenimiento ha costado muchas vidas, cuyos sacrificios serían en vano si perdemos nuestra independencia y nos sentiríamos culpables de no haber hecho todo lo posible por su mantenimiento.
Participación activa de Duarte en el proceso independentista Aunque existen versiones que sitúan el pensamiento independentista de Duarte desde mucho antes de su viaje a estudiar a España, lo cierto es que ya en el barco en que Duarte viajaba ocurre el incidente con el capitán de la embarcación, quien le pregunta a Duarte que cómo es posible que los dominicanos sean dominados por los haitianos, lo cual vino a encender la chispa que ya debía tener dentro de sí y que mantuvo hasta el último día de su vida, pensando en una República Dominicana Libre e Independiente. Sus últimas palabras en el balbuceo fueron República Dominicana.
Tras su regreso de España. Duarte vino con la idea de la Independencia. Allá obtuvo los conocimientos sobre cómo organizarse de manera secreta. Ya en Europa estaban los movimientos independentistas, Los carbonarios, en Italia; la lucha de los griegos contra la dominación pú- blica y la posesión holandesa. Duarte estudia esos movimientos clandestinos, la manera cómo funcionan y cómo se organizan y eso que aprendió es lo que trae a Santo Domingo y pone en marcha la organización para el proceso independentista, con la creación de la sociedad secreta La trinitaria.
Duarte es quien inicia el movimiento independista de forma organizada. Es el fundador del movimiento La Trinitaria y es quien la dirige. Por eso, el historiador Jaime de Jesús Domínguez, no ve con buenos ojos la crítica a la participación “pasiva” de Juan Pablo Duarte, en el proyecto de Independencia. “Luego, Duarte integra a la lucha a los Hateros del Este, encabezados por Pedro y Ramón Santana. Duarte se ve obligado a salir del país, ante el acoso, por eso le corresponde a Francisco del Rosario Sánchez, miembro de La Trinitaria, alzar la bandera».
Sostiene que Duarte no solo fue el iniciador del proceso Independentista, sino que tuvo participación concreta “tanto que, saca de la Junta Central Gubernativa a quienes quieren el protectorado francés, y es a Duarte a quien apresan y deportan por mantener la idea independentista y es Duarte quien regresa y se integra a la guerra Restauradora para lograr una Patria libre e independiente. Es un mérito que no se puede quitar: él luchó y lo hizo tanto en la teoría como en la práctica».