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Arnold Antonín: Cine que salva memoria de Haití

Written by Debate Plural

Marivell Contreras (Hoy, 14-1-12) 

 

A dos años de la catástrofe que significó para Haití el terremoto (12 enero 2010) conversamos con Arnold Antonín. No solo de la honda herida que provocó ese desastre natural en ese país tan históricamente sufrido por una situación humana, social y económica desventajosa, sino del otro país, el país cultural, el que se refleja a través de las artes y sobre todo del cine, a quien Antonín representa desde su propio trabajo como cineasta, activista cultural y sindical y sus investigaciones sobre el cine haitiano.

En noviembre del 2011, Arnold Antonín vino al país, con motivo de una retrospectiva que dedicó la Cinemateca a su filmografía y en nuestro encuentro recordó que su primer documental “Haití: el camino de la libertad”, en el que retrataba la dictadura de los Duvalier, fue prohibido por el gobierno de Balaguer (1974) y años más tarde (1986) fue proyectado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

El cine de Arnold Antonín “es un reflejo de la vida política y social de mi país, en él se pueden descubrir aspectos de su historia pero también de la gran creatividad del pueblo haitiano. Desde el punto de vista literario con personajes como Jacques Romain, de las artes plásticas con Tiga, André Pierre, etc. o en la vida cotidiana. Y también se descubre el drama que ha padecido Haití desde el terremoto y antes”.

“Crónica de una catástrofe anunciada” es el documental de 20 minutos, que ya se ha pasado en más de 30 ciudades del mundo, en el que retrata el drama del terremoto con toda su carga poética, en la solidaridad y la valentía, pero también cuestiona lo que pudo evitarse si se hubiesen tomado las medidas recomendadas dos años antes.

¿Estamos hablando de un cine comprometido con un país, una sociedad, una forma de vida? Un cine que trata de enseñar que en Haití, fuera de la locura de los dirigentes ávidos de riqueza y de poder, existe una gran energía y una gran capacidad del pueblo de Haití de producir en las artes obras de altos niveles en el plano espiritual, plástico y literario. Haití es muy pobre desde el punto de vista material, pero es muy rico desde el punto de vista de las ideas. Nuestra riqueza cultural es dilapidada por la incapacidad de los dirigentes haitianos y es lo que hay que cambiar.

¿Cómo debe generarse ese cambio? Yo creo en la resurrección del pueblo de Haití. Primero hay que tomar conciencia de esta gran riqueza y generar un cambio total en la formación y utilización de los recursos humanos.

¿En qué medida el terremoto acentuó esta real ida d? Esta catástrofe vino a subrayar la catástrofe en la cual ya estaba sumergido. Hay decenas de miles de muertos inútiles que murieron por la negligencia criminal de los dirigentes políticos. Hace años que se estaba diciendo que había que preparar a la gente para que supiera qué hacer en caso de una catástrofe y que la precariedad en la cual viven podía llevar a cualquier desastre de proporción apocalíptica. Yo sentí que era mi deber testimoniar desde el punto de vista haitiano sobre el terremoto y la actitud valiente de mi pueblo.

¿Cómo es la vida cultural actualmente en Haití? (reacciona sorprendido con una risa irónica) Los pueblos donde hay mucha pobreza y poca actividad económica tratan de sobrevivir con la cultura, en ese sentido, las manifestaciones culturales populares siguen dándose. Las actividades culturales cultas están tratando de volver a surgir. Se hace algo en el Instituto Francés, La Fokal, el centro Petion-Bolívar con la fundación Friedrich Ebert, (fórum, conferencias, proyecciones, festivales de jazz ahora en enero, festival de cortos, muestras de arte y artesanía y una gran feria del libro y de la música). Funglode planea pasar películas de aquí en Haití. Actualmente, donde más actividades culturales haitianas se están realizando, es en el exterior, con muestras de pintura, festivales, etc.

Del cine y el arte haitiano. La obra de Antonin, fundador del Centro Petion-Bolívar, ha sido reconocida por importantes festivales desde Cannes, en Francia, a Montreal, África, en el Caribe francés y en importantes iniciativas del cine Latinoamericano. En Bogotá, Buenos Aires y Sucre (Bolivia), le hicieron una retrospectiva de varias de sus películas en 2010 y 2011. Sus preocupaciones y temas tienen que ver con sus preocupaciones polí- ticas, sociales y en revalorizar a los artistas haitianos. En este sentido, tiene una obra de más de 50 producciones entre cortos, documentales y películas de ficción.

Con su obra lo que pretende es “salvar nuestra memoria como pueblo. En Haití hay un complot permanente contra la memoria. Allá no se hace nada para conservar el patrimonio material e inmaterial del país”.

Este hecho agravado por el terremoto, ya que todas las entidades culturales, museos y otras importantes edificaciones resultaron destruidas. Entre estos, la iglesia de la Santísima Trinidad donde estaban los frescos de la pintura ingenua haitiana, el Museo Saint Pierre, el Centro de Arte, la Fundación Cultura y Creación, la Casa de Jacques Romain y del arquitecto Albert Mangones y “todas las casas del casco viejo de la ciudad”.

Un aporte interesante para el rescate de la gran obra haitiana es el que está haciendo el Instituto Smithsoniano, para rescatar los cuadros que son obras de arte que resultaron dañadas.

Sobre la realidad del cine haitiano dice que aunque el cine es también sueños, no se puede hacer un cine de banalidades “no se puede hacer un cine en Haití cómplice, ni tampoco un cine que compita con Hollywood”. Entiende que ellos tienen que hacer un cine “desalienante” y que hay que terminar de soñar con los 35mm. “Ya es basura, es chatarra. Y no se necesita en un país donde no hay electricidad”.

“El futuro del Cine en nuestros países estaría mejor si se hicieran más documentales. Los jóvenes tienen que hacer cortometrajes para que aprendan a hacer largometrajes”, sostiene.

Cuenta que el mayor apoyo que ha tenido el cine haitiano ha sido su propio público, pero que lamentablemente la última sala de cine que había abierta en el país, ya cerró.

“La única manera de sostener el cine es con apoyo del Estado”, dice convencido de la necesidad de que los países reconozcan sus propios valores.

Antonin entiende que hay que estar atento a las nuevas tecnologías “que no dejan de cambiar todos los días” y que hay que hacer un “cine liberador, sin olvidar la importancia de los valores estéticos”.

Asociaciones de haitianos residentes en Boston y Nueva York harán en noviembre sendas retrospectivas del cine haitiano “con lo que esperamos se aprenda a ver a Haití también como un país productor de bienes producto de la mente.

Filmografía seleccionada

1974: Duvalier acusado, 20min., 16 mm.

1974: Haití, el camino de la libertad (First long shotage Haïtian movie)

1980: ¿Puede un Ton-Ton Macoute ser un poeta?

1984: El derecho a la palabra (Radio Haïti y el exilio caraqueño) 15 min. Color 16 mm.

1989: La droga no perdona 15 min. Vídeo.

1989: Children ’s Rights 15 min. Vídeo.

1993: Puerto Príncipe. La tercera guerra mundial ya tuvo lugar. 15 min. Vídeo.

2000: Coraje de mujer 17 min. Vídeo.

2001: Tiga: Haïti, Dream, Possession, Creation, Folly. 52 min. Vídeo.

2001: Beauty against Poverty at Jalousie. 13 min. Vídeo.

2001: La dignidad de los ancianos. 15 min.

2002: Piwouli and the Zenglendo. 90 min.

2003: Albert Mangonès, public space. 52 min.

2003: André Pierre, the one who paints what’s good. 26 min. Video.

2003: Ti Machin, the woman mechanic. 13 min.

2006: ¿Tiene SIDA el Presidente? 123 min, color.

2006: Niños en peligro. 10 min, color. Excelente Vídeo.

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