Cultura

Epistolario íntimo de Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes

Alfonso Reyes

Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes, al igual que Martí, Rodó, Sarmiento, Montalvo, Gallegos, Neruda, Max Henríquez Ureña y muchos otros hicieron de la carta un trazado epistolar que en Occidente se convirtió en género literario. Desde la antigüedad, la carta, la epístola, la misiva, la letra, la correspondencia privada, política y diplomática, crearon un espacio instruccional y literario.

La carta logró crear valores estéticos, científicos, históricos, filosóficos, políticos, literarios y otros. Pero la carta era también ensayo, poema, tratado, historia, testimonio, novela y otros cuerpos discursivos utilizados para fines literarios y extraliterarios.  Algunos de los ensayos de Montaigne, Rousseau, Voltaire, Proust, Menéndez y Pelayo, Goethe, Schiller, Heine, Montesquieu, Diderot, entre otros, vivieron de esa práctica literaria y poiética, logrando en muchos sentidos lo que hemos llamado la instrucción epistolar. Como ya hemos advertido en ensayos anteriores, Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes convirtieron la carta en algo más que una experiencia de escritura. La efectividad de la carta en ellos, llegó a funcionar como verdad, información, fidelidad de pensamiento y sentimiento.

La influencia que adquirió la carta, la epístola y la misiva en el Renacimiento se hizo más pregnante y necesaria en los siglos XVII, XVIII y XIX.  Políticos, artistas, historiadores, ensayistas, novelistas, memorialistas y filósofos, se valieron de la carta, creando marcos de correspondencia y comunicación útiles y viables en la historia de la transmisión escrita de conocimientos.

La carta creó el correo público, privado y oficial en Occidente, Hispanoamérica, Oriente, Oriente Medio y otros lugares de la tierra.  Aun con la revolución de los nuevos medios de comunicación, la noción de correo ha tenido diversas connotaciones privadas y públicas, a tal punto que tanto la carta como el correo adquirieren hoy fuerza y dimensiones legales y jurisdiccionales.

Los diversos epistolarios de PHU y AR se constituyeron en espacios instruccionales, toda vez que este ambiguo género fue utilizado por ellos como lección, forma de conocimiento, instrucción privada, referencia, modo de comprender, memoria, autobiografía, diario íntimo y correspondencia.  La defensa, la relación con el otro, las implicaciones, digresiones, el pacto epistolar, la confesión, el relato y otras posibilidades de la escritura íntima, hacen posible la dimensión comunicadora y formadora del epistolario de ambos maestros de las letras hispánicas y de otros humanistas y autores que como ellos , utilizaron la carta para sellar pactos, historias institucionales ,intelectuales, sociales, económicas, militares y otras.

La economía comunicativa de la carta ha pasado por períodos donde la textualidad epistolar produce variaciones en su mismo marco o nivel instruccional, tal y como se puede observar en las diversas fases del Epistolario íntimo.  La soledad de PHU y AR logró desarrollar un género que era uno de los principales medios  o modos de comunicar a comienzos de siglo XX, justo cuando ambos jóvenes se dedicaban a viajar y a establecer vínculos fuera de sus respectivos países.  La carta logró unirlos a tal punto  de amistad que su escritura llegó a generar proyectos literarios importantes en el contexto histórico-cultural hispanoamericano.

Los diferentes tópicos asumidos y caminos trazados por estos dos escritores, motivaron nuevas relaciones entre el sujeto histórico y el sujeto cultural.  En tal sentido el Epistolario de la Familia Henríquez Ureña publicado en 1994 por la Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos , aporta datos reales, sugestivos, familiares, íntimos, institucionales, literarios y otros, significativos para la sociedad dominicana, caribeña y latinoamericana.

La importancia teórica, histórica, referencial y comprensiva de la carta, adquiere singularidad de tratamiento en el libro de Pierre-Jean Dufief, titulado Les écritures de l’intime de 1800 a 1914 (Ed. Breal, Paris, 2001), donde el teórico francés y editor de la correspondencia Flaubert-Goncourt (Flammarion, 1998), analiza los diversos órdenes, funciones y estructuras ideológicas de la correspondencia, la memoria, diarios íntimos, autobiografías que él denomina “escrituras de lo íntimo” (Ver Op. cit. pp. 134-146)

Según Pierre-Jean Dufief:

“La escritura de lo íntimo práctica los silencios debido a que ella necesita cuidar los secretos.”  (Vid. p. 146).  Según Dufief: “Las escrituras del yo favorecen el imaginario del repliegue.” (p. 139).

En efecto, la vía epistolar asumida por Henríquez Ureña y Reyes en el Epistolario íntimo, facilita aquello que la crítica, la memoria y la escritura pronuncian en su extensión e intencionalidad de juicio, saber y orden.  Las cardinales que se particularizan como carta en el discurso epistolar asumido como ensayo, lección, información y proyecto, obliga  a reflexionar sobre lo que requiere la creación literaria en sus detalles de género y textualidad. Los dos creadores de registros críticos han ocupado a todo lo largo de la América continental y Europa una experiencia literaria y una exegética cultural de amplias expectativas críticas.

Existe  en los interlocutores del Epistolario íntimo, un movimiento intencional que se revela en la práctica misma de sus escrituras contextualizadas en los niveles de superficie y profundidad de sus cartas.  Sujetas a circunstancias dichas cartas cumplen variadas funciones del texto epistolar y las ocurrencias que surgen del mismo.  Algunos rasgos de la instrucción epistolar concurrentes en el espacio intercomunicativo, revelan una psicología comportamental dinámica en dichos interlocutores.  Del afecto se llega en algunos casos al reproche, y del cumplimiento del encargo a la corrigenda. Luego de 1917 se hace observable una etapa de trabajo direccional en la que arrecia la necesidad de asumir la obra como arista de creación individual y cuerpo que define los nuevos proyectos de publicación.

En cuanto al estatuto de Reyes en México, en España y en toda la América hispánica, Henríquez Ureña le escribe a Reyes desde su modo particular e íntimo de opinión y convicción:

“Ahora sobre ti mismo: ya estás en ocasión de escribir lo que quieras.  Primero porque tienes posibilidades de hacer tiempo en tus ocupaciones; si tú fueras lento para escribir como yo, se comprendería que te faltara; pero siendo escritor rápido, no necesitas tal cantidad de tiempo.  De todos modos, tú siempre que quieres escribes, y siempre escribes.  Pero como hay algo más importante, y es que TU AUTORIDAD COMO ESCRITOR aquí en México (donde es ABSOLUTA), y aun en la América española (donde, a pesar de haberla descuidado, se te conoce ya mucho), ES TAN GRANDE, que YA PUEDES HACER LO QUE QUIERAS, ESCRIBIR, Y TODO EL MUNDO DIRA QUE ESTA BIEN  (Ver Epistolario… op. cit. Tomo III, p. 235)

La aclaratoria,en tal sentido, funciona como doxa crítica, destacando lo que es el mundo intelectual en Hispanoamérica y en el resto del mundo:

“Todo el mundo no es necesariamente los rivales literarios celosos y envidiosos, sino todos los lectores inteligentes, y también los rivales que no tienen envidias.  Ya se te cita hasta a propósito de una Kermese, como viste en un recorte que te envié.  El haber trabajado tanto fuera de México, y haber “triunfado en toda la línea”, como se dice en los periódicos, te mantiene libre de ataques y te convierte en ser extraordinario.  NO TEMER AL PÚBLICO, que estará dispuesto a encontrárselo todo bueno.  Esto creo que es necesario para que un escritor se sienta en posibilidad de expresarse libremente.” (Ibídem. loc. cit.)

Es importante destacar que a pesar  de los inevitables gazapos, o desvíos sintácticos provenientes, quizás, de la transcripción o los transcriptores de estas cartas, la prosa de ambos escritores se va desarrollando en el marco de un ritmo escriptural transparente y puntualmente legible.  La claridad y corrección de la prosa epistolar constituye en este Epistolario…un valor axiológico, intelectual y productivo de conocimiento.

 

About the author

Odalís G. Pérez

Profesor Investigador de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

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