Nacionales Politica

Ruidos, fugas y asesinatos de la democracia

Written by Debate Plural
Danilo Medina en campaña

Danilo Medina en campaña

Por: Odalís G. Pérez (Investigador de la Universidad Autónoma de Santo Domingo). 

Si el Estado-gobierno actual se aleja, niega estratégicamente el orden real y raigal siendo el el asesino de la memoria histórica y de la identidad dominicana,¿para qué construye cada día la falsa esperanza del progreso y la prosperidad? ¿Para qué fabrica estrategias de dominación tendentes a mantenerse como solución política neoliberaldesde un concepto de Estado que socava, caricaturiza e instrumentaliza la nación, queriendo monopolizar la función gubernamental a su favor?

Los antecedentes del actual modo de gobernabilidad coinciden con la tendencia y la estrategia de absorción de los Estados neototalitarios afirmados en una práctica de representación neoautoritaria, favorecedora  del continuismo político mediante el mecanismo de reelección que, como versión dictatorial, crea las maquinarias manipulatorias para “repetir” en el Estado-gobierno formas y usos totalitarios ya conocidos.

La misma crisis del neocapitalismo y sus instituciones, conduce a soluciones políticas favorecedoras del continuismo gubernamental, corrompiendo así los mecanismos de legalidad, alternabilidad, transición y renovación viables desde soluciones político-sociales de la modernidad.

Las posiciones ilegítimas construidas bajo el uso anómalo de una falsa democracia amparada en el llamado sistema de partidos, anuncia la cardinal propia de una gubernamentalidad que tiende a fragmentar los grandes partidos tradicionales a favor de una lógica de la división interna de los mismos, como fin estratégico de producir tendencias conflictivas al interior de los propios partidos y robustecer los falsos consensos para la opción de poder.

Las llamadas unidades estratégicas entre políticos basadas en prácticas antagónicas, diferencias políticas, principios organizativos direccionales en cuanto a procedimientos, tácticas y modos de acceso al poder, construyen en la actualidad nuevas figuras y figuraciones que traicionan el modelo de acción aprobado y adoptado a lo interno de su conformación estatutaria e institucional, revelando incoherencias y contradicciones graves en sus llamadas acciones, propuestas y nuevas alianzas estratégicas.

Así las cosas, todo lo que hoy sucede o acontece como relato y fórmula de acceso a la institución-gobierno como política y táctica de dominación, se funda en un falso y errático simulacro, mediante el cual, la sociedad dominicana actual se ahoga como conjunto humano y consciencia histórica, asistiendo a un estruendoso fracaso político y social de sus instituciones tanto públicas como privadas.

Pero lo más grave en el caso actual es el fracaso político y moral del sujeto mismo, privado de una libertad de decisión y ahogado por la creación y puesta en marcha de mecanismos de autoridad que inhiben sus decisiones democráticas como pueblo y sujeto social, de tal manera que sus derechos políticos son violados por decisiones neodictatoriales vigentes en el momento actual.

Todas las tácticas políticas utilizadas por el centralismo de poder del partido-gobierno actual, favorecen la “repetición” de la actual tribu política en el Estado y sobre todo en el teatro único de la reelección que, como podemos comprobar, absorbe como un pulpo las esferas de partidos mediante el uso de recursos dedicados a la corrupción, el manejo de cierta eventología propia de una gobernabilidad en crisis, y, sobre todo, del quiebre progresivo de las instituciones políticas y sociales tradicionales.

Lo que nos ofrece el presente de la política actual reeleccionista es la apariencia, el sueño, el parecer, la telaraña,  la estructura irreal de una promesa a los fines de manipular, falsificar, teatralizar lo real creando escenas y trucos políticos (¿politiqueros?), para mantenerse a toda costa en el núcleo seguro del poder.  A esa solución ha apostado el PLD desde el 2004.  “Aquí tendremos PLD por mucho tiempo”, dijo la voz  del otrora llamado perínclito y líder del partido morado.

Los arreglos, modificaciones y novedades agregadas a la Constitución dominicana para favorecer intereses y caprichos políticos, no han sido pocos; las fabricaciones y tácticas de la misma Junta Central Electoral para construir el triunfo político del partido de gobierno han sido y son en la actualidad el peor ejemplo de cinismo, corrupción, debilidad y manejo a favor de la continuidad de la actual tribu política en el Estado.

Los espectros de la corrupción y la podredumbre moral han alcanzado grados extremos  en la actual gestión de gobierno, máxime si se tiene en cuenta el efecto tumoral de la reelección en el cuerpo social y político dominicano.  La reelección es y ha sido la realidad política dominante desde el republicanismo histórico hasta nuestros días.

Las tribus y caudillos se han repartido el país, sus riquezas, sus instituciones, haberes y hombres; sus “tierras” o terrenos políticos han creado toda una ecología de la degeneración del sujeto social bajo el amparo de unos derechos que no han sido históricamente reales.

Visiblemente el “tigueraje” gubernamental de nuestros días se ha robado las funciones y el suelo cultural dominicano; lo ha corrompido para después “venderlo” y luego cobrar su jugoso botín.Los demonios de la historia política dominicana han conformado un sistema de fuerzas que hasta hoy mantienen su primacía en la sociedad  y sus cuerpos actuales de decisión.

La promesa de creación de 400,000 puestos de trabajo, la eliminación total del analfabetismo y  la superación radical de la pobreza, han sido a todo lo largo de la actual campaña política la peor demagogia y la más abusadora afirmación de un mandatario que hemos escuchado en los últimos registros electorales de campaña en la República Dominicana.

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