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Bolsonaro siembra dudas

Written by Debate Plural

Julio-Néstor Sosa Benia (Rebelion, 19-11-20)

 

Después de las elecciones municipales brasileñas, Bolsonaro, uno de los grandes derrotados, deslizó dudas sobre la cristalinidad de los resultados.

El escenario político brasileño dio un paso hacia el centro en las elecciones municipales celebradas el domingo, de acuerdo al análisis que se puede realizar de los resultados que emergieron de las urnas.

Si bien actualmente no pertenece a ningún partido, el presidente Jair Bolsonaro fue uno de los grandes perdedores de la jornada, porque los candidatos que estaban más alineados con su discurso no lograron acceder a la segunda vuelta en ninguna de las grandes ciudades del país, con la excepción del ingeniero y pastor evangelista Marcelo Crivella, que pasó al balotaje en Río de Janeiro, pero que no tiene chance de ganarle en las elecciones del 29 de noviembre al ex alcalde carioca Eduardo Paes, del partido Demócratas.

El discurso ultraderechista del mandatario perdió la fuerza que había tenido en 2018, cuando fue electo presidente, y eso se reflejó en los magros resultados que obtuvieron los postulantes apoyados por él, con la excepción de Crivella, que por otra parte tiene vuelo propio y no necesariamente responde a Bolsonaro.

El actual presidente, que hasta el año pasado perteneció al Partido Social Liberal (PSL), hizo campaña y apoyó abiertamente a 45 candidatos a concejal en varias ciudades del país, pero de ellos 33 no lograron ser electos. Además, Bolsonaro apoyó a 13 candidatos a alcalde, de los cuales apenas dos fueron electos en ciudades pequeñas del interior del país.

La derrota más significativa se dio en la ciudad de San Pablo, donde el candidato impulsado por el mandatario, Celso Russomanno, del partido Republicanos, quien en algún momento llegara a estar arriba en las encuestas, finalizó cuarto, con 10,5% de los votos. La incidencia de Bolsonaro en este caso fue directa, ya que cuánto más se asoció la figura de Russomanno con la del mandatario, más se fue hundiendo.

Bolsonaro no disimuló su malestar con los resultados de las elecciones, y este lunes, durante su habitual encuentro con los medios de prensa y con simpatizantes que se acercan a saludarlo al Palacio de la Alvorada, en Brasilia, habló al respecto, criticando el sistema electoral e insinuando dudas sobre la cristalinidad de los resultados, debido al retraso que hubo en el conteo de los votos, que en Brasil desde 1996 se emiten en urnas electrónicas.

“Nosotros queremos tener un sistema de conteo que no deje dudas. Es sólo eso. Tiene que ser confiable y rápido, que no deje margen para suposiciones. Ahora tenemos un sistema que no sé en qué otro lugar del mundo se utiliza”, dijo Bolsonaro, de acuerdo a lo que informó Jornal do Brasilia. El presidente afirmó además que la demanda del voto en papeletas viene del “pueblo” y que es necesario responder a ese reclamo.

“Mucha gente habla sin oír al pueblo. En mi caso, siempre estoy escuchando lo que dice, y lo que se quiere es un sistema que pueda demorar un poco más, no hay problema con eso, pero que garantice que el voto vaya efectivamente a la persona que se votó”, expresó Bolsonaro, sembrando dudas, aunque sin dar prueba alguna sobre sus insinuaciones. Sincerándose con sus seguidores, el ex capitán de 65 años de edad dijo que ese día no la estaba “pasando bien” y que se iría a dormir.

El triunfo de la centroderecha y el ascenso del PSOL

Las elecciones del domingo mostraron buenos resultados para los partidos de lo que en Brasil se conoce como centrão, un grupo de sectores de centroderecha, que vienen siendo de hecho los que están sosteniendo a Bolsonaro en el Congreso, negociando cargos permanentemente con el Ejecutivo y al mismo tiempo impulsando temas vinculados a su agenda.

Dentro de estos partidos, el que más rédito electoral obtuvo fue Demócratas, que más allá de su ideología conservadora no está para nada pegado al accionar del mandatario. Este sector, que integra el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, logró la reelección de los alcaldes de Curitiba (Rafael Greca) y Florianópolis (Gean Loureiro), se mantuvo en el poder en la capital bahiana, Salvador, con la elección de Bruno Reis, y pasó a la segunda vuelta –con muy buenas perspectivas– con la ya mencionada candidatura del ex alcalde Eduardo Paes en Río de Janeiro, el segundo distrito más poblado del país.

De acuerdo a la opinión de Jairo Nicolau, politólogo y profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro, quien fue consultado por la revista Piauí, es necesario ser cauteloso para evaluar los impactos de los resultados del domingo en la elección presidencial de 2022.

Sin embargo, remarcó que estos comicios municipales marcaron la vuelta al protagonismo “de la política profesional”, por lo que Bolsonaro tendrá que “reinventarse para buscar un nuevo nicho electoral”.

Para Nicolau, habrá una reorganización del sistema partidario, bastante fluctuante en Brasil, que terminará afectando a los partidos más chicos. Muestra de ello es que en las capitales estaduales que tendrán segunda vuelta el 29 de noviembre casi no hay espacio para novedades, ya que el electorado se inclinó por dar su apoyo a partidos más bien tradicionales, como el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) o el Movimiento Democrático Brasileño (MDB).

El primero definirá la alcaldía en tres ciudades y el segundo en seis.

En cuanto al desempeño de la izquierda, la gran novedad fue el acceso a la segunda vuelta de Guilherme Boulos, candidato del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) en la ciudad de San Pablo, el mayor colegio electoral del país. Además, el PSOL también definirá la alcaldía en la ciudad de Belén, capital del estado de Pará, donde el ex alcalde Edmilson Rodrigues se medirá con buenas posibilidades de triunfo con el policía Everaldo Eguchi, del partido derechista Patriota.

En Sao Paulo, Boulos obtuvo 20,24% de los apoyos, algo más de un millón de votos, y a pesar de que en la segunda vuelta es prácticamente imposible que le gane al actual alcalde, Bruno Covas del PSDB, que logró 32,85% –más de 1.750.000 votos–, se posicionó como el principal referente de la izquierda, captando muchos votos que antes eran del Partido de los Trabajadores (PT), que el domingo tuvo su peor votación histórica en la capital paulista, donde consiguió apenas 8,65% de los sufragios.

El PT sigue sin poder reponerse del golpe sufrido tras la destitución de Dilma Rousseff y el descrédito que generaron en buena parte de su electorado los hechos de corrupción que salpicaron sus gestiones.

Es por esta razón que el sector que lidera Luiz Inácio Lula da Silva quedó fuera de la pugna en las principales ciudades del país, con la excepción de Recife, la capital del estado de Pernambuco, donde la postulante petista, Marília Arraes, competirá con su primo, João Campos, del Partido Socialista Brasileño.

El PT también peleará la alcaldía en Porto Alegre, pero no con candidato propio, ya que en la capital gaúcha el sector se alió con el Partido Comunista de Brasil, que postuló a Manuela d’ Ávila, quien finalizó segunda y pasó al balotaje, donde se prevé una pelea reñida.

La izquierdista tuvo 29% de los votos y quedó detrás de Sebastião Melo, del MDB, quien consiguió 31,01%. Tercero con 21,07%, quedó el actual alcalde portoalegrense, Nelson Marchezan Júnior, del PSDB.

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