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La etiqueta de oficialista y el terrorismo contra la cultura cubana

Written by Debate Plural

 Javier Gómez Sánchez (Sin Permiso, 21-9-20)

 

Los insultos políticos y racistas, junto con las amenazas que recibió desde Miami el músico Alexander Abreu, director de la popular orquesta Havana D´ Primera, no solo hicieron que incontables cubanos alzaran su voz en las redes sociales, desde dentro y fuera de Cuba, para abrazar la dignidad de un artista cubano, sino que expuso como nunca antes una situación de la que ya personas e instituciones no podían seguir al margen.

Un grupo de músicos, entre los que se encontraban Samuel Formell, César ¨Pupy ¨ Pedroso, Elito Revé, Manolito Simonet, Diego Gutiérrez y Maikel Blanco, en conjunto con el Ministerio de Cultura, realizaron una conferencia de prensa on line mostrando su rechazo en nombre de los músicos cubanos a las prácticas de terror que en los últimos tiempos se vienen perpetrando contra los artistas de Cuba. Samuel Formell se refirió a la actualidad, recordando lo que padeciera junto a su padre Juan Formell en 1999: “Cuando Los Van Van tuvo la oportunidad de tocar por primera vez en Miami, creo que hasta ese momento no ha habido una amenaza tan fuerte como la que tuvimos. Amenaza de bombas. (…) Han tratado de agredir a los artistas cubanos de diferentes manifestaciones, ahora esto es nuevo porque existen las redes sociales.”

El Instituto de la Música, y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), emitieron pronunciamientos condenando el uso del terrorismo mediático contra la cultura cubana. Igualmente lo hizo el Ministro de Cultura, Alpidio Alonso.

El Presidente Miguel Díaz-Canel publicó en su cuenta oficial de Twitter: “Enfrentaremos la campaña mediática de manipulación y odio contra intelectuales y artistas cubanos, concebida, dirigida y muy bien pagada desde Estados Unidos. Lo haremos desde la verdad, la identidad y el amor.”

Alexis Triana, Director de Comunicación de Mincult, expresó en la conferencia on line junto a los músicos, señalando las agresiones todavía recientes, contra la cantante Haila Mompié: “Se trata de una campaña de descrédito a nuestras personalidades. Los ataques contra Haila fueron brutales, esto no es nuevo. Lo nuevo es utilizar las redes sociales como plataforma para agredir siempre y casualmente a aquellos artistas que viven en su patria, que se han negado a hablar en contra de su país y su gobierno”.

¿Cómo funciona esta maquinaria de terror, que ha pasado de amenazar con poner una bomba en un concierto y romper discos o quemar afiches de los artistas frente a los teatros de Miami, a utilizar las redes sociales para que su intención de atemorizar llegue por esa vía hasta Cuba?

Para un artista cubano hoy en día, que viva en su país, ya sea actor, músico, humorista, esa maquinaria de terror comienza a manifestarse con las acciones de un grupo de páginas web que forman parte del sistema de medios en internet financiados por el fondo millonario que cada año el gobierno de Estados Unidos destina a la subversión en Cuba.

Sus editores, cubanos mercenarios dedicados a esa labor, vigilan los muros de Facebook de prácticamente todos los artistas populares cubanos, a la caza de cualquier publicación que pueda serles útil: Una expresión negativa, una foto, su criterio personal sobre algún tema de actualidad, alguna queja por una situación particular o por aquellas que padecen como los demás cubanos. Las publicaciones aparecen luego con una imagen del artista y un titular sensacionalista que con frecuencia lleva el manido cintillo de ¨mira todo lo que dijo…¨

Por esta razón no son pocos los artistas cubanos que se cohíben de expresarse libremente en sus redes sociales.

Pueden ser también publicaciones de cariño y felicitación a sus familiares, pues esa maquinaria trata al mismo tiempo de fabricar empatía como parte del propio mecanismo de intimidación colectiva.

Igualmente buscan llevar a esa figura pública a hacer una continuidad, o alentarla subjetivamente a que continúe realizando publicaciones similares.
A partir de esas ¨señales¨ enviadas inicialmente, van siguiendo las reacciones posteriores de sus objetivos. Algunos artistas han llegado a plegarse completamente bajo la maquinaria de terror, tal vez creyendo que lograrán así convivir con ella. Otros se han integrado a la misma, brindándole contenido, pues las constantes publicaciones les funcionan como una forma de promoción ante determinado público virtual. No han faltado los que por carencias de una verdadera calidad artística han encontrado en el show permanente un modo de vida y una fuente de ingresos.

Puede llegar incluso a abrir el camino a los que buscan un premio mayor: La misma maquinaria que, combinada con la televisión tradicional miamense, acosa y agrede a unos artistas, -como hicieron con el humorista Juan Carlos Hernández ¨El Gordo¨, sobre el que fabricaron una trama de odio, luego de que pusiera en su Facebook una foto junto uno de los Cinco Héroes- es la misma maquinaria que hemos visto celebrar los shows televisivos en los que los presentadores del programa, y los empresarios del canal, regalan automóviles y ofrecen trabajo a otro que antes se prestó para servirles desde Cuba.

Pero la mayoría de los artistas, especialmente aquellos con la mayor calidad, estima por su arte, y compromiso con su pueblo -que es más que un público-, no se prestan para el juego. Como Alexander Abreu, con el que agotaron esa primera fase de búsqueda de simpatía. Entonces la maquinaria pasa a la segunda fase del terror.

Se puso circular en las redes un texto falso, supuestamente escrito por el popular músico, en el que se pronunciaba contra la Revolución y al gobierno cubano. Al conocer del mismo, el propio Alexander Abreu aclaró en su cuenta oficial de Facebook que la relación del texto con su nombre era falsa.

De inmediato, uno de los más recalcitrantes terroristas, aunque no el único que desde el amparo legal de Miami actúa contra los artistas en Cuba, elaboró una de sus emisiones en Youtube, en la que exacerbaba a su audiencia diciendo que la aclaración implicaba que el músico no se adhería al contenido político del mismo, y que en vez de aclarar su falsedad lo que tenía era que haberlo abrazado como si fuera suyo. Para elevar el odio e impotencia a niveles mayores, el resto de la emisión fue dedicada a fabricar mentiras sobre el popular músico cubano. Su número de celular, conseguido quién sabe cómo, fue publicado en la pantalla, según se le dijo a la audiencia exacerbada por ese odio: “Para que el que quiera lo llame”.

Poco después Alexander Abreu publicaba en su Facebook: “He recibido 1000 sms dónde me dicen desde gorila hasta las peores ofensas que existen como si yo fuera un criminal de guerra. Lo único que quiero decir es que a todos los que escriben con tanto odio les tengo un corazón lleno de amor y música. Muchas personas tomaron mi teléfono para agradecerme por la música y estoy agradecido por el amor que contrarresta las energías negativas.” Como postdata puso el mismo su número.

Lo realizado contra Alexander Abreu, puede perpetrarse contra cualquier artista cubano. Lo que debemos asumir como sociedad es que ningún artista de Cuba carece del apoyo de su pueblo contra el odio de los mismos que ayer amenazaban con bombas, y hoy tratan de intimidarlos usando el mismo terrorismo por otros medios. El amor del pueblo que los respalda es mucho más poderoso que el odio y la frustración de quienes los atacan.

Para notar el grado de manipulación al que estamos expuestos, bastaría ver como algunos medios digitales estadounidenses dirigidos a los cubanos, y que funcionan como parte de esta guerra mediática pero con líneas editoriales más sutiles, han reflejado, quizás por no poderlo evitar, las expresiones de rechazo de nuestros artistas ante los ataques, pero poniendo en duda el vínculo de esas agresiones con la política hostil del gobierno de Estados Unidos contra Cuba, -la misma que llegó a provocar que un individuo tiroteara con un fusil automático la fachada de la Embajada cubana-, cuando es desde su territorio y con su financiamiento que se sostiene y se articula esa maquinaria de comunicación y terror. A las declaraciones que señalaban la agresión a los artistas cubanos como parte de esa misma hostilidad, que hicieron los diplomáticos cubanos Carlos Fernández de Cossío, Director General para Estados Unidos del MINREX, y la subdirectora Johana Tablada, esos medios agregaron cínicamente en su reporte: “Ninguno de los dos dio más detalles ni ofreció ninguna prueba.”

Posiblemente las palabras más claras de esta pelea cubana contra el terror por la dignidad de la cultura, ante quienes, por cinismo o ingenuidad, pretenden separarla de su carácter revolucionario y antiimperialista, las dijera el músico Arnaldo Rodríguez, director de la agrupación Arnaldo y su Talismán, quien desde hace tiempo viene alertando nítidamente sobre las intenciones y la influencia que se pretende ejercer mediante el miedo o la seducción sobre la mente de los cubanos y sus artistas: “Y ahí están algunos desde la distancia burlándose de la cola del pollo con un vaso de whisky en la mano , y de saladito comiendo morcillas (hechas de tripas) , mientras proponen una ¨salida a la situación¨. Por eso le digo a mis coetáneos sean artistas o no: No tengan miedo a gritar su alegría de vivir en Cuba, no se avergüencen de mostrar lo felices o tranquilos que se sienten en su país. Aunque a algunos les importe un carajo el comunismo y la política no teman lucir la bandera de Cuba en un pulóver, no sientan pudor de mostrar al Che, no se callen, no regalen su silencio, no se dejen vencer…!Los cubanos nunca fuimos cobardes¡”

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