Economia Internacionales

Un golpe de mesa de Washington en el Banco Interamericano de Desarrollo

Written by Debate Plural

Randy Alonso Flacon (Cubadebate, 16-9-20)

 

“América para los (norte) americanos” reza en esencia la llamada Doctrina Monroe que, con sus casi dos siglos de existencia, ha sido la piedra angular de la política exterior de la administración Trump hacia América Latina.

Tal filosofía imperial de la imposición y la prepotencia, de la cual pocas veces se ha desligado una administración estadounidense, ha tenido un nuevo despliegue en la reciente elección del próximo Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la principal institución financiera multilateral de la región.

Washington pasó por encima del tácito acuerdo de que esta entidad fuera dirigida por un latinoamericano o europeo; toda vez que Estados Unidos posee el mayor número de acciones y de votos en la entidad. Y hasta hoy eso siempre fue así.

Desde su fundación en 1959, en un claro intento de enfrentar el impacto en la región de la naciente Revolución Cubana, el BID ha tenido como presidentes al chileno Felipe Herrera (1960-1971), el mexicano Antonio Ortiz Mena (1971-1988), el español Enrique Iglesias (1988-2005) y el colombiano Luis Alberto Moreno (2005-2020). Estados Unidos ha ocupado siempre la vicepresidencia de la institución.

Pero Donald Trump y su equipo de poítica exterior no creen en eso de compromisos o reglas escritas. Para ellos lo importante es “ Make America great again”, como proclaman en las cuatro direcciones.

Pese a la oposición de pesos pesados latinoamericanos como Argentina y México, la declaración pública de varios expresidentes iberoamericanos de derecha que calificaron la intención como “una agresión a la dignidad latinoamericana” y el intento del jefe de la diplomacia europea Josep Borrell de que los miembros de la UE que son accionistas del banco lograran posponer la votación, Washington dio un golpe de mesa y logró el pasado sábado que su candidato, Mauricio Claver-Carone, fuera electo como nuevo Presidente del BID para el periodo 2020-2025.

Claver-Carone, asesor de la Casa Blanca para Latinoamérica, uno de los promotores de la línea dura en América Latina. Foto: EFE.

Para ser elegido Presidente, un candidato debe recibir la mayoría de la totalidad de los votos de los países miembros del BID, así como el apoyo de al menos 15 de los 28 países miembros regionales (26 países miembros prestatarios, más Canadá y los Estados Unidos).

El BID cuenta con un total de 48 países miembros de América, Europa y Asia, tiene su sede en Washington, D.C., y oficinas en todos los países prestatarios, así como en Europa y Asia.

Washington (30% de los votos como accionista principal) impuso sus designios con el apoyo entusiasta de gobiernos como los de Brasil (11,3 %), Colombia, Bolivia, Ecuador, Paraguay, El Salvador y otros.

Un total de 16 países se abstuvieron en la votación (31.23% del poder de voto en el BID).

Al celebrar el triunfo estadounidense, el Secretario de Estado Mike Pompeo destacó: “En su papel en el Consejo de Seguridad Nacional, el señor Claver-Carone ha sido un líder visionario en el avance de la prosperidad en el hemisferio occidental y un firme defensor de las instituciones democráticas y las cooperación en materia de seguridad que sustentan el crecimiento económico y el desarrollo”.

La mejor muestra de la prosperidad que puede traer y los manejos que puede introducir en el BID este caballero, es su reconocido antecedente como Representante de Estados Unidos en el Fondo Monetario Internacional, donde maniobró para lograr el escandaloso préstamo de 57 000 millones de dólares que esa entidad hiciera, contrario a las valoraciones de riesgo, al gobierno corrupto de Mauricio Macri en la Argentina; un préstamo que hoy están pagando todos los argentinos sin haber visto sus beneficios.

En declaraciones públicas recientes, Carone reconoció que era una jugada de la Casa Blanca para influir decisivamente en las elecciones del país austral. Como parte de su campaña para el BID, el candidato de Trump remitió a todos los países miembros del BID en América Latina una minuta reservada con su presentación ante el Consejo Chileno para las Relaciones Internacionales (CCRI), en la que confirma que todo lo que hizo la administración estadounidense para obligar al FMI a dar el préstamo a la Argentina fue para ayudar a Macri y evitar que el peronismo regresara a la Casa Rosada.

Claver-Carone, quien antes de entrar en el gobierno estadounidense tenía como único aval el de dirigir el mayor grupo de lobby de la ultraderecha anticubana en Washington, ha sido -desde su posición en el Consejo de Seguridad Nacional, uno de los principales orquestadores, junto al senador Marco Rubio, del arreciamiento a niveles extremos del bloqueo de EE.UU contra Cuba en los dos últimos años y de la política agresiva de la administración estadounidense contra Venezuela.

También fue operador político importante en el Golpe de Estado en Bolivia contra el presidente Evo Morales y en el reconocimiento de Washington al gobierno de facto de Jeanine Añez.

Con tales antecedentes, es previsible una gestión cada vez más divisiva del Banco Interamericano de Desarrollo, en un periodo en el que la región necesita más que nunca financiamiento y unidad para enfrentar el grave desafío de la pandemia sanitaria y la crisis económica mundial que la afecta.

Su imposición es muestra del chacalismo político que impera en Washington –que se salta normas, procederes, protocolos-, y es parte de la estrategia estadounidense de reafirmar su dominio en esta parte del mundo, para lo que busca contener la creciente presencia económica, comercial y financiera de China.

Pero también refleja la ruptura del proceso de unidad en la diversidad que vivía Latinoamérica, especialmente desde la constitución de la CELAC; y la debilidad que hoy tiene ese ente imprescindible de la integración regional. La CELAC llegó a convertirse en un actor internacional importante y en una voz unida en decisivos foros mundiales. Fue también una alternativa viable frente a la dominación hegemónica de Estados Unidos en la región.

Estados Unidos dio un golpe de mesa para fragmentar aún más a la Patria Grande latinoamericana y para tomar con mayor fuerza aún el control de instituciones que como el BID y la OEA han sido siempre instrumentos útiles a las políticas imperiales en esta parte del mundo.

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