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Estados Unidos, impredecible en la era Trump

Written by Debate Plural
Luis Beatón (Prensa Latina, 7-7-20)
Estados Unidos es una nación impredecible bajo la administración del presidente Donald Trump. Con una elección presidencial en apenas cuatro meses, una economía en crisis, un país divido y en ebullición por la violencia racial, ¿qué podría cambiar entre ahora y noviembre?

Nathaniel Rakich, un analista electoral que participó en un foro debate del sitio FiveThirtyEight.com -que utiliza el análisis estadístico al abordar historias convincentes sobre las elecciones, la política, los deportes, la ciencia y la economía, entre otros temas-, considera interesante esa pregunta.

La pandemia podría estar totalmente bajo control y la economía volver a rugir. O podríamos estar en medio de una segunda ola de la Covid-19 y la tasa de desempleo estaría como en los años de 1920, cuando la llamada Gran Depresión, aunque existen pronósticos que dan cifras devastadoras del desempleo, incluso hasta de 50 por ciento, valoró el analista.

A finales de 2019 nadie anticipaba una situación como la actual pese a la derrota republicana en las elecciones de medio término de noviembre de 2018. Trump se vanagloriaba de su ‘estupenda’ gestión económica que aunque era una herencia ocurría bajo su mandato.

Nadie podía imaginar la pandemia, la contracción económica y las protestas que incrementarían la crisis y polarizaría a los estadounidenses.

Según Rakich, no conoce a nadie que esté planeando votar por Trump, que piense que ha hecho un buen trabajo y merezca un segundo mandato, más cuando se le puso a prueba, repetidamente, y fracasó, y un ejemplo de ello es su respuesta a la pandemia de la Covid-19.

Un reciente artículo de opinión de Juan Williams, analista político de Fox News, en el diario The Hill, enumera una lista de eventos para los fans del ‘más grande de todos los presidentes’ (Trump, según él).

¿Dónde está el muro, y México lo está pagando?, ¿Dónde está el fabuloso plan para reemplazar a ObamaCare?, ¿Dónde está el acuerdo con Corea del Norte para terminar con su amenaza nuclear?, ¿Dónde está la curación racial al retuitear a un partidario gritando ‘poder blanco’?

¿No te dijo en febrero que el virus iba a desaparecer mágicamente y luego te lo repitió la semana pasada, después de que más de 125 mil estadounidenses murieran por él?, preguntó Williams.

Eso es un récord de fracasos, subrayó, al señalar que la base de Trump comienza a agrietarse, algo no novedoso, y que desde llegó a la Casa Blanca comentan los medios de prensa y analistas políticos.

Y aquí hay una pregunta más sobre las promesas vacías para los mayores fans de Trump, los evangélicos blancos: ¿Ha cumplido Trump con usted después de los recientes fallos de la Corte Suprema en apoyo de los derechos de los homosexuales y el derecho al aborto?, planteó el analista.

La posición de Trump con los evangélicos comenzó a deshilacharse ante las decisiones de la corte. Primero, el fracaso en proteger al país del virus lo perjudicó, especialmente con los ancianos.

Luego, los evangélicos de todas las edades vieron la falta de empatía cristiana en sus ataques a las personas que se unieron, a través de las líneas raciales, para protestar contra la brutalidad policial. ‘Somos una raza y necesitamos amarnos unos a otros’, dijo Pat Robertson, un importante líder evangélico, señaló.

Precisó el analista que Trump ganó el 57 por ciento del voto blanco en 2016. Un tercio de ese apoyo vino de los evangélicos blancos. Otro 20 por ciento de la base de apoyo de Trump en 2016 procedió de los católicos blancos, según un análisis del Centro de Investigación Pew.

Eso significa que los evangélicos blancos y los católicos blancos constituyeron la mitad de quienes votaron por Trump en 2016, aunque ahora hay señales de que algunos, en especial las mujeres, se están volcando en su contra.

‘En marzo, casi el 80 por ciento de los evangélicos blancos dijeron que aprobaban el trabajo que estaba haciendo Trump, [según las encuestas del PRRI]’, informó el New York Times a principios de junio, citado por el comentarista.

A finales de mayo, con el país convulsionado por la discordia racial, la favorabilidad del mandatario entre los evangélicos blancos había caído 15 puntos porcentuales, al 62 por ciento, de acuerdo a una encuesta del PRRI’, según un artículo del Times, de Jeremy W. Peters, quien agregó que el apoyo de los católicos blancos a Trump bajó 27 puntos desde marzo.

David Brody, el principal analista político de la Red de Radiodifusión Cristiana, dijo recientemente a Politico que ‘cualquier desliz’ del apoyo de Trump entre los votantes evangélicos lo condenaría a la derrota en noviembre, citado por Williams.

Desde finales de mayo, Trump perdió 15 puntos porcentuales de apoyo entre los blancos sin título universitario, según un promedio de encuestas del Washington Post. Tenía una ventaja de 37 puntos porcentuales entre esos votantes sobre Hillary Clinton en 2016. Ahora bajó a una ventaja de 22 puntos sobre Biden.

Puntualizó que hay consecuencias políticas mortales para la reelección de Trump en esos números.

No pocos consideran la situación en el país como impredecible pese a que según el promedio de encuestas de RealClearPolitics, Biden actualmente aventaja a Trump en seis estados que el mandatario ganó en 2016: Wisconsin, Michigan, Pennsylvania, Florida, Arizona y Carolina del Norte.

Asegura Williams que si unos pocos evangélicos deciden que no vale la pena sacrificar sus más preciados principios de amor y moralidad cristiana, pueden terminar votando por un católico blanco. Su nombre es Joseph Biden.

Pero aquí surge otra gran interrogante, también impredecible. ¿Y si Trump no deja la Casa Blanca?, pregunta el sitio www.theamericanconservative.com.

Hay temor en Estados Unidos en diversos sectores, dada la arrogancia mostrada por el mandatario que desde hace meses está hablando de fraude en su contra para sacarlo de la Casa Blanca.

Por ejemplo, su empecinada oposición al voto por correo, algo que él mismo ya hizo antes, y que según dice ahora será un tremendo fraude. Nadie se atreve a predecir.

Según theamericanconservative.com hasta el mismo Joseph Biden, el virtual candidato demócrata a la Casa Blanca, manifestó sus temores sobre cómo reaccionará Trump si es borrado en las urnas.

El retador está ‘absolutamente convencido’ de que los militares podrían tener que sacarlo de la Casa Blanca si se niega a irse después de perder las elecciones de noviembre. Biden ha estado diciendo esto durante meses.

Incluso, los opositores al mandatario también expresan su ‘preocupación’ de que Trump pueda usar la crisis del coronavirus para retrasar o deslegitimar la elección, algo también impredecible.

No creo que Trump intente mantenerse en el cargo si pierde. Pero hay gente que nos dirá eso para manipular nuestros miedos y robar esta elección. Por eso es que finalmente estoy asustado, subrayó Peter Van Buren, un veterano del Departamento de Estado y autor de varios libros.

La continuidad de Trump está en el ambiente sin importar los cómos, y ya hay muchos estadounidenses que anticipan un posible fraude electoral en las elecciones 2020, lo cual aparentemente esconde intenciones que, según el Premio Nobel de Economía Paul Krugman, pudieran llevar hasta un golpe de Estado con la colaboración de los militares.

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