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Seis desafíos que obstaculizan a Trump el liderazgo mundial

Written by Debate Plural

Hispantv (29-6-20)

 

¿Cuáles son los seis desafíos que obstaculizan el camino del presidente Donald Trump para materializar su sueño de lograr el liderazgo mundial?

Ante la actual coyuntura, no sorprende que la sociedad y las autoridades estadounidenses haya enfocado gran parte de su atención y energía en solventar los problemas internos, dejando de lado los avatares en el escenario internacional.

Richard Nathan Haass refleja así el cambiante giro de la política exterior de EE.UU. en un artículo para la unión internacional de editores, prensa y periódicos Project Syndicate, donde también critica la debilidad de la Administración de Donald Trump para comprometerse en la resolución de los asuntos globales y tomar la posta del liderazgo de Estados Unidos.

Haass, político y diplomático estadounidense, compila los seis principales desafíos a los que se enfrenta Trump en el liderazgo mundial de Estados Unidos, cuyas consecuencias, de no ser capaz de encararlos, le podrían ocasionar algún que otro contratiempo en sus aspiraciones a la relección el próximo 3 de noviembre.

El también expresidente del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés), con sede en Nueva York, apunta a la crisis sanitaria generada por el nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, y su rápida propagación como el primer gran reto, ya que, hasta el momento, ha segado la vida de más de 128 000 estadounidenses y lo peor es que aún no se avista en el horizonte cercano la contención de la pandemia, que, además, ha impactado gravemente la primera economía del mundo, con más de 47 millones de trabajadores estadounidenses en paro, lo que ha disparado hasta las nubes las peticiones de asistencia por desempleo.

En segundo lugar, Haass hace alusión a las masivas protestas que han llenado las calles de diversas ciudades estadounidenses en el último mes, en rechazo al asesinato del afroamericano George Floyd por un agente de policía blanco en Mineápolis, lo que ha erosionado considerablemente la campaña electoral de Trump.

Es más, subraya que las movilizaciones contra el asesinato de Floyd no solo exponen el problema profundamente arraigado del racismo en EE.UU., desde que se abolió la esclavitud en 1863, siendo esta establecida por los colonos del imperio británico en estos lares durante los siglos XVIII y XIX, sino que también sacan a la superficie la violencia y la brutalidad policial, de las que con frecuencia son objeto las minorías étnicas, en especial, la comunidad afrodescendiente.

El racismo en EE.UU. es una realidad que se agrava a medida que hayan elementos entre los miembros de las fuerzas de seguridad dispuestos a dar rienda suelta a sus instintos racistas y xenófobos en el pleno ejercicio de su labor, que no debería ser otra cosa que proteger a los ciudadanos tal y como estipula la ley de seguridad ciudadana, sostiene Haass para seguir remachando “un policía sirve para que se obedezca la ley y no para violarla”.

El columnista indica en tercer lugar que lo peor del statu quo es el enfoque que le está dando Trump a los asuntos globales que, según Haass, es una visión completamente equivocada.

A su entender, Trump sigue una estrategia errónea, con su anuncio de retirar un tercio de las tropas estadounidenses desplegadas en Alemania para trasladarlas a Polonia, así como su pretendido plan de sacar a todas las fuerzas estadounidenses de Afganistán, o su ocurrencia de retirar a EE.UU. de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Tratado de Cielos Abiertos, suscrito este último con Rusia y otros 30 países.

El resultado de este enfoque de Trump ha sido que la mayoría de los aliados de Estados Unidos ha llegado a la conclusión de que no se puede confiar en los estadounidenses, y esta situación ha aumentado en gran medida la vulnerabilidad de EE.UU. ante sus rivales y adversarios, destaca.

En otras palabras, explicita, la Casa Blanca no está en posición de ejercer liderazgo para zanjar una serie de cuestiones que se están sucediendo en todo el mundo desde hace tiempo, y que podrían ser motivo de escaladas de tensión entre las partes beligerantes.

Entre estas cuestiones, menciona la reciente normativa aprobada por los legisladores de China, denominada RAE (siglas en inglés de Región Administrativa Especial) que pone fin al principio de “un país dos sistemas”, reconocido sobre Hong Kong desde 1997 —cuando los británicos devolvieron este enclave colonial a los chinos—, la represión policial contra aquellos manifestantes hongkoneses que protestaban contra la aprobación de la referida normativa o el enfoque más agresivo adoptado por Pekín en sus disputas fronterizas con La India, así como sus interacciones con Taiwán.

Por otro lado, amplia diciendo que el tema del desarme nuclear de Corea del Norte toma especial relevancia en momentos en que las autoridades norcoreanas han decidido cortar todo canal de comunicación con sus pares surcoreanos, al destruir la oficina de enlace, creada en 2018 en la zona desmilitarizada para reanudar las conversaciones nucleares entre las dos Coreas.

Esta situación ha generado una serie de preocupaciones sobre la seguridad fronteriza entre ambos países vecinos, cerniéndose la posibilidad de que escale las tensiones entre las dos Coreas, al tiempo que Pyongyang ha amenazado con destruir EE.UU. con sus arsenales de armas nucleares, todo lo cual ha puesto entredicho la pericia de Trump para hallar orden en este atolladero nuclear, que solo ha dejado para la posteridad unas cuantas fotos de apretón de manos con el líder norcoreano, Kim Jong-un, enfatiza Haass.

En el cuarto lugar, el politólogo se refiere al programa nuclear de la República Islámica de Irán, que se ha convertido una vez más en un tema de consideración vinculado sí o sí al Tratado de No Proliferación (TNP), al aludir a la reciente aprobación por Europa de una resolución antiraní en la Junta de Gobernadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), bajo la supuesta falta de cooperación de Teherán con las investigaciones de la agencia, sobre todo por presiones de Washington, que finalmente fue avalada por este ente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Cabe señalar en este punto que la decisión de Trump de retirar de forma unilateral a Estados Unidos en mayo de 2018 del acuerdo nuclear firmado tres años antes, en 2015, por Teherán y el Grupo 5+1 (entonces formado por EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania) ha sido la raíz de esta escalada de tensiones que, por supuesto, se ha topado con la firme respuesta de Irán de no dejarse subyugar.

En virtud del pacto, de nombre oficial Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés), Irán se comprometía a rebajar el desarrollo de su programa nuclear, a cambio de la cancelación total de las sanciones internacionales impuestas en su contra.

Sin embargo, Estados Unidos nada más salirse del acuerdo reimpuso sanciones asfixiantes y draconianas sobre Irán, incluso invitó al resto de signatarios a secundarlo, en vano, con el objetivo de obligar a Teherán a renegociar el documento.

El mandatario republicano usó el pretexto de que Irán no estaba cumpliendo plenamente sus responsabilidades en el marco del pacto, no obstante, los múltiples informes de la AIEA confirman que Teherán ha venido cumpliendo cabalmente los compromisos que aceptó en su día en el PIAC.

Desde entonces, la Casa Blanca no solo ha aplicado una política de “máxima presión” sobre la nación persa, amenazando con castigar a otros Estados, si siguen su comercio con los iraníes, sino que, en un intento por forzar nuevas negociaciones sobre el programa nuclear persa, Washington ha estado agitando la amenaza de un conflicto armado contra Irán.

Una estrategia que ha fracasado en su totalidad por la firme resistencia del pueblo persa, que se muestra decidida a no dejarse avasallar por los estadounidenses, quienes para mitigar su rotundo fracaso han decido hacer uso, una vez más, de su maquinaria punitiva para promover la prolongación de embargos de armas a la parte iraní a través de una estratagema montada por EE.UU. ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU).

Resulta insólito que EE.UU. luego de abandonar el acuerdo nuclear y perder todo su derecho a recurrir a la activación del mecanismo de resolución de disputas en el PIAC, siga imponiendo una serie de sanciones a Irán, siendo estas unas medidas contrarias a los objetivos planteados en el JCPOA y la resolución 2231, buscando por todos los medios a su alcance poner punto final al consenso internacional sobre el pacto nuclear, con el pretexto de que la parte iraní ha ido reduciendo gradualmente sus compromisos nucleares, obviando el hecho de que esta situación se produce a medida que las restricciones estadounidenses en contra de Teherán van in crescendo, seguidas de la incapacidad de otros países, concretamente los europeos, en cumplir con sus obligaciones adquiridos en el referido convenio.

En quinto lugar, Haass llama la atención al apoyo incondicional de Trump a los planes anexionistas de Israel para hacerse con partes de la ocupada Cisjordania, a partir de julio próximo, iniciativa del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su exrival en las elecciones, Benny Gantz, siendo una medida repudiada tanto por los palestinos como por la comunidad internacional.

Esta pretendida anexión es parte del llamado “acuerdo del siglo”, presentado en enero por EE.UU., que otorgaría a los palestinos una autonomía limitada dentro de una patria discontinua, dejaría en manos de Israel el estratégico valle del Jordán y olvidaría la problemática de millones de refugiados palestinos deseosos de retornar a su patria.

De hecho, el politólogo avisa que tales medidas disminuirían en gran medida las esperanzas de la formación de un Estado palestino y el establecimiento de la paz en Palestina. Por otra parte, añade que la agenda del régimen israelí para anexionarse partes de Cisjordania ocupada no solo podría empeorar las relaciones entre Jordania e Israel y alejar la paz entre las dos partessino que podría escalar la tensión en la región de Asia Occidental por el fuerte rechazo de los países y movimientos de la Resistencia de la zona a esta anexión, que no es otra cosa que la usurpación de las tierras palestinas en plena luz del día.

Para terminar su análisis, aborda las tensas relaciones de EE.UU. con China y Rusia, una serie de desafíos regionales y mundiales que también se han empeorado. El inquilino de la Casa Blanca es reacio a abordar estas tensiones, y sus socios y aliados por sí solos no tienen la capacidad de lidiar con estas acuciantes realidades, agrega Haass para luego anhelar que pronto Estados Unidos encuentre una manera de considerar los problemas globales de manera responsable, eso sí, matizando que no sea demasiado tarde, ya que la historia no tiene un botón de parada para presionarle con el fin de poder reorganizase y volver a la cima del liderazgo mundial, mientras el resto de las naciones se encuentra en modo de reposo.

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