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Trump: El imperialismo jugando con fuego

Written by Debate Plural

 

El asesinato del general Qasem Soleimani jefe de la fuerza Al Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica de Irán representa una de las acciones más retadoras del régimen de Washington contra los países del occidente de Asia no subyugados a los intereses del imperialismo norteamericano. Junto con Soleimani, fueron asesinados altos mandos de fuerzas populares iraquíes y otros importantes militares.

Esta acción militar se presenta en momentos en que el decadente imperialismo norteamericano se enfrenta a una crisis estructural del capital y al surgimiento de potencias económicas y militares que disputan, hasta cierta medida, el poder, hasta hace poco, indiscutible del que se jactaba EUA.

EEUU e Irán, conflictos entre ellos con implicaciones en otros territorios.

Jammenei el Ayatolá y Hassam Rouhani de ideología musulmana Chiíta y con profundas diferencias con Estados Unidos desde que estos últimos dieran asilo y ayuda al derrocado Shá en los 70, son, en la actualidad, las personas que están al frente del país Persa.

En países de Asia occidental y oriente medio, se viven conflictos político-militares que sirven como eco a las diferencias entre Irán y Estados unidos y sus aliados.

En la guerra entre el grupo Pro Chiíta, Anzarolá, de Yemen contra el reino Sunita de Arabia Saudí, han existido acusaciones de participación Iraní con entrenamiento y tecnología militar. Recién, el año pasado, en el ataque a la petrolera Samarco en Arabia, los gobiernos pro-estadounidenses acusaron a Irán de facilitar drones para la acción militar.

En el conflicto Árabe-Israelí, producto de la política imperialista de darle un país a una religión y del genocidio nazi-sionista de palestinos, las milicias chiítas palestinas, el movimiento de resistencia islámica libanesa Hezbollah y otros grupos armados. Caso aparte merece la milicia, mayoritariamente, sunita Hamas, quienes han recibido apoyo militar de de Irán.

Sin embargo, la actuación más importante de las fuerzas de la Revolución Islámica en los últimos años ha sido su decisiva participación en los conflictos desatados por el intervencionismo gringo en Siria e Irak. Las fuerzas Chiítas representadas en Al Quds y Hezbolláh garantizaron el retroceso y la pérdida de territorio que controlaba y pretende el califato fundado por los terroristas de Estado Islámico (Eliil o daesh), fuerza sunita que surge como parte de la radicalización de los combatientes de Al Qaeda, grupo terrorista financiado y apoyado militarmente por Estados Unidos desde los años 80 y como cuña para evitar un triunfo del partido socialista afgano apoyado por los Soviéticos.

El asesinato del General Soleimani es un esfuerzo norteamericano para detener la creciente influencia iraní en oriente medio y el mundo (La coalición en Siria fue con Rusia, con Venezuela hay importantes acuerdos), así como una creciente fuerza militar que incluso ha desplazado barcos de combate al océano atlántico.  También supone un respiro, y apoyo directo en materia militar a los sectores más reaccionarios del terrorismo islámico sunita.

Para Trump y Netanyahu la crisis en un desvío de atención para la opinión pública.

El ataque a militares iraníes en que estaban, con permiso del gobierno, en suelo iraquí, es también un excelente distractor para Donald Trump, quien enfrenta un impeachment por sus tramoyas para incidir en la política ukraniana y para el mismo Benjamin Netanyahu, quien al igual que Trump enfrenta un juicio político y voces altisonantes que exigen su renuncia.

Punto aparte para el análisis el que representa la nueva jornada electoral en EUA, luego del descalabro en las elecciones del legislativo donde el partido demócrata (quienes económicamente y en la gran mayoría de su política son iguales a los republicanos) se alzó con el triunfo y con posible contendor de corte social demócrata como es Bernie Sanders, quien introduciría unos mínimos cambios en la política norteamericana.

Las posibles consecuencias.

Los medios de comunicación del mundo se han encargado de reproducir la matríz ideológica del imperio, tratando de satanizar las acciones iraníes y hacer ver la agresión gringa como legítima. Sin embargo, a la luz del derecho internacional, no existía justificación para los asesinatos (más que a la luz de la geopolítica internacional), y si una flamante violación a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos, incluso el gobierno iraní lo ha tomado como una “declaración de guerra”.

En el corto plazo, posiblemente, las fuerzas irregulares leales a irán desarrollarán ataques contra intereses de Estados Unidos y sus aliados en la zona (a hoy se cuentan 3 ataques en Irán contra bases con personal de EUA y la “zona verde” cercana a la embajada). El retiro de personal estadounidense de Irak tiene un costo económico para el sector petrolero, al igual que la necesidad de reforzar los navíos petroleros con barcos de guerra en el estrecho de Ormuz por parte de Reino Unido.

Pero las repercusiones a mediano plazo, apenas se vislumbran, es incierto aún el panorama luego de la votación en el parlamento Iraquí que pide la salida de los militares estadounidenses de ese país, así como el retiro iraní del programa de limitación de enriquecimiento de materiales nucleares.

Un movimiento militar de EU o Irán podría desencadenar un conflicto de grandes proporciones, como el que necesita el capital para quemar activos e invertir gran parte de la ganancia que le permita ubicar capital en esta crisis estructural del capitalismo. Por otro lado, irán está en todo el derecho de responder a un país que amenaza más de 50 blancos militares y civiles en el país y que quiere hacerse con uno de los últimos bancos centrales del mundo que no dependen de la burguesía transnacional y del imperialismo gringo, además de grandes reservas petrolíferas y un acceso amplio al golfo pérsico.

El medio oriente, luego de esta crisis, cambiará, las acciones militares podrán poner otro clavo al ataúd del imperialismo estadounidense, quienes en su pretensión de continuar siendo dominantes con un imperio en decadencia pueden llevar, de la mano del “loco” fascista Trump, al mundo a una nueva guerra.

Los trabajadores del mundo debemos estar de la mano de la autodeterminación de los pueblos, contra el fanatismo religioso y por la emancipación de las clases populares, esto incluye el fin del imperialismo y el capital.

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