Nacionales Politica

La Centrífuga de la Política Vernácula

Written by Debate Plural

José del Castillo (D. Libre, 23-11-19)

 

Hace casi 40 años -25/04/80-, publiqué en la columna semanal que mantenía en el vespertino Ultima Hora, un texto sobre uno de los rasgos característicos de nuestro quehacer en la esfera pública durante la post Era, titulado “Las tendencias centrífugas de la política dominicana”.

Al cierre de este año pre electoral con primarias incluidas y avizorando el panorama proyectado en el 2020 con dos certámenes decisivos pautados (el municipal de febrero y el congresual y presidencial de mayo) y la posibilidad de una segunda ronda electoral en junio, conviene compartir este material con los lectores. También recogido en la obra Ensayos de Sociología Dominicana, publicada por Ediciones Siboney en 1981 y reeditada en tiraje masivo por Editora Taller en 1984. El texto en cuestión a continuación.

“Una simple ojeada retrospectiva sobre el desarrollo político de la sociedad dominicana, durante las últimas décadas, nos evidencia la presencia persistente de una propensión a la multiplicación de los grupos políticos, cuya estabilidad e integridad se nos muestran precarios.

Ello no invalida que, a ratos, opere el fenómeno inverso, entrando en funcionamiento fuerzas centrípetas. Cuando esto ocurre, en la generalidad de los casos, parecería que se unen para dividirse.

A diferencia de las líneas de lealtades establecidas por pertenencia a clases sociales, por adscripción a ideologías o por fuerte tradición de militancia o simpatía partidaria, predominantes en sociedades con alto grado de institucionalización, el cuadro de la política dominicana es entendible si se le observa como una suerte de caleidoscopio de grupos primarios (familiares, de amigos, de colegas profesionales), grupos de intereses (empresariales, sindicales, religiosos), donde las líneas más inclusivas de partidos de neto corte clasista se desdibujan.

En el sentido indicado, la comprensión del comportamiento político dominicano requiere de una sobredosis de paciencia, para hurgar entre los pliegues de esta intrincada maraña de entrecruzamientos grupales y personales, para seguir la continua formación de grupos y agrupamientos, imposibles de explicar si nos remitimos a un modelo de análisis concebido para sociedades donde los partidos expresan las grandes líneas divisorias de clases o intereses integrativos nacionales.

Desde la izquierda hasta la derecha, cubriendo todo el espectro de la política vernácula, podemos encontrar una cantera de ejemplos que ilustran las tendencias centrífugas que se manifiestan en nuestra sociedad.

Del Partido Revolucionario Dominicano, fundado en el exilio en La Habana en 1939, ya en tierra dominicana con el arribo tras la muerte de Trujillo de la avanzada integrada por Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón Castillo, saldrían a poco el PRD Auténtico, del segundo, y el Partido Progresista Demócrata Cristiano (PPDC), del tercero. A su vez, Jimenes Grullón, uno de sus líderes fundadores en el exilio, formaría la Alianza Social Demócrata (ASD), tras una estancia pasajera en la Unión Cívica Nacional de Santiago.

El PRD pariría en 1973 al Partido de la Liberación Dominicana, con el jefe máximo de la organización madre a la cabeza. A vuelta de cinco años, el PLD se escindiría, naciendo la Unidad Democrática (UD) de Tonito Abreu y Bosco Guerrero y más recientemente, el Frente Patriótico 24 de Abril. Cabe observar que, mientras a la UD se incorporaron los cuadros que laboraban full time en la maquinaria peledeísta encabezados por su secretario general, el grupo renunciante de profesionales universitarios –todos vinculados a la UASD como profesores y funcionarios administrativos- funda su propia estructura organizativa.

El PRD de hoy es, en alto grado, una organización segmentada por el desarrollo de las tendencias acaudilladas por las figuras que se disputaron su candidatura presidencial en sus ‘primarias’ del 77. Esta realidad ha sido oficializada por el propio Comité Ejecutivo Nacional (CEN), al reconocerlas y operar en la distribución de funciones de conformidad con la correlación de fuerzas existente entre ellas. Estas tendencias, aunque se unen dentro de las instancias partidarias para lograr acuerdos, funcionan con sus respectivas estructuras directivas paralelas, sesionan regularmente como tales y llevan a los organismos centrales del partido sus posiciones preestablecidas sobre las materias en debate.

De esta forma, algunos analistas han llegado a hablar de un PRD-Guzmán, otro PRD-Majluta, un PRD-Jorge Blanco, otro más reducido PRD-Franco Badía. Y en el medio, el secretario general Peña Gómez, arbitrando soluciones de consenso o transaccionales.

Del Partido Revolucionario Social Cristiano, como su primera escisión antes de las elecciones del 62, surgió el Partido Demócrata Cristiano –el del pececito verde de la calle Julio Verne, diferenciándose del machete verde que simbolizaba al PRSC-, dirigido por el Dr. Mario Read Vittini. Sus luchas internas de aquellos primeros años, llevaron a la formación de directivas paralelas, cada una de las cuales se disputaba el reconocimiento por parte de la militancia y de los organismos internacionales de la democracia cristiana.

La colaboración que algunos de sus dirigentes prestaron al gobierno del presidente Balaguer, aunada a las tradicionales querellas grupales, produjo la escisión del Movimiento Acción Socialcristiano (MAS) encabezado por Yuyo D’Alessandro y Caonabo Javier Castillo, expresión de divergencias respecto a la manera de encarar el proceso electoral del 78.

Otro movimiento de raíces socialcristianas, surgido de la matriz del PRSC, lo fue el grupo de amigos del Dr. Antonio Rosario, que sondeó la posibilidad de integrar una candidatura presidencial que unificara a la oposición al régimen de Balaguer.

Del PRSC nació el grupo Cristianos Comprometidos, fruto de la radicalización experimentada en sus filas juveniles. De su frente estudiantil y sindical surgió el grupo denominado Comités Revolucionarios Camilo Torres, mejor conocido como CORECATO, también expresión de la referida radicalización. De éste derivaron antes de las elecciones pasadas (1978) dos CORECATO, uno de ellos identificado actualmente como CORECATO-hacia el Partido Socialista y el otro, recientemente, ha adoptado el nombre de Movimiento Socialista de los Trabajadores.

La izquierda ha sido sumamente prolífica, contribuyendo poderosamente con esta verdadera ‘explosión demográfica’ partidaria. De una escisión del Partido Socialista Popular (PSP), se fundó el Movimiento Popular Dominicano (MPD) en La Habana, en 1956. De esta organización surgiría posteriormente el Partido Comunista Ortodoxo, dirigido por López Molina, fundador del MPD y su cabeza máxima. Tras la guerra del 65, emergería el Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO) desde la matriz del MPD. Más tarde, tocaría a Voz Proletaria, del cual se desprendería el Grupo Rubirosa.

Posteriormente, con la excarcelación de sus principales dirigentes por parte del gobierno de Balaguer, el MPD se fraccionaría al constituirse el Núcleo Comunista de los Trabajadores (NCT) encabezado por Fafa Taveras e integrado por Moisés Blanco Genao, Edgar Erickson, Cucuyo Báez, Julio De Peña Valdez. Otro sector daría paso al Partido Comunista del Trabajo dirigido por Chaljub Mejía y Onelio Espaillat.

Del original 14 de Junio se separarían, sucesivamente, numerosos grupos. Desde el integrado por algunos de sus dirigentes que participaban paralelamente como tales en Unión Cívica Nacional, pasando por una multiplicidad de desprendimientos, hasta llegar a la guerra del 65, cuando emergerán nuevos grupos. Uno pasaría al MPD, considerado como ‘el partido del proletariado’. Otro adoptaría el nombre de Línea Roja del 14 de Junio, de orientación maoísta, convertido luego en Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD).

Un tercer grupo, a la cabeza Fidelio Despradel, seguiría operando como 14 de Junio. De éste surgirían Nuevo Rumbo y Posición ML (Marxista Leninista), el cual terminaría en dos fracciones que editaban dos publicaciones bajo el mismo nombre. Otro desprendimiento, en este caso del PACOREDO, sería Bandera Roja, de orientación maoísta, dirigido por Juan B. Mejía.

Del Partido Reformista surgió el Movimiento de Integración Democrática Antirreleccionista (MIDA), desgajado en la coyuntura que precedió a la primera reelección de Balaguer. Aunque esta organización ha sido más parca en desprendimientos, su propia estructura funcionó en los doce años de administración de Balaguer como un agregado de grupos y subgrupos internos, tales como el Movimiento Agrario Reformista (MAR) de José Osvaldo Leger y Machanito Agramonte, y numerosos frentes que operaban abiertamente como tales. Con la incorporación del Movimiento Nacional de la Juventud a su seno, esta realidad adquiriría mayor vigencia.”

En los 40 años transcurridos tras la publicación de ese artículo, las fuerzas centrífugas han continuado ejerciendo su presión sobre el proceso político en nuestro país. Del PRD, saldrían el Bloque Institucional Social Demócrata (BIS) de Peña Gómez y el Partido Revolucionario Independiente (PRI) de Majluta, uno de cuyos aliados, Andrés Vanderhorst, formaría el Partido Liberal de la RD-La Estructura, hoy convertido en PL Reformista bajo la batuta del senador Aristy Castro.

Hatuey De Camps, junto a Héctor Aristy y Rafa Gamundi, abrirían tienda aparte con el Revolucionario Social Demócrata (PRSD). En tanto Hipólito Mejía y Luis Abinader ensamblarían, en ejercicio transformista de la ASD, el Partido Revolucionario Moderno (PRM), llevándose el grueso del liderazgo y la militancia del histórico PRD.

Del PLD se desprendería el Partido del Pueblo Dominicano (PPD) de Rafael Alburquerque, su segundo secretario general. Igual, la APD de Max Puig, Opción Democrática de Minou Tavárez Mirabal y ahora La Fuerza del Pueblo-PTD, a la cabeza su presidente Leonel Fernández, tres veces jefe de Estado por esa organización.

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