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Aumenta el intervencionismo EU en República Dominicana, y los politicastros en silencio (7 de 8)

Written by Angel Moreta

Por: Angel Moreta (Autor-Editor)

Introducción

El artículo 128 de la Constitución establece las atribuciones del presidente de la República y en ninguno de sus párrafos le autoriza a firmar un contrato con otra nación entregando una extensión territorial en cualquier parte de la geografía nacional, para la instalación de tropas extranjeras, mucho menos en condiciones de tropas con facultades diplomáticas. Un verdadero ataque a la soberanía hizo Danilo Medina cuando firmó el afrentoso contrato enajenando parte de nuestro territorio para que se instalen tropas extranjeras, cuando más que de ellas no se puede esperar nada positivo ya que han invadido tres veces a la República Dominicana (1903, 1916 y 1965), y además han pretendido decenas de veces la ocupación militar de otros territorios en Monte Plata, favorecidas por Leonel Fernández; Isla Saona, Samaná y ahora el Municipio de Enriquillo en la Provincia de Barahona, pero además, el territorio nacional tiene una especie de “ocupación” por parte de la embajada de los EU en Santo Domingo , a través de cientos de iglesias, decenas de iglesias mormónicas, las acciones de USAID en todo el país, los contactos con clubes comunitarios, academias y “universidades”, todo con el fin de manejar y controlar la “espiritualidad” de las nuevas generaciones.

Efectivamente el contrato firmado en enero 2015, que sobresale por sus características atropellantes de la soberanía, redactado por el Departamento de Defensa con el mayor descaro, y que fue rechazado, (anulado), por el Tribunal Constitucional, provocó la inmediata y silenciosa visita de un general que llegó al país inmediatamente después de pronunciada la sentencia, a indagar las razones por las cuales el Tribunal Constitucional dictó una sentencia de esa categoría. El nombre de ese general del ejército de los Estados Unidos, que se fue al día siguiente con las manos vacías, fue objeto de exclusión en la llamada Revista Militar Digital del mes de junio 2015, con el fin de ocultar sus nombres y apellidos.


Cuando afirmamos en los títulos de los artículos anteriores, que los “politicastros en silencio” en la República Dominicana, son políticos tradicionales  que no tienen interés ni les importa ninguno de los temas nacionales que tienen que ver con la soberanía y la autodeterminación, la integridad territorial y la defensa de nuestros recursos naturales.

Nos referimos precisamente a que los partidos tradicionales de derecha y centro derecha  en República Dominicana no son autentica opción de poder ni producen nada significativo en beneficio de la nación. Esto quiere decir, que lo que persiguen primordialmente es el enriquecimiento personal por vía ilícita o ilegal.

El calificativo se aplica también a los más o menos 100 diputados, 30 y tantos senadores; 158 alcaldes y vice alcaldes;  mil y tantos regidores y sus suplentes; 230 y tantos directores y sub directores, así como 700 y tantos vocales de distritos municipales, los cuales constituyen la “clase política” dominicana; la cual no está preocupada por la soberanía y autodeterminación de nuestro país, por la ocupación militar EU de nuestras fronteras, por las cientos de empresas multinacionales instaladas en territorio nacional jugando con nuestros recursos minerales y económicos, ni por el carácter nacional de la minería.

Tampoco les interesa a esos politicastros el contrato que firmó el presidente de la República con el Departamento de Defensa de los Estados Unidos sobre supuestamente el “personal” de ese país  en nuestra nación, contrato que iba destinado a fortalecer e instalar una base militar en el suroeste de la República Dominicana.

Los políticos y politicastros de marras no se interesaron nunca ni en algún momento por lo que disponía ese contrato, sino que lo aprobaron alegremente sin mayor o menor cuestionamiento; el contrato fue rápidamente aprobado en el Poder Legislativo, pero sucumbió en nulidad pronunciada por el Tribunal Constitucional mediante su sentencia 315-15, decisión anulatoria ayudó a salvar la soberanía que fuera pisoteada y convertida en materia pestilente por dichos políticos y politiqueros, ya que obviamente seria instalada de manera clara un proyecto para desarrollar una base militar mediante un contrato desprovisto de fecha de terminación (un contrato sin fecha equivale a una ocupación permanente).

Congreso Nacional

Hoy el pueblo dominicano los mira no como partido de la “liberación” y otras características, sino como pseudo partidos sin perfil nacional, sin autenticidad ni originalidad; sino partidos desechables que las mayorías dominicanas no los quieren porque no son otra cosa que entes sustentadores de un modelo neoliberal que consiste en el imperio del mercado, en la alianza público-privada, la privatización de la salud, de la vivienda, de los servicios, de las playas, etc., los bajos salarios, las bajas pensiones, la seguridad social totalmente insegura; y ve a los políticos y politicastros como ricachones, ex pobres que se hicieron millonarios sobre la base del crimen; abusadores, ladrones, cínicos y bufones que se placen en el exhibicionismo de sus ropas, vehículos, mansiones y poseedores de todos los indicadores de bienestar y riqueza en un país subdesarrollado, periférico, pobre, dominado por el neocolonialismo, arrodillado y humillado por el imperialismo; con cientos de empresas transnacionales que no respetan la legislación laboral ni las reglas de libre competencia y que ostentan posiciones privilegiadas y discriminatorias, favorecidas por gobiernos trasnochados, entreguistas y tradicionales, y que defienden más a la cultura del imperialismo que a los pobres, más a la embajada norteamericana que a su propio bohío.

En otras palabras, ladrones vulgares, delincuentes enriquecidos, ignorantes y canallas, rufianes cómplices del lavado y charlatanes de la política y de la economía dominicana.

Estos políticos y politicastros, ex indigentes, hoy ricos, son  sujetos indignos que roban los bienes del pueblo y de la nación de manera descarada.

Por eso decimos en el título de esta serie, de manera genérica, que se acrecienta hoy, cada vez más, en la sociedad y la economía dominicanas el intervencionismo de los Estados Unidos en la vida nacional, factor que impide las verdaderas reformas, los negocios con China continental, con Haití; que ocupa la frontera de manera usurpatoria sin autorización de los poderes estatales de República Dominicana y la vecina nación.

Se les puede llamar libremente canallas; son canallas y rufianes porque no les importa, en su condición de millonarios, que el pueblo dominicano busque alternativas y soluciones y desarrolle luchas contra el neoliberalismo que esclaviza y acogota hoy a Chile, Ecuador, Argentina, Brasil y otros pueblos de América Latina y del mundo, pero es necesario decir siempre la verdad, como afirma José Martí, el prócer cubano, “ver un crimen en calma, es cometerlo”. Y por este apotegma es que decimos que no se puede vivir en el silencio, en estado de humillación y de arrodillamiento, como viven los politiqueros dominicanos.

Soldados norteamericanos en la frontera

Debido a la crisis que hoy sacude a la República de Haití, Estados Unidos introduce tropas de manera inconsulta y subrepticia en la frontera dominicana-haitiana; sin autorización de las autoridades competentes, sin autorización del Poder Ejecutivo, sin resolución congresional, sin autorización de la ONU, pero con la complacencia y la gratuidad de los gobiernos de Haití y República Dominicana.

Es una tendencia que alcanzó su punto álgido con el contrato a que nos hemos referido, que fracasó gracias al Tribunal Constitucional.

Pero ahora estamos en la continuación y concretización de ese proyecto que tiene carácter geoestratégico para ocupar un territorio en el suroeste y desarrollar el establecimiento de una base militar con carácter estratégico permanente dirigido a los objetivos que constituyen Cuba y Venezuela. Esta tendencia geoestratégica encuentra su punto de continuidad en el caos en que actualmente se desenvuelve la vida haitiana, ayudada dicha corriente por el silencio de los políticos tradicionales y de los politicastros del sistema neoliberal dominicano que caracteriza la economía y la sociedad dominicanas.

Es una intervención silenciosa pero irreverente e irrespetuosa con respecto al principio de soberanía y autodeterminación de los pueblos; que procura la instalación de una base militar, aprovechando los tiempos de navidad, para penetrar sus instalaciones, guareciéndose en el ruido navideño, y con el trabajo de ablandamiento que realiza la embajada norteamericana, con el trabajo de funcionarios de la CIA y la sonrisa de las fuerzas armadas dominicanas que penosamente no saben cómo defender estratégicamente la integridad del territorio; la alta oficialidad sonríe a la oficialidad norteamericana en la frontera y comparte con ellos como gratos visitantes que se instalarán en base militar, lo cual interesa a los EU de manera fundamental.

Embajada EU en República Dominicana

Invitamos a toda la ciudadanía a leer parsimoniosamente el contrato firmado por el presidente de la República y el Departamento de Defensa EU en junio 2015; y a estudiar cuidadosamente la sentencia del Tribunal Constitucional No.315-15, documentos ambos altamente reveladores de insano derecho, de apariencia de contrato, de simulación de buen derecho.

Mediante el abusivo contrato el Departamento de Defensa EU, que fue quien realmente lo redactó, se trata sobre el “personal” de EU en República Dominicana, lo cual es una simulación, pues el objeto de ese contrato no existe, ya que  todo lo relativo al personal está regulado previamente mediante reglas diplomáticas.

También es simulación y falta de respeto utilizar un objeto inexistente para convertirlo en objeto real, cuando se puede comprobar que dicho “personal” recibe rango diplomático, lo cual es improcedente en relación a tropas militares. Basta consultar la Convención de Viena para comprender que se trata de una estratagema del Departamento de Defensa EU, por ende, una perogrullada, un chiste, una burla.

Hay simulación y eufemismo también, dentro de la apariencia del dichoso “contrato”, cuando maliciosamente colocan a ese personal con rango diplomático, con uniformes, armas, vehículos militares, privilegios especiales ilimitados, favoritismo en tanto personal civil. Esta estrategia viene a ser un verdadero eufemismo, con la complicidad de los políticos y politicastros que aprobaron en el Congreso Nacional el dichoso contrato con los ojos cerrados y levantaron su mano traidora en el plenario del Congreso Nacional.

Pero no solo es un abuso lo que envuelve el dichoso contrato del 2015 sobre el “personal” de EU en República Dominicana, sino también un verdadero abuso contra nuestros símbolos, nuestro sentido común; un desprecio a nuestra inteligencia, una visión del dominicano como un estúpido y borrego inútil, incapaz de darse cuenta del profundo carácter traicionero de los términos y de la intención del malhadado “contrato”.

Conclusiones

Seguiremos analizando la referida pieza, pues es una muestra del engaño y la traición a una nación, con la colaboración de los políticos y politicastros, y con el silencio de los sectores empresariales, de los sectores privilegiados, de los altos funcionarios gubernamentales y también de las iglesias, particularmente de la iglesia católica, tradicionalmente privilegiada en la sociedad dominicana.

El silencio abarca también a los medios de comunicación que se hicieron los tontos y los ciegos para no desvelar el manto de lo más recóndito que se esconde en el texto de la traición, que así es como hay que calificar el hediondo contrato, el cual continuaremos examinando en sus aspectos relativos al espectro radioeléctrico, las telecomunicaciones, los privilegios injustificados, la violación del principio de reciprocidad en las relaciones internacionales, la violación del principio de igualdad de condiciones, es decir, condiciones razonablemente parecidas, tanto obligaciones como beneficios (continuará).

About the author

Angel Moreta

Angel Moreta, jurista, sociólogo, y filósofo; Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), República Dominicana, Autor-Editor de Debateplural.

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