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Poéticas de Max Henríquez Ureña (3)

(1-6-17)

 

Biografía. Historia. Crítica. Poesía. Cultura. Los cauces de creación que revela el conjunto intelectual y creador de Max Henríquez Ureña, presentan otras líneas derivadas de su inscripción literaria ligada a varios discursos que sobresalen como ejes de pensamiento y creación.

Si analizamos profundamente el archivo-MHU y sus características por géneros, tipos, momentos de creación y constitución formal podríamos llegar a resultados importantes para la comprensión de su universo literario y cultural. Los espacios de reflexión,poíesis e instrucción cultivados por Max, indican modos y formas de pronunciamiento que activan fuerzas identitarias necesarias para su conocimiento.

En efecto, lo importante para estimar la obra de nuestro autor es su valor como presencia intelectual y orientación literaria. Los usos y particularidades de dicha obra sugiere varios niveles de lectura, cardinal estético-literaria, historicidad y fines de la obra, función y saber de su archivo, particularidad de temas y espacios de difusión literaria, sentidos de la lectura y cardinales de la obra como elemento integrador.

Max trabajó muy de cerca la poética histórica hispanoamericana, pero también algunas escuelas y tendencias italianas y romances en general y en su movilidad. En la “Lección segunda” del tomo XI, Vol. 2, titulado Literatura no hispánica (Obra y Apuntes),encontramos unas lecciones de “literatura italiana” y en las mismas se refiere a la escuela poética siciliana, los trovadores provenzales y otros aspectos cardinales de la cultura hispanoamericanae hispano-romance.

Refiriéndose a la escuela poética siciliana Max proporciona una información de historia literaria:

“Italia no tenía aún literatura cuando los países limítrofes del occidente ya la habían desarrollado: la provenzal y la francesa antigua. Estas influyeron en Italia: los trovadores determinaron las primeras tentativas de la lírica; las Chansons de geste y los romans de los franceses, la de la poesía narrativa. El primer influjo fue el de la poesía provenzal, antes que la francesa. Había, de antiguo, relaciones comerciales entre Francia (el Mediodía), y también políticas, e Italia: facilitaron, el intercambio intelectual.Los trovadores provenzales, que gustaban de la vida errante e iban de corte en corte, vinieron a Italia a fines del siglo XII, quizás antes”. (Op. cit. p. 9).

Como ya hemos visto, el dominio de la historia literaria fue el espacio intelectual que trabajó, acogió y mejor estimó MHU como campo de investigación humanística. La lectura de Hipólito Taine, Francesco De Sanctis, Benedetto Croce, Saint-Beuve, G. Lanson, A. Momigliano, y otros, conformaban cierto  fondo y base intelectual para la lectura de autores y temas epocales.

De ahí la importancia de la Sociedad de Fomento del teatro y de la Sociedad de conferencias que en 1910 había fundado Max en La Habana. MHU fue un gestor literario y cultural que animó a través de  la conferencia y la cátedra proyectos de publicaciones, fortaleciendo también laacademia cubana de las dos primeras décadas del siglo XX. Pero también laboró como periodista, director de revistas y suplementos literarios de Cuba, México, Argentina, los Estados Unidos de América y otros.

A través de discursos históricos y literarios MHU creó un espacio mediante el cual dinamizó la actividad cultural y literaria de varios países, proponiendo lecturas sobre tópicos de literatura mundial como concepto comprensivo de fenómenos literarios propios de finales de siglo XIX y comienzos del XX.

De ahí que susLecciones de literatura italiana comprendan los temas agrupados en el volumen titulado Literatura no hispánica 2, (Vol. 11) de Obra yApuntes, y donde erudición, vocación, arte de escribir ytratar problemas literarios, históricos y comparativos resultan de una práctica pedagógica útil y pertinente para los estudios humanísticos de entonces en América Latina.En estas lecciones MHU acentúa su interés por los focos y tópicos significativos de la literatura italiana: La historia del imperio romano y los godos, las vicisitudes del antiguo territorio latino, la dominación carolingia; la gramática latina, el latín clásico y el surgimiento de la Romania, junto a la preponderancia de la iglesia, los focos de cultura intelectual y el surgimiento de la poesía lírica, fueron temas que Max agotó a través de la Sociedad de Conferencias. (Vid. pp. 3-8)

Así pues, la importancia de la poesía popular y su conocimiento para entender el estado literario de las literaturas románicas. De los trovadores provenzales nos dice:

“Fueron muchos a Italia: Peire Vidal, Rambaldo di Vaqueiras, Guillem de la Tor, y otros. Hubo italianos que los imitaron en provenzal.  Esos trovadores estuvieron en Italia casi hasta fines del siglo XIII, cuando Provenza empezó a decaer. Rimbaldo llegó a escribir dos composiciones en italiano. De los italianos que escribieron algo en provenzal se reuerda al marqués Mamfredo (II) Lancia y a Alberto Malaspina. Después hubo otros muchos en el siglo XIII, y el más famoso fue Sordello di Mantova, elogiado por Dante como tipo del orgullo patriótico. Pero esa poesía pertenece más a (la) literatura provenzal”.  (Ibídem. Op. cit.)

La precisión que hace Max en este sentido concuerda con el parecer de otros historiadores y estudiosos italianos:

“Esapoesía se cultivaba sobre todo en el Norte de Italia, y no en el Sur”.  (Loc. cit.)

MHU insiste en la formación de la poesía italiana denominada meridional y desde la tradición de la escritura y la lectura construye su juicio histórico-literario:

“Se ha dicho que la poesía provenzal estimuló o influyó en la italiana meridional. Era poesía de corte. En Sicilia era rey el Emperador de Alemania Federico II, y allí, duraban los efectos de cultura árabe, precedente en la prosperidad y civilización de la isla. Federico II se esforzó en mejorar esa condición: fundó la Universidad de Nápoles, recogió muchos MS (manuscritos) árabes y griegos, y los hizo traducir en latín, así como obras de Aristóteles y otros filósofos, todavía mal conocidos en occidente, y ordenó a los profesores de Bolonia que enseñaran esa filosofía”.  (Vid. p. 10, op. cit.)

Un tópico en contexto que es importante señalar es el relativo a la retórica cortesana o retórica de corte en el mando de Federico II. Según Max:

“Florecía también allí la retórica. Sus ministros, sobre todo PierdellaVigna, eran maestros en el estilo epistolar: hay una colección de cartas de Federico, que dice que son de dellaVigna. A los poetas de la escuela siciliana pertenecen el propio emperador Federico, su hijo Enzo (rey de Cerdeña) y PierdellaVigna da Capua, exaltado en 1247 al rango de protonotario de la corte imperial, caído en desgracia en 1249, de súbito. Tuvo una muerte trágica”. (Ibídem.)

A comienzos del siglo XX y hacia finales de la primera mitad floreció la cátedra culta y la conferencia erudita en algunos países de la América continental, donde la historia literaria y cultural prosperó mediante lectura especial y especializada de tópicos y fuentes de instrucción asumidas por sociedades de fomento al conocimiento humanístico.

About the author

Odalís G. Pérez

Profesor Investigador de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

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