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Orígenes de las ideas socialistas en República Dominicana (1920-30) (2 de 3)

Written by Angel Moreta

Por: Angel Moreta y Juan Francisco Viloria

 

Sobre la obra “El por qué del bocheviquismo” (1925)

Las características que definen el pensamiento de Chapuseaux en su primer libro El por qué del bolcheviquismo, como apuntamos en la primera parte de este trabajo, difieren de su segunda obra Revolución y evolución, aunque es notoria la continuidad en la segunda de algunos elementos característicos de la primera.

Ahora bien, lo que nos proponemos inicialmente aquí, es la exposición sucinta de los elementos  más importantes que caracterizan dicha obra, teniendo en cuenta que  la misma ha sido estudiada someramente por otros autores, como Diógenes Céspedes y Francisco Antonio Avelino; pero la segunda obra no ha sido estudiada o analizada en nuestro país, por lo que trataremos de ser breves en el análisis de la primera y más explícitos en la segunda, destacando que no es posible conocer el pensamiento político de Chapuseaux sin estudiar la totalidad de sus escritos sobre el tema en cuestión.

En esta primera obra su marxismo se mezcla con cristianismo primitivo, anarquismo, positivismo hostosiano, mesianismo y una constante preocupación por la situación de los trabajadores. Por otra parte, también  hay que distinguir su antimperialismo, su internacionalismo y su visión sobre la mujer.

En la obra  referida se evidencia que para Adalberto Chapuseaux es imprescindible el pacto social como forma única de evitar la revolución. Esta visión será desechada en su segunda obra: Revolución y evolución, donde plantea la necesidad de que los obreros se organicen para que tomen el poder político, de manera violenta, si es necesario.

Partiendo de su concepción socialista utópica, que fue la primera en occidente, que propugna el pacto social entre obreros y burgueses, el discurso de Chapuseaux está normado por los conceptos de igualdad, equidad, armonía, estabilidad entre ricos y pobres, lo justo e injusto, lo moral y lo inmoral, lo moral y lo social, etcétera, siendo la estrategia de su discurso el dualismo entre el bien y el mal. En palabras de Diógenes Céspedes, tales características discursivas que indican una marcada influencia de Proudhon y Saint-Simon en momentos en que la sociedad dominicana se caracterizaba por el predominio de las relaciones pre-capitalistas con dominancia de la ideología religiosa.

Socialismo y bolcheviquismo

Para Chapuseaux, socialismo y bolcheviquismo significan la misma cosa. Dice:

El socialismo y el bolcheviquismo como otras instituciones de esta índole, tienden por los medios que tienen a su alcance a darle vida y representación al obrero para que así, haya la equidad establecida.

De manera que para que haya equidad se hace necesaria la instauración del socialismo o bolcheviquismo: «que es defender el derecho que a cada uno le pertenece», y la independencia del trabajador se adquiere cuando ya no está subyugado al capital; esta es una constante en Chapuseaux, la independencia del obrero con respecto al capital.

Nuestro autor no puede explicarse «cómo una doctrina que nació hace doscientos años no pudiera vivir como vivió la doctrina de Cristo», y se responde, «pero es posible que esto se debiera a los directores que rigen los destinos públicos». Es claro que este planteamiento demuestra que Chapuseaux desconocía las leyes que rigen la sociedad, puesto que para él, es la voluntad de los individuos la que determina la realización o no de los acontecimientos históricos y sociales, lo que es el producto de su visión utópica.

Para Chapuseaux la revolución socialista o bolcheviquismo está estrechamente vinculada a la independencia del obrero con relación al capital. Es que para él el capital resulta ser el principal sostenedor de la injusticia social. El capital aquí es el soporte del régimen de explotación, injusticia y desigualdad social; por ello dice:

“Todo lo que sea revolución por derecho y para derecho de cada uno, no es más que la tentativa de ser independiente respecto del capital”.

Es que Chapuseaux entiende que la producción no es para el bienestar de la sociedad, sino para explotar al obrero, en otros términos, se produce para obtener plusvalía. Esto muestra cierto conocimiento de la teoría del valor de Marx, aunque estamos seguros de que él no leyó El Capital, por lo que se deduce que su interpretación le viene de segunda mano; en este sentido Chapuseaux plantea la necesidad que tiene la clase obrera de luchar para poder arrancarle a la burguesía lo que le corresponde. En relación a esto dice:

Los obreros están estudiando el método que observan en Rusia para introducirlo en su país en forma adecuada al medio.

Es decir, él entiende que se hace necesario adoptar una posición dialéctica en torno a la aplicación de las teorías y las experiencias revolucionarias. Esta interpretación muestra una visión bastante amplia e inteligente. Recuérdese que aún existen grupos y partidos marxistas en el país, que hablan de revolución como si se tratara de transplantes mecánicos de las experiencias de otras realidades sociales a la nuestra.

En torno a la forma de tomar el poder político

 Respecto a la forma en que se debe tomar el poder político, Chapuseaux no se muestra claro en esta primera obra, puesto que unas veces habla de pacto social y otras de la necesidad de la forma violenta.

Esto hace que su discurso sea contradictorio e incoherente, pero cuando habla de la toma del poder en forma violenta lo hace con energía y convencimiento. Veamos lo que dice:

“No se puede castigar a Lenin por la forma en que pudo establecer su poder porque así es como ha triunfado el derecho del más débil toda la vida”.

Es decir, por la fuerza. Luego esto se convertirá en una constante en su segundo libro.

Chapuseaux expresa la confianza que tiene en el pueblo como forjador de su historia. Toma como ejemplo al pueblo francés, cuando dice:

“Recordemos al pueblo francés y nos daremos cuenta de que el pueblo lo hace todo”.

Con esta concepción se aleja de la corriente elitista y pesimista de la clase dominante de su época, que niega toda posibilidad de emancipación al pueblo.

Ahora bien, nuestro autor plantea que es necesario educar al pueblo, y en forma específica, a los obreros, para que reclamen sus derechos.

Para que pueda justificarse el obrero –dice–, que es la clase pobre, tiene derecho a vivir lo mismo o mejor que el rico, puesto que él lo produce todo.

Es por ello que se opone al sofisma fraseológico burgués, por entender que sólo sirve para engañar al pueblo trabajador.

Su postura ante la guerra mundial

 Chapuseaux expresa su preocupación por la guerra mundial y comprende que ésta es el producto de la competencia entre las grandes naciones por el reparto del mundo, imponiendo el imperio de la injusticia a las naciones pequeñas. De ahí que afirme que:

“Para asegurar la paz universal se requiere de órdenes más realizadas que las que se están poniendo en práctica; pero la realización de buenas obras se impone dando buenos resultados”.

Luego, en su segundo libro, Revolución y evolución, es más explícito en torno a esta problemática. Llega a condenar a las naciones imperialistas por sus intervenciones en los pueblos pequeños como el nuestro. Es el caso de la intervención militar norteamericana a Haití en 1914 y Santo Domingo en 1916.

En torno a la mujer

Hay que destacar que la posición de Chapuseaux en torno a la mujer es tan brillante que todavía hoy conserva su vigencia. Defiende el derecho de la mujer diciendo que:

Ella como el hombre son máquinas que recurren al medio más fácil de producir, y ésta es la razón por la que yo me tomo el trabajo de defenderla.

De modo que la mujer tiene la misma igualdad de derecho que el hombre, puesto que su enemigo común es el capital que los explota. Para Chapuseaux la mujer no debe enfrentar al hombre como individuo o viceversa, sino que ambos deben unir sus esfuerzos para enfrentar al enemigo común: el orden social, engendrador de las relaciones desiguales. Dice:

No estoy con los que pretenden que la mujer no sirve más que para el hogar, porque, vuelvo a repetir, es una máquina que lo produce todo.

De modo que la raíz, la esencia de la desigualdad está en las estructuras sociales de la producción; es el producto de la propiedad privada de los medios de producción que engendra, a su vez, la explotación de la fuerza de trabajo. Entonces si la mujer es capaz de producirlo todo, esto es, de crear valor, la mujer es igual al hombre, por tanto reclama del gobierno los derechos que tiene la mujer a estar preparada y a participar en las cosas públicas en las mismas condiciones que el hombre. En este sentido afirma que:

“El gobierno dominicano tiene por recta obligación que amparar por todos los medios que estén a su alcance a la mujer, porque esta sigue luchando humanamente en las escuelas y oficinas y en todos los talleres de la República, dando la más amplia nota de moralidad”.

Y afirma que:

A la mujer dominicana debe dársele la más gallarda importancia para aspirar al puesto más alto en cualquier departamento que esté a su alcance, porque tiene derecho a lo mismo que el hombre, a ser libre y no hacerse una esclava del mismo.24

¿Qué más se puede pedir? Se puede asegurar que esta concepción le llega a Chapuseaux como herencia del marxismo.

Clases sociales

 En Chapuseaux la división de clases en el mundo es un hecho real. Por ello dice:

No hay igualdad porque el capital lo absorbe todo, dándole solamente al obrero un mezquino jornal que no le alcanza ni para el sustento de su familia.

En sus planteamientos, generalmente opone las categorías de ricos y pobres, refiriéndose a capitalistas y obreros. En cuanto al país dice:

Los capitales en Santo Domingo, no hacen más que explotar a los obreros no dejándoles ni siquiera el modo de vivir.

Esta concepción de las clases sociales será reforzada y expuesta con mayor seguridad en su segunda obra Revolución y evolución.

Se ha repetido varias veces que las ideas socialistas se generaron en la República Dominicana con la llegada de los inmigrantes españoles a partir de la década del 40 del siglo pasado; pero con la lectura de estos comentarios puede afirmarse que las ideas socialistas comenzaron en República Dominicana en la segunda década del siglo XX y no en la cuarta década. Obviamente vislumbramos que esas ideas figuran en forma humanista, en las perspectivas de  Saint-Simon y Proudhon, por lo cual no deja de ser importante señalar nuestra tesis de que décadas anteriores a la llegada de los intelectuales españoles, un obrero azucarero descendiente de cubanos ya predicaba y escribía sobre el socialismo y el bolchevimos (continuara).

About the author

Angel Moreta

Angel Moreta, jurista, sociólogo, y filósofo; Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), República Dominicana, Autor-Editor de Debateplural.

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