El texto, bajo el enigmático título de ‘Martillo Amarillo’, admite, por ejemplo, que de abandonar la UE sin acuerdo el 31 de octubre próximo, el Reino Unido sufrirá un desabastecimiento de medicinas, un incremento de los precios de los alimentos y el combustible, y hasta protestas y disturbios.
Según el informe oficial, también habría escasez de alimentos frescos y de algunos ingredientes básicos, los camiones encargados de transportar las mercancías podrían demorar hasta dos días para cruzar el canal de la Mancha, y los viajeros desde y hacia el continente estarían sujetos a mayores controles migratorios y aduanales.
Ante tales relevaciones, los grupos y partidos políticos que se oponen al Brexit duro que planea ejecutar Johnson en caso de no lograr alcanzar un nuevo acuerdo con la UE antes del 31 de octubre, redoblaron sus críticas contra el gobernante.
Debemos detenerlo, alentó a través de Twitter el líder del opositor Partido Laborista, Jeremy Corbyn, tras apuntar que ‘los documentos oficiales del gobierno confirman que Johnson está preparado para castigar a los sectores de menos ingresos y beneficiar a sus amigos ricos con un Brexit sin acuerdo’.
A la oposición, sin embargo, no le será fácil pararle los pies al Primer Ministro, quien para quitarse de encima cualquier amenaza para sus planes suspendió las labores del Parlamento hasta el 14 de octubre, día en que tiene previsto anunciar una nueva agenda legislativa.
Johnson incluso pretende hacer caso omiso a una ley aprobada de urgencia por los diputados antes de irse de vacaciones forzadas esta semana, y que lo obligaría a solicitar a la UE un aplazamiento de la fecha de salida, si no consigue firmar un nuevo pacto antes del 19 de octubre.
El jefe del gobierno británico, que asumió el cargo el 24 de julio pasado en sustitución de la dimitente Theresa May, ya advirtió que prefiere estar muerto en un zanja antes de pedir una nueva prórroga a Bruselas.
Según Johnson, para quien esa ley representa un acto de rendición que debilita su capacidad negociadora, todavía hay tiempo de llegar a un acuerdo con la alianza europea, aunque sigue sin presentarle al bloque una alternativa concreta al tratado de retirada rechazado tres veces por el Parlamento británico.
Para algunos analistas, la operación Martillo Amarillo podría venir a confirmar los temores de la oposición de que el gobernante está decidido a cumplir sus amenazas de sacar al Reino Unido de la UE en la fecha acordada, cualesquiera sean las consecuencias.
El Reino Unido debió salir de la alianza europea el 31 de marzo pasado, después que el 52 por ciento de los británicos votó a favor del Brexit en el referendo de junio de 2016.
La negativa del Parlamento británico a respaldar el tratado de retirada firmado la entonces primera ministra Theresa May obligó a posponer la salida, primero para abril pasado, y luego para octubre próximo.
El principal obstáculo es una salvaguarda introducida por la UE para evitar el establecimiento de una frontera dura entre Irlanda y la provincia de Irlanda del Norte, y que obligaría a ese territorio británico a seguir bajo las normas comerciales y aduanales europeas hasta que las partes firmen un nuevo acuerdo.
Aunque la alianza asegura que se trata de una medida temporal, los euroescépticos dentro del Reino Unido alegan que el llamado backstop constituye una afrenta a la soberanía británica.
