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La omnipotencia y la omnipresencia de Trump

Written by Debate Plural

Enoc Sánchez (Sin permiso, 23-8-19)

 

La omnipotencia es un atributo o cualidad que los doctos de la iglesia le adjudican a Dios para hacerles ver a los feligreses que dicha deidad tiene poder sobre todas las cosas en todos los tiempos y en todas las formas, por ser aquel infinito y soberano. Así mismo, según los teólogos, Dios es eterno y las coordenadas témporo-espaciales no lo pueden restringir, de allí se deriva otro atributo divino que los teólogos le asignaron a Dios, como es la omnipresencia. Esto significa que Dios está siempre presente en todos lugares y al mismo tiempo.

Según Jeremías 23:24: ¿Podría alguno esconderse en escondites de modo que yo no lo vea – declara el Señor – ¿No lleno yo los cielos y la tierra? – Declara el Señor.

Juzgo que las cualidades o los atributos no solo están para exhibirlos en el libro sagrado. Si Dios es omnipotente, es decir tiene todo poder sobre todas las cosas, en todos los tiempos y en todas las formas, cabe preguntarse ¿por qué razón permite tantas injusticias, calamidades e iniquidades? A sabiendas que los seres humanos no tienen la misma naturaleza de la deidad, ¿por qué razón no los castiga y los condena a pagar por los delitos cometidos? Pareciera que Dios no ejerce su poder infinito y los hombres poderosos y malucos seguirán subyugando, asesinando y esclavizando a otros seres humanos ante la mirada indiferente de ese ser omnipotente.

Para localizar un lugar el planeta se utilizan las coordenadas, longitud y latitud, modernamente la tecnología nos ha puesto en contacto con algo llamado Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés) que permite determinar en la Tierra la posición de cualquier objeto con una precisión increíble. Me da la impresión que Dios, como que olvidó el empleo de las coordenadas o el GPS se le dañó y no logra ubicar a Palestina, a Yemen y tampoco es capaz de mandar otro diluvio hacia el Amazona para apagar el fuego que está consumiendo parte del pulmón del globo. Tampoco puede estar al mismo tiempo resolviendo el problema de las pateras en el mar Mediterráneo, con los refugiados de África del Norte y las complicaciones referidas a los expatriados que buscan en Europa un lugar donde vivir. Puedo entender que algunas veces esté muy ocupado, pero tampoco delega en un ángel del bien para resolver los problemas, que son muchos, en diferentes lugares del planeta.

Quien si es omnipotente y omnipresente es el rubicundo Donald Trump. El infeliz emperador ejerce el poder, no personalmente como en EEUU, sino a través de sus mayordomos o cachorros o siervos o títeres. Así mismo, el colorado despliega y ejerce su poder en más de 177 países a través de más de 900 bases militares ubicadas en la tierra y en el mar (portaviones) en los cinco continentes. Por ejemplo, EEUU tiene presencia militar en México, Honduras, Panamá, Brasil, Colombia, Argentina, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Japón, Chipre, Grecia, Italia, Alemania, Filipinas, Australia, entre tantas naciones que le permiten diseñar políticas y estrategias militares de dominación, así mismo crear red de espionaje para conocer planes y programas de los gobiernos «amigos».

Pero el sanguíneo Trump no solo se conforma con mantener bases militares en la tierra y en el mar, ahora se plantea militarizar el espacio aéreo para cumplir la función de Dios desde el firmamento y así espiar a todo los habitantes del planeta. No cabe duda, la omnipotencia y la omnipresencia del imperio norteamericano, en el futuro, abarcará todo el Sistema Solar.

Uno de los problemas de Dios en sus funciones de omnipotencia y omnipresencia es el de la simultaneidad, es decir estar presente en diversos lugares al mismo tiempo. Eso resolvió muy fácil el dueño del circo con sus lacayos. Estos sirvientes ejercen el poder en sus naciones acatando los lineamientos dado por Trump. Este lo hace mediante un twitter, una llamada telefónica, un mensaje de texto, una conferencia telefónica, o por vía skype o vía WhatsApp, herramientas con las cuales no cuenta el Todopoderoso.

Por ejemplo, si el bellaco Donald quiere bombardear a Siria, se lo notifica a la OTAN y el jefe de dicha brutal organización les manda un mensaje de texto a sus siervos y de inmediato cientos bombardeos sobrevuelan Alepo (Siria). En ese mismo instante el dueño de las marionetas se comunica con sus títeres de Arabia Saudita y en seguida los niños de Hodeidah (Yemen), conocerán los embates de la mente diabólica del señor Trump.

Por esta misma vía, si el tunante de Donald desea aplicar sanciones económicas o bloqueos contra Cuba, China, Venezuela, Rusia, Irán y Nicaragua, basta una llamada o un twitter dirigido a sus subalternos del cartel de Lima y a los mafiosos de la UE y en un santiamén los bancos de esa naciones responden a unísono y le contestan: «misión cumplida» querido amo.

No cabe duda que el truhán de Donald Trump compite en efectividad con el Todopoderoso. Esta deidad no resuelve nada, en cambio el segundo tiene a su disposición los ángeles de muerte competentes para destruir medio planeta y amenazar a la otra mitad. Para eso están a su disposición en cualquier lugar y a toda hora los serafines del infierno como Duque, Bolsonaro, Macri, Piñera, Macron, Rebelo de Sousa, Teresa May, Pedro Sánchez…entre los pequeños demonios dispuestos a obedecer las órdenes de su amo desalmado sin importar las desgracias que estas ocasionen.

La omnipotencia y la omnipresencia del satánico Ronald Trump se perciben en Venezuela. En nuestra patria el rubicundo perverso tiene sus ángeles de la muerte, capaces de asestarles a nuestros compatriotas todo tipo de iniquidades. Entre los serafines infernales se encuentra el títere mayor, el mequetrefe Juan Guaidó, quien se prestó a la patraña diseñada por el gobierno de Donald Trump y sus secuaces para apoderarse de las riquezas del país. Para llevar a cabo tal bajeza, la de traición a la patria, el mayordomo del rubicundo buscó en la sentina de Voluntad Popular y en los otros partidos los más indignos, los más despreciables seres para ofertar a las grandes corporaciones los activos del país ubicados fuera de Venezuela, así mismo, nuestro dinero y el oro depositados en bancos extranjeros. Fue así como aparecieron Antonio Ledesma, Diego Arria, Carlos Vecchio, Leopoldo López, Freddy Guevara, Julio Borges, María Corina Machado, David Smolansky…entre tantos, hombres y mujeres cuyo único norte es el dinero, sin importar el daño que causen para obtenerlo.

Aquellos seres, en sus pretensiones de establecer un gobierno paralelo, el gobierno de la nada, un gobierno de comiquita, están recibiendo descaradamente el apoyo económico del infame rubicundo y de sus secuaces. Juan Guaidó y sus mesnadas ávidas de dinero, en complicidad con los monstruos corporativos, están incitando al gobierno de Donald Trump para que todos juntos entierren sus garras en nuestros territorios mediante una invasión militar, una supuesta «ayuda humanitaria» como las prestadas a Libia, Siria e Irak.

Por fortuna los venezolanos conocen la intención de estos bandidos, que utilizando la aciaga omnipresencia y funesta la omnipotencia de su protector. Pretenden hacerse del poder por la peor vía que se puede utilizar, como es la traición a la patria. Seres carentes de patriotismo, dignidad y honestidad pretende llegar a Miraflores para llevar a cabo una agenda personal. Razón Zhou Enlai, político de la república popular China afirmó: «Todos los países, grandes o pequeños, fuertes o débiles, deben gozar de igualdad de derechos en las relaciones internacionales. Su soberanía y su integridad territorial deben ser respetadas, nunca violadas». Lee que algo queda.

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