Roger Samiento (Aporrea, 14-8-19)
En más de 60 años de vida jamás había visto que un personaje de la vida política nacional como «Juancito Alimaña, renombre asignado por Diosdado Cabello a Juan Guaidó, poseyese en su corta existencia más delitos que el otrora delincuente venezolano Cruz Crescencio Mejías, alias «Petróleo Crudo». Este ex diputado de la AN, porque no goza de inmunidad parlamentaria, malandro y pendenciero, se ha declarado abiertamente enemigo de Venezuela, protegido por el imperio gringo y con prerrogativas que lo hace un político intocable, porque el Ministerio Público después que lo imputó por varios cargos no solicita su privativa de libertad.
Admito que con mi formación política en el Partido Comunista de Venezuela (PCV), tengo mis grandes diferencias ideológicas con el PSUV, y con el Gobierno presidido por Nicolás Maduro, porque llanamente han sido seis años de un progresivo retroceso del proyecto político creado y sustentado ideológicamente por el fallecido gobernante Hugo Chávez Frías. Pero con todas esas diferencias no crean que voy a caer en la trampa de muchos que se hacen llamar revolucionarios y se han ido para la acera contraria.
Este país es uno sólo y nosotros estamos obligados a defenderlo de las agresiones imperiales y de todos los hurtos que nos han venido cometiendo, robándonos desde Europa y los EE.UU., los activos y las empresas de todos los venezolanos, con la venia de un vulgar ladrón como Jun Guaidó y sus compinches de Voluntad Popular.
Me cuesta entender cómo un pícaro llamado Juan Guaidó que tiene, entre múltiples contravenciones jurídicas, delitos por traición a la Patria, amén de permitir que un indigno gobernante como Donald Trump, se robe las empresas venezolanas y todos los activos que tiene Venezuela en Estados Unidos, y este payaso y títere del imperio siga en libertad pidiendo más sanciones y bloqueo financieros para nuestro país.
No quiero llegar a creer que cosas insólitas como éstas solamente sigan ocurriendo en Venezuela, donde la Ley es aplicada para los más débiles, mientras que otros se burlan de la Constitución y de las normas jurídicas, verbigracia, Juan Guaidó, quien, a mi parecer, se ha tragado completico el Código Penal venezolano, y siga en libertad llamando a invasiones extranjeras, pidiendo sanciones y más bloqueos económicos en perjuicio de todos los venezolanos, mientras que el Ministerio Público carece de valentía para solicitar al Poder Judicial privativa de libertad para este diabólico y oscuro personaje protagonista de múltiples delitos en serie. No creo en los intocables, como tampoco en la lenta justicia que se aplica para algunos en este país. Preso Guaidó se acaba la rabia.
