Thierry Meyssan (Red Voltaire, 19-7-19)
Durante este periodo, 3 atentados importantes se atribuyen a al-Qaeda. El problema es que, por muy importantes que sean, esas operaciones rebajan a los islamistas integrados a la OTAN a la categoría de terroristas antiestadounidenses.
En 1996, la explosión de un camión-bomba destruye un edificio de 8 pisos en Khobar, Arabia Saudita, con un balance de 19 soldados estadounidenses muertos. Inicialmente atribuido a al-Qaeda, este atentado será presentado después como una acción de Irán, y finalmente su autoría no recae en nadie.
En 1998 estallan 2 bombas en las embajadas de Estados Unidos en Nairobi (Kenya) y en Dar-es-Salam (Tanzania). Mueren 298 africanos pero ningún estadounidense pierde la vida en ese hecho, que causa también más de 4 500 heridos. Un misterioso “Ejército Islámico de Liberación de los Sitios Sagrados” se atribuye la autoría de ambos atentados. Las autoridades estadounidenses afirman que fueron cometidos por miembros de la Yihad Islámica egipcia como represalia por la extradición de 4 de sus miembros. Pero las mismas autoridades estadounidenses acusan también a Osama ben Laden de haberlos ordenado y el FBI emite contra él –finalmente– una orden internacional de arresto.
En 2000, una embarcación tripulada por suicidas estalla contra el casco del destructor USS Cole en el puerto de Adén (Yemen). Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) reclama la autoría del atentado, pero un tribunal estadounidense hace responsable a Sudán.
Estos atentados tienen lugar mientras prosigue la colaboración entre Washington y los islamistas. Y Osama ben Laden conserva su oficina en Londonistán hasta 1999. Situado en el barrio de Wenbley, el Advice and Reformation Committee (ARC) se encarga simultáneamente de divulgar las declaraciones de Ben Laden y de servir de tapadera a las actividades logísticas de al-Qaeda, tanto en materia de reclutamiento como de pagos y adquisición de material. Entre sus colabores en Londres se cuentan el saudita Khaled al-Fawwaz y los egipcios Adel Abdel Bary e Ibrahim Eidarus, 3 individuos contra quienes existen órdenes de arresto internacionales y que, a pesar de ello, han obtenido asilo político en Reino Unido. Arropado en Londres por la más completa legalidad, el buró de Ben Laden publicará, en febrero de 1998, su célebre llamado a la Yihad contra los judíos y los “cruzados”. Gravemente enfermo de los riñones, Ben Laden es internado, en agosto de 2001, en el hospital americano de Dubai. Un jefe de Estado del Golfo me confirmó que él mismo visitó personalmente a Osama ben Laden en ese hospital, en su habitación, donde la CIA estaba a cargo de su protección.
6- Fusión de los dos “Gladio” y preparativos para Daesh
Siguiendo la misma lógica, la administración Bush atribuye a los islamistas los grandes atentados del 11 de septiembre de 2001, en Estados Unidos. La versión oficial se impone, a pesar de que contiene innumerables incoherencias. El secretario de Justicia sostiene que elementos islamistas secuestraron varios aviones, aunque las compañías aéreas aseguran que ninguno de los sospechosos se hallaba a bordo de sus aeronaves. El Departamento de Defensa publicará un video que muestra a Osama ben Laden atribuyéndose los atentados, a pesar de que él mismo los había rechazado públicamente y de que los expertos en reconocimiento facial y vocal aseguran que el hombre que aparece en el video no es Osama ben Laden. De todas maneras, esos acontecimientos sirven de pretexto a Washington y Londres para iniciar la “Guerra sin Fin” y atacar a sus antiguos aliados: los talibanes, en Afganistán, y el Irak de Saddam Hussein.
Osama ben Laden, que padecía una insuficiencia renal crónica, muere el 15 de diciembre de 2001, como consecuencia de un síndrome de Marfán. Un representante del MI6 asiste a su funeral en Afganistán. Posteriormente, varios individuos más o menos físicamente parecidos a Ben Laden aparecerán en distintos momentos para hacer creer que sigue vivo. Entre ellos se cuenta un sujeto que será asesinado por Omar Sheik en 2005, según la primer ministro pakistaní Benazir Bhuto.
En agosto de 2002, el MI6 organiza en Londres una conferencia de la Hermandad Musulmana sobre el tema “Siria para todos”. Los oradores desarrollan la idea de que Siria vive bajo la opresión de la secta de los alauitas y que la única libertad verdadera es la que ofrece la Hermandad Musulmana.
Después de Sayyed Qutb y de Abu Mussab “El Sirio”, los islamistas se dotan de un nuevo estratega: Abu Bakr Naji. En 2004, este personaje, que parece no tener existencia anterior, publica en internet Management of Savagery, una teoría del caos (“La Administración de la Barbarie”) [6]. Aunque algunos dicen reconocer el estilo de un autor egipcio, el texto parece más bien haber sido redactado en inglés, adornado después con numerosas y redundantes citaciones coránicas y finalmente traducido al árabe. La palabra “Barbarie” que aparece en el título no es una referencia al uso del terror sino al regreso al estado natural anterior que existió antes de que la civilización creara el Estado. Se trata de retrotraer la Humanidad al momento en que “El hombre es el lobo del hombre”. La estrategia del caos se resume en 3 fases:
Primero, desmoralizar al Estado y extenuarlo atacando sus puntos más vulnerables. Para ello se escogerán blancos secundarios, a menudo sin interés real, pero fáciles de destruir y dispersos. El objetivo es dar la impresión de que existe una sublevación generalizada, una revolución.
Segunda fase: cuando el Estado se haya retirado de las zonas rurales y periféricas, habrá que conquistar ciertas zonas y administrarlas. Se utilizará la sharia para marcar el paso a una nueva forma de Estado. Durante esta etapa habrá que establecer alianzas con todo el que se oponga al Poder, y habrá que armar a esos aliados. Se pasa entonces a una guerra de posiciones.
Tercera fase: proclamación del Estado Islámico.
Como puede verse, todo esto tiene mucho que ver con la ciencia militar contemporánea. Se concede gran importancia a las operaciones sicológicas, principalmente al uso de la violencia espectacular. En la práctica, esta estrategia no tiene nada que ver con una revolución sino con la conquista de un país por potencias externas, ya que supone una gran inversión de fondos. Como siempre sucede con la literatura subversiva, lo más interesante es lo que no se dice o lo que se menciona sólo de forma incidental:
La preparación de las poblaciones para que acojan a los yihadistas supone la construcción previa de una red de mezquitas y de obras sociales, como se hizo en Argelia antes de la guerra “civil”.
Para la realización de las primeras operaciones militares es necesario un armamento que habrá que importar previamente. Pero lo más importante es que los yihadistas no tendrán después ninguna posibilidad de obtener armas, y menos aún de conseguir municiones. Por lo tanto, tendrán que contar con apoyo externo.
La administración de las zonas conquistadas implica disponer de altos funcionarios con formación previa, como los de los ejércitos regulares encargados de “reconstruir Estados”.
Para terminar, la guerra de posiciones supone la construcción de grandes infraestructuras, lo cual exigirá grandes cantidades de material de construcción y la participación de ingenieros y arquitectos.
El hecho mismo de que adopten como suyo este “tratado” demuestra que los islamistas se disponen a seguir desempeñando un papel militar al servicio de potencias externas, pero ya para entonces a muy gran escala.
En 2006, los británicos solicitan al emir qatarí Hamad que ponga su canal de televisión panárabe –Al-Jazeera– al servicio de la Hermandad Musulmana [7]. El libio Mahmud Jibril, el mismo que enseñó a la familia real de Qatar cómo utilizar el lenguaje democrático, recibe la tarea de introducir poco a poco a sus compañeros de la cofradía en el canal y crear canales en lenguas extranjeras –en inglés y posteriormente en bosnio y turco– así como un canal para niños. El predicador Yussef al-Qaradawi se convierte en “consejero religioso” de Al-Jazeera. Por supuesto, Al-Jazeera divulgará y confirmará la autenticidad de las grabaciones de audio y los videos de los diferentes “Osama ben Laden”.
Durante ese mismo periodo, las tropas de Estados Unidos que ocupan Irak enfrentan una rebelión que va generalizándose. Después del estado de abatimiento que los había embargado ante la rapidez y brutalidad de la invasión (técnica de “Shock and awe” o “Shock y pavor”), los iraquíes se organizan para la resistencia. El embajador de Estados Unidos en Bagdad y más tarde director de la Inteligencia Nacional, John Negroponte, propone vencer esa resistencia dividiendo a los iraquíes de manera que su cólera se vuelva contra ellos mismos, o sea transformando la resistencia contra la ocupación en guerra civil.
John Negroponte es un experto en operaciones secretas: participó en la Operación Fénix (Phoenix) en Vietnam, organizó después la guerra civil en Salvador y la Operación Irán-Contras en Nicaragua, antes de provocar el derrumbe de la rebelión en el estado mexicano de Chiapas. En Irak, Negroponte acude a uno de los hombres que trabajaron con él en Salvador: el coronel James Steele. Le confía la tarea de crear milicias iraquíes sunnitas para utilizarlas contra los chiitas y milicias chiitas para lanzarlas contra los sunnitas. Steele recurre a los islamistas para crear la milicia sunnita. Partiendo de al-Qaeda en Irak, Steele arma una coalición tribal, el Emirato Islámico en Irak (el futuro Daesh), utilizando como cobertura la Policía Especial (la “Brigada de los Lobos”). Para aterrorizar a las víctimas y sus familias, entrena a los elementos del Emirato Islámico en el uso de la tortura, según los métodos de la tristemente célebre Escuela de las Américas y de la Political Warfare Cadres Academy de Taiwán, donde él mismo fue profesor. En unos meses, una nueva oleada de horror cae sobre los iraquíes y los divide en base a sus creencias religiosas. Más tarde, cuando el general David Petraeus toma el mando de las tropas estadounidenses en Irak, designa al coronel James H. Coffman para que trabaje con Steele y le rinda cuentas a él sobre la operación, mientras que Brett H. McGurk rendirá cuentas directamente al presidente de Estados Unidos. Los principales jefes del Emirato Islámico son reclutados en el campo de internamiento de Bucca, pero se les aplica un tratamiento especial de acondicionamiento en la cárcel de Abu Ghraib, siguiendo los métodos de “lavado de cerebro” de los profesores Albert D. Biderman y Martin Seligman. Todo el proceso es supervisado desde Washington por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, de quien Steele depende directamente.
En 2007, Washington informa a la Hermandad Musulmana que va a derrocar los regímenes laicos del Medio Oriente, incluyendo los de sus aliados, y que debe prepararse para ejercer el poder. La CIA organiza alianzas entre la cofradía y varios partidos y personalidades laicas de todos los países de la región. Al mismo tiempo, la propia CIA conecta entre sí las dos ramas del “Gladio”, creando vínculos entre los grupos neonazis occidentales y los grupos islamistas orientales.
Esas alianzas resultan a veces poco afortunadas. Por ejemplo, durante la “Conferencia Nacional de la Oposición Libia”, en Londres, la Hermandad Musulmana sólo logra reunir en torno a sí misma el Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL, al-Qaeda en Libia) y la cofradía wahabita de los Senussi. La plataforma programática prevé el restablecimiento de la monarquía y convertir el islam en religión de Estado. Más convincente resulta la constitución, en Berlín, del Frente de Salvación Nacional, que oficializa la unión entre la Hermandad Musulmana y el ex vicepresidente sirio Abdel Halim Khaddam.
El 8 de mayo de 2007, en Ternopol, este de Ucrania, grupúsculos nazis e islamistas crean un “Frente Antiimperialista” para luchar contra Rusia. Organizaciones de Lituania, Polonia, Ucrania y Rusia participan en el encuentro, como los separatistas islamistas de Crimea, Adigueya, Daguestán, Inguchetia, de Kabardino-Balkaria, de Karachayevo-Cherkesia, de Osetia y Chechenia. Al no poder participar personalmente en el cónclave, debido a las sanciones internacionales contra su persona, Doku Umarov, el personaje que abolió la República de Chechenia para proclamar el Emirato Islámico de Ichkeria, envía un texto escrito que será leído a los participantes. El presidente del “Frente Antiimperialista” contra Rusia será el nazi ucraniano Dimitro Yarosh, quien habrá de convertirse, durante el golpe de Estado de Kiev –en febrero de 2014– en secretario adjunto del Consejo de Seguridad Nacional de Ucrania.
En mayo y junio de 2007, el ejército nacional del Líbano inicia el asedio al campamento palestino de Nahr el-Bared, donde se han atrincherado miembros del grupo Fatah al-Islam. Los combates duran 32 días y cuestan la vida a 76 soldados libaneses, de los que una treintena son decapitados.
En 2010, la Hermandad Musulmana organiza la “Flotilla de la Libertad”, a través del IHH turco. Oficialmente, la Flotilla va a tratar de romper el bloqueo israelí contra Gaza y llevar ayuda humanitaria a la población de ese territorio palestino [9]. En realidad, el barco principal de la flotilla cambia de bandera durante la travesía y la prosigue bajo el pabellón turco. Entre los militantes no violentos que viajan en la flotilla se han infiltrado numerosos espías, como el agente irlandés de la CIA Mahdi al-Harati. El primer ministro israelí Benyamin Netanyahu cae en la trampa que le tiende Estados Unidos y ordena el abordaje en aguas internacionales. Bajo la mirada burlona de la Casa Blanca, el mundo entero condena este acto israelí de piratería. Después de haber entregado armamento a los yihadistas en Afganistán y de haber respaldado la creación del Hamas contra la OLP de Yaser Arafat, Israel se había vuelto en contra de los islamistas en 2008 y los había bombardeado, al igual que a la población de la franja de Gaza. Con el escándalo internacional de la flotilla, Netanyahu paga por haber emprendido la operación “Plomo Fundido”, con el concurso de Arabia Saudita y a pesar de la oposición de la Casa Blanca. Cuando Israel acaba liberando a los participantes de la “Flotilla de la Libertad”, la prensa turca muestra al primer ministro Recep Tayyip Erdogan visitando en un hospital a Mahdi al-Harati.