Internacionales Politica

La delirante aventura de EE.UU. contra Irán: un conflicto en el que nadie gana

Written by Debate Plural

Alberto Rodríguez García (Russia Today, 28-6-19)

 

Las tensiones entre EEUU e Irán están en uno de sus momentos más serios desde la Revolución Islámica del 79. La aventura, sin embargo, puede suponer un alto precio que pagaremos también el resto del mundo.

Pocos lugares en el mundo hay más volátiles ahora mismo que el Golfo Pérsico. Hablamos del lugar por el que pasa el 20% del petróleo mundial. El lugar en el que las agendas de Bahrein, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Qatar e Irán se enfrentan a diario. El lugar en el que chocan los intereses de terceros actores regionales e internacional como Israel, EE.UU., la Unión Europea y China. El Golfo Pérsico es un polvorín, una olla a presión a punto de estallar, y en un ambiente tan tenso, a los halcones de Capitol Hill se les ha ocurrido que la mejor idea es imponer nuevas sanciones contra Irán y elevar el discurso amenazando con la guerra.

«De retrasados mentales». Así definía el presidente iraní, Hassan Rouhani, la tan errática como delirante política que están teniendo este año los norteamericanos para con el país persa. Desde que en mayo de 2018 Donald Trump firmase la salida de EE.UU. del Tratado de No Proliferación Nuclear firmado en 2015, ni han conseguido su objetivo de derrocar al gobierno iraní, ni han acabado con su influencia en Oriente Medio, ni han arrastrado a Europa hacia su objetivo de aislar completamente a Irán. Las únicas consecuencias que han habido, han sido negativas para todos; incluyo también a Donald Trump.

Si algo hemos aprendido este último año, es que una guerra contra Irán no beneficia a nadie más que a Israel y a corto plazo a Arabia Saudí, aunque terminaría siendo nefasta para todos los países implicados. La retórica anti-iraní parece más la cruzada personal del asesor de Seguridad Nacional John Bolton que una estrategia bien planificada. Al desgaste político que le está suponiendo a Trump, hay que añadirle que todo el conflicto podría provocar otro quebradero de cabeza –especialmente desagradable– para la Casa Blanca: la sustitución del dólar en el mercado del petróleo por otras divisas como el euro y el rublo y un enfriamiento de las relaciones con los países europeos.

El Acuerdo de No Proliferación Nuclear está en tela de juicio, y el próximo mes podría ser el último en el que Teherán lo respete. Los iraníes han mandado un ultimátum dejando claro que están cansados de esperar, y que en las próximas semanas podrían anunciar que han enriquecido uranio más del 3,67% que se les permite para uso civil, dando así por finalizado el acuerdo. La condición que pone Irán para no salirse del acuerdo es que se le permita vender petróleo o, por consiguiente, se les entregue esa misma cantidad de dinero que ganarían.

Europa se niega a permitir que el acuerdo muera por la decisión unilateral de Estados Unidos, por lo que este viernes 28 de junio pretenden presentar en Viena el sistema INSTEX, con el que buscarán mantener el comercio iraní evitando las sanciones norteamericanas. El nuevo sistema, que llega con meses de retraso, sin embargo, no permite de momento mover las cifras millonarias que requiere el mercado petrolero.

La situación para Europa es tremendamente complicada ya que se encuentra en una encrucijada recibiendo ataques por todos lados. Por un lado, Irán acusa a Francia, Alemania y Reino Unido de no estar haciendo suficiente para evitar las sanciones estadounidenses. Por otro lado, EE.UU. culpa a los países europeos de no hacer lo suficiente para aislar a Irán.

En un intento de ganar tiempo antes de que Irán oficialice el fin del Acuerdo de No Proliferación Nuclear, Macron ha pedido a EE.UU. que ponga fin a algunas sanciones para poder sentar a los iraníes en la mesa de negociaciones. Pero Trump, conocido por el respeto que profesa hacia sus aliados, ha respondido imponiendo nuevas sanciones al país persa, algunas de ellas tan absurdamente inútiles como las que hacen referencia al Ayatolá Jomeini, muerto desde 1989.

No solo las sanciones en un momento tan delicado son una clara declaración de intenciones. Poco antes, la subsecretaria del Departamento del Tesoro para el Terrorismo y la Inteligencia Financiera Sigal Mandelkar amenazó directamente a la Unión Europea en general y el presidente de INSTEX en concreto con sanciones e incluso «perder el acceso al sistema financiero estadounidense». Ya no es que desde Estados Unidos haya quienes quieren arrastrar a Europa a un conflicto en el que pierde mucho y gana nada; es que se permiten amenazar a sus aliados tradicionales con el silencio servil como respuesta.

La lógica de los halcones en Washington es que pueden sancionar a Irán, pueden intentar destruir su economía, –como ha afirmado orgulloso de estarlo consiguiendo el representante de los intereses estadounidenses para Irán Brian Hook– e incluso pueden salirse de forma unilateral del acuerdo nuclear, pero como contraparte Irán no puede responder, no puede buscar nuevas formas de financiación y, sobre todo, debe respetar un acuerdo en el que los norteamericanos ni están. En Washington son como un abusón, un maltratador que tras agredir a su víctima, la hace responsable de su sufrimiento. Al parecer, que Donald Trump haya decidido salir de forma unilateral del Acuerdo de No Proliferación Nuclear y sabotee cualquier intento de mantenerlo vivo, no es justificación suficiente para que Irán decida ponerle fin.

Ni siquiera cayendo en la lógica más amoral y cínica de ciertos think tank y apologistas de la guerra se puede justificar la escalada que intentan forzar desde Estados Unidos. Con ya el millar de sanciones, solo un tarado puede creerse que se trata de libertad y democracia. Citando un informe del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, «las sanciones y los bloqueos económicos de nuestros días pueden compararse con los asedios de las ciudades de la edad media. Las sanciones del s.XXI intentan que caigan de rodillas no solo una ciudad sino países soberanos»; destacando además, que no hay sanciones sin «manipulación de la opinión pública a través de las noticias falsas».

Y por eso, este último mes, la maquinaria mediática del poder norteamericano ha estado funcionando sin descanso. Ya han logrado que el debate no sea que un dron espía millonario sobrevolaba espacio iraní, sino si Irán tenía legitimidad para derribarlo. Han logrado que el debate no sea la legitimidad del gabinete Trump para intentar derrocar un gobierno soberano, sino cuál es el modo más eficaz de hacerlo. Y estos debates se justifican siempre gracias a medias verdades, especulaciones sin base alguna o, en los casos más deshonestos, con mentiras pre-fabricadas. Para los nuevos objetivos no dudan en recuperar las viejas formas, y es que el USS Maine de ahora son los barcos petroleros que pasan por Ormuz.

En 2015 Trump aseguraba que Obama era capaz de atacar Irán con tal de ganar las elecciones. Es ahora Donald Trump quien está provocando un enfrentamiento directo a un año de las elecciones presidenciales. Pobre idiota que, embelesado por saudíes, israelíes y el sector más anti-iraní de su gabinete, piensa que una nueva guerra puede llegar a ser deseable. Pobres nosotros que, por un idiota, estamos entre el fuego cruzado de un conflicto que nunca quisimos.

About the author

Debate Plural

Un medio independiente, libre, plural, sin ataduras con empresas o gobiernos; buscando el desarrollo de una conciencia critica, y la verdad que subyace en el correr de la vida nacional e internacional para el empoderamiento del pueblo dominicano en relación con las luchas y reivindicaciones económicas y sociales fundamentales

Leave a Comment