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El criterio de demarcación en Psicología (2)

Popper vio la demarcación como un problema central en la filosofía de la ciencia. Propuso el falsacionismo como una forma de determinar si una teoría es científica o no. Simplificando, se podría decir que si una teoría es falsable, entonces es científica; si no es falsable, entonces no es ciencia.​

David Hume (1711-1776), establece los principios teóricos anti-metafísicos (en particular el problema de la inducción) que tendrían gran influencia en el positivismo lógico. Será en el Círculo de Viena con Rudolf Carnap (1891-1970), Alfred Jules Ayer (1910-1989), y Karl R. Popper (1902-1994), en donde se abordará el «Criterio de Demarcación» de la ciencia con respecto a la metafísica.

Estaba leyendo  sobre la falsación en psicología cuando dos ensayos en la red esta semana me han ayudado a darle forma definitiva a esta entrada. El primero, «las teorías científicas no son falsables» en el Cuaderno de Cultura Científica, nos ofrece una visión de la falsación quizás más ajustada a la realidad que el modo en el que suele enunciarse. En el segundo, «la teoría de cuerdas ¿ciencia o pseudociencia?» de Francis The Mule News, tenemos una explicación magistral de la falsación aplicada a los modelos de la física y, en concreto, a la teoría de cuerdas. Pero, ¿qué ocurre en psicología?

Como en cualquier nivel de la ciencia, existen hipótesis, teorías o modelos racionalmente plausibles conforme con el método hipotético-deductivo y la metodología utilizada para justificar su formulación, pero no todos se adscriben al ámbito de la ciencia. Pero… ¿qué criterio utilizamos a la hora de definir qué es ciencia y qué no lo es?

Dentro de la filosofía de la ciencia, el problema de la demarcación se refiere a la definición de los límites que deben configurar el concepto de «ciencia». Existen diferentes escuelas filosóficas que a lo largo de la historia han intentado dar respuesta a esta cuestión y resultaría muy interesante detenerse en analizar la influencia de cada una de ellas en la psicología actual, sin embargo, en esta entrada nos centraremos en el concepto de la falsación.

Karl Popper en «La lógica de la investigación científica» postuló una tentativa de solución a «el problema de la inducción», puesto de manifiesto por primera vez por David Hume. El problema de la inducción nace del hecho de que no se puede afirmar algo universal a partir de los datos particulares que ofrece la experiencia. Por muchos millones de cuervos negros que se vean, no será posible afirmar que «todos los cuervos son negros». En cambio, si se encuentra un solo cuervo que no sea negro, se podrá afirmar que «no todos los cuervos son negros».

De esta forma, Popper propone que una teoría solo será científica si junto a ella se declara qué hecho o conjunto de hechos podrían refutarla. Esto se conoce como el criterio de demarcación. Las hipótesis o teorías que no sean falsables se considerarán pseudocientíficas, mientras que las falsables serán científicas y podrán ser refutadas o corroboradas conforme se realicen experimentos.

El criterio de demarcación en Psicología Inre Lakatos

En psicología, esta interpretación psudocientífica de la realidad es bastante más común de lo que imaginamos. Y es que según el paradigma dominante en nuestra disciplina, los constructos hipotéticos se convierten en nuestro objeto de estudio. Estos constructos, cuando dejan de ser definidos operativamente y/o pasan a ser considerados causas de la conducta, implican un salto lógico no justificado empíricamente, de forma que podemos debatir infinitamente sobre qué modelo es el más adecuado para definirlos, pero su refutación resulta imposible.

Si la capacidad cognitiva se corresponde con una descripción de una función cerebral, entonces abriríamos otro interesante debate sobre su necesidad de ser y si puede ser considerada psicología propiamente dicha. Si esta capacidad se refiere a un conjunto de conductas definidas operativamente, entonces no es más que una etiqueta útil para denominar a estas conductas, es decir, la propia conducta a explicar. En ninguno de los dos casos se puede decir que esta capacidad es causa de una conducta y, sin embargo, es algo habitual, puesto que refutar los axiomas que sostienen la existencia de una capacidad intermedia entre biología y conducta se torna imposible, del mismo modo que lo es falsar la existencia del alma.

Éste salto lógico se justifica aludiendo a una capacidad localizada en el cerebro, o a los modelos computacionales que, si bien son descripciones de funciones cerebrales, amparan el dualismo implícito y la reificación. De esta manera se renueva un debate con miles de años de antigüedad, el de la existencia de la mente, bajo el halo de cientificidad que aportan las técnicas utilizadas para su deducción.

Pero, entonces, ¿por qué no se desecha este mal uso de los constructos?

Lo cierto es que existe una tercera vía que justifica el uso de estos modelos; una vía que yo considero ligada a las «críticas» del criterio de demarcación o, más bien, a las matizaciones que recibió posteriormente.

Imre Lakatos distinguió entre el falsacionismo defendido por Popper en «La lógica de la investigación científica», al que llamó falsacionismo ingenuo, y el falsacionismo sofisticado, referido tanto a las matizaciones que realizó más tarde el propio Popper como a la metodología que desarrolló él mismo.

En este sentido, la distinción entre ciencia y pseudociencia de Popper considera que la segunda surgiría, bien cuando aquellos que apoyan una teoría empírica rechazan pruebas en su contra, o bien cuando una supuesta teoría no hace predicciones empíricas comprobables. Popper pone como ejemplo del primer caso el marxismo y del segundo, el psicoanálisis. Pero siguiendo este criterio, la teoría de cuerdas sería considerada una pseudociencia.

También lo sería la física newtoniana que, aunque nace sesgada de serie, nadie duda de su cientificidad, por lo que parece evidente la necesidad de establecer algún criterio más allá de la capacidad de predicción empírica. De esta forma, la falsabilidad deja de constituir una característica intrínseca de la formulación teórica a la que se atiende y el peso recae sobre aspectos contextuales, como la actitud de investigador a la hora de rechazar una hipótesis o la existencia de modelos alternativos.

Lakatos en el «Programa de investigación científica» va un paso más allá integrando el falsacionismo en un complejo teórico que tiene en cuenta tanto el enfrentamiento entre dos modelos (programas de investigación) como la experiencia empírica.

«Los criterios científicos utópicos, o bien crean exposiciones falsas e hipócritas de la perfección científica o alimentan el punto de vista de que las teorías científicas no son sino meras creencias enraizadas en intereses inconfesables.» Imre Lakatos

Simplificando mucho podríamos definir el programa de investigación científica como el conjunto de hipótesis relacionadas entre sí, características de un modelo o paradigma concreto. La estructura del programa de investigación científica está compuesto por:

a) un núcleo o centro firme, referido a los fundamentos teóricos que sostienen el programa de carácter axiomático y convencionalmente aceptados; Por tanto, el núcleo firme establece o define la problemática abordada por el programa, siendo sobre la base de sus fundamentos que los científicos actúan o aplican teorías. A este nivel se situaría la problemática de la definición del objeto formal de estudio: mente-conducta.

b) un cinturón de hipótesis auxiliares, entendidas como en conjunto de teorías e hipótesis encaminadas a explicar la realidad, defendiendo el núcleo o centro firme. El cinturón de hipótesis auxiliares entonces, evita la refutación del núcleo firme del programa, es decir, produce hipótesis y mecanismos que resuelvan los problemas o anomalías que invaden al centro firme. La defensa ad-hoc de las hipótesis que Popper consideraría característica de las pseudociencias, Lakatos las reafirma como práctica natural de los científicos a la luz de la historia.

About the author

Frank A. Peña Valdes

Profesor adjunto Escuela de Psicología, Facultad de Humanidades y Escuela de Orientación Educativa, Facultad de Ciencias de la Educación Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD. Licenciatura en Psicología, Maestría en Metodología de la Investigación Científica. Especialidad en Psicología del Desarrollo, Maestría en Desarrollo Humano, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Postgrado en Educación Superior, Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). Estudios Doctorales en Psicología Social, Universidad Central de Madrid (UCM).

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