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¿Podrá el paramilitarismo derrocar a Nicolás Maduro?

Written by Debate Plural

Jesús Millán Alejos (Sputnik, 14-6-19)

 

Erick Dean Prince, director de Blackwater Security, el primer cuerpo privado destinado a proveer efectivos militares a las fuerzas armadas de EEUU, dijo, según la agencia Reuters, que tiene un plan para infiltrar 4.000 mercenarios en Venezuela para derrocar al presidente Nicolás Maduro.

El uso de fuerzas mercenarias es tan antiguo como la guerra misma, desde Ramsés II hasta el presente milenio, se han usado este tipo de combatientes con un mismo denominador común: el dinero o la paga como la principal motivación. Ahora bien, ¿funcionaría para derrocar a la Revolución bolivariana?

En el siglo XX, los EEUU han sido contumaces en el uso de este recurso, con resultados que van desde el éxito hasta el hazmerreír: Bahía de Cochinos en Cuba, ‘La Contra’ en Nicaragua, las guerras iniciadas en el Oriente Medio desde la primera Guerra del Golfo, pasando por Libia, hasta la guerra civil en Siria, culminando con el asedio a Venezuela para su desestabilización.

Sin embargo, en la vecina República de Colombia, el éxito del paramilitarismo ha sido una rotunda realidad, usando la masacre y el sicariato como forma de exterminio del adversario político, llegando incluso —caso de la parapolítica— a los más altos cargos en el Palacio de Nariño.

No obstante, dicho éxito ha estado ligado en gran medida a un Estado que ha sido cómplice con el paramilitarismo en su lucha contra la guerrilla, sumado a una ausencia, casi inexistencia del Estado nación formal colombiano en el 80% del territorio.

Incluso, la infiltración en Venezuela —en temas como el contrabando de hidrocarburos, secuestro, abigeato, narcotráfico— ha estado concatenado con la anuencia de funcionarios corruptos del Gobierno venezolano, distando mucho de ser una política de Estado.

El 23 de febrero de 2019, la República Bolivariana de Venezuela derrotó un intento de invasión paramilitar orquestada por las fuerzas opositoras, apoyadas por Colombia, EEUU y el Grupo de Lima, disfrazada de ‘ayuda humanitaria’.

En esa oportunidad, estaba en juego la existencia misma de Estado-nación, por ende la aglutinación de la gran mayoría del pueblo y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en torno a su comandante en jefe, puso los pelos de punta a las lumbreras en la CIA, Pentágono y el Departamento de Estado.

En fecha 30 de abril de 2019, con algunas bombas lacrimógenas, derrotó la Revolución bolivariana una especie de ‘Armata Brancaleone’ instalada en un distribuidor de una autopista en Caracas. Apoyados por la mediática mundial, pregonaron la toma de una base militar, lo cual resultó una mentira.

A pesar de los intentos de hacer ‘chillar’ la economía venezolana, con bloqueos financieros, navales, amenazas militares, ataques a la infraestructura de servicios básicos, etc; la función de Gobierno no se ha visto afectada en lo más mínimo. De hecho, se ha fortalecido el Gobierno de Nicolás Maduro.

La creación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), idea surgida para contrarrestar el desabastecimiento de alimentos, ha servido igualmente para organizar en calles, cuadras, sectores al pueblo de Venezuela, desde las ciudades más grandes, hasta la aldea más recóndita de su geografía.

Con esta herramienta, se ha podido organizar e identificar casi en un 100% las necesidades que aquejan a la población, llegando en momentos de penurias la preciada ayuda alimentaria, así como también ubicar a todas las personas en una región, sector, ciudad determinada. Por ello, el control sobre el territorio es una gran fortaleza ante la infiltración paramilitar.

En vista de lo anterior, la tan temida unión cívico-militar se fortalece día a día. A medida que se profundiza el bloqueo económico a Venezuela, se incorporan más de dos millones de milicianos a los cinco componentes que conforman la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), en las tareas de distribución y producción de alimentos. Así se explicaría la extensión de sanciones de EEUU a los CLAP.

Así, la crisis económica que ha volcado a decenas de miles fuera de las fronteras, también se ha aprovechado para depurar a la FANB, afirmación que se demuestra con los desertores —dados de baja por narcotráfico, tráfico de influencias, etc— que conforman la ‘armata’ de Guaidó, menesterosos por las calles de Cúcuta (Colombia).

Aunado a lo anterior, los cuerpos de seguridad, como la Policía Nacional Bolivariana entre otros, cuentan con equipos de comando con alto profesionalismo, que han servido para neutralizar bandas paramilitarizadas como las comandadas por el terrorista Oscar Pérez. Así, la cooperación de la ciudadanía con las autoridades lograron capturar en tiempo récord a los autores de los magnicidios frustrados contra el presidente Maduro el 4 de agosto de 2018.

En conclusión, los EEUU han demostrado terquedad en el uso del paramilitarismo, por ende es absolutamente predecible su aplicación. Sin embargo, estaría condenado a un fracaso de magnitudes bíblicas, lo que supondría un ‘Stalingrado’ político para Donald Trump, la mayor de las victorias para Nicolás Maduro y el agravamiento de las sanciones económicas para Venezuela, si quieren adelantar la película, vean el caso de Cuba e Irán.

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