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Zelensky, ¿el nuevo Obama ucraniano?

Written by Debate Plural
Antonio Rondón García (Kaosenlared, 22-4-19)
El showman Vladimir Zelensky gana hoy la segunda ronda de las presidenciales ucranianas con más de 73 puntos, pero su misión como jefe de Estado podría recordar la de Barack Obama en la Casa Blanca: dar la sensación de cambio.
En su momento, el republicano George W. Bush, con su política guerrerista y de retroceso en el tema del desarme, así como en medio de la integración latinoamericana, creó una imagen negativa de Estados Unidos que Obama parecía destinado a limpiar.

Para el caso de Ucrania, el mandatario saliente Piotro Poroshenko también se convirtió en símbolo, no solo dentro de Ucrania, sino también para algunos otros países, de la corrupción con un país en guerra y empobrecido, con oligarcas enriquecidos.

Algunos como la joven exfiscal de Crimea y ahora diputada de la Duma estatal (Cámara Baja de Rusia), Elena Poklonskaya, consideran que Zelensky (Z, como se le conoce en Ucrania) acaparó el voto de castigo, el enojo de la población por la pobreza y la humillación.

Pero politólogos aquí estiman que más bien fueron algunos oligarcas como Igor Kolomolsky, quienes supieron ‘capitalizar’ el voto de castigo de la población para dirigirlo a una imagen perfectamente creada antes las masas del ‘líder del cambio’.

Muchos de los otros 37 candidatos participantes en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 31 de marzo, también se presentaban como una alternativa a Poroshenko, incluida la ex primera ministra Yulia Timishenko.

Sin embargo, para formar la imagen positiva en los medios se necesitaba mucho dinero, pues los expertos políticos estiman que la popularidad de un personaje interpretado por Zelensky en la serie Sluga Naroda hubiera sido insuficiente.

La elección de varios oligarcas ucranianos pareció ser atinada: el actor desde su programa Kvartal 95, además de la mencionada serie satírica del poder, ridiculizaba todas las semanas a los dirigentes del Estado.

Cuando hay una ciudadanía, cuya legión de pobres aumenta, con salarios cada vez más devaluados, tarifas exóticas de servicios comunales y una población masculina que evita participar en una guerra fratricida, una persona como Zelensky puede tener éxito.

El hecho de que el showman, que interpretó a un profesor de historia convertido de casualidad en presidente, propine una humillante derrota a Poroshenko puede tener otras causas: todos los factores financieros se unieron para sacarlo del poder.

Y es aquí donde recordamos el ejemplo de Obama. Todo indica que la misión de Zelensky es continuar, con una nueva cara, los intentos de recuperación de la región rebelde de Donbass y el curso al ingreso a la Unión Europea (UE) y a la alianza atlántica.

Claro, está vez no lo hará un radical rusofóbico que descarta cualquier acercamiento con Moscú o que denigra el idioma ruso. Aquí se trata de un político rusoparlante, nacido en el antiguo Dnepropetrovsk, donde se habla ruso como en el Donbass.

Zelensky, como uno de ellos, deberá atraer a la parte rusoparlante, pero de ciudadanía ucraniana, para ‘convencerla’ de la necesidad de entrar en la UE y, sobre todo, en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), mediante un referendo.

Recordemos que el autor avaló la tendencia nacional a situar como héroe a Stepan Bandera, principal dirigente de los ultranacionalistas ucranianos, quienes, durante la ocupación nazi integraron un batallón de fuerzas especiales alemanas (las SS).

Además, alejado de los escándalos de corrupción, como los que si involucran a Poroshenko, ‘Z’ sería un político más tratable y creíble para Occidente a la hora de negociar créditos del Fondo Monetario Internacional o de iniciar acciones contra Rusia.

Por cierto, en la segunda ronda de las presidenciales votaron 18 millones 400 mil electores, para un 62,07 por ciento, pero fuera del proceso electoral quedaron 11 millones de ciudadanos.

Rusia, por su lado, recuerda que en los comicios no hubo oportunidad para la votación de más de dos millones de residentes aquí, ni para los habitantes de la región rebelde de Donbass, un voto que pudo cambiar los resultados desde la primera ronda.

De ahí que diputados rusos como el jefe del comité de asuntos de la Comunidad de Estados Independientes, Leonid Kalashnikov, llamen ahora a evitar veredictos apresurados sobre el reconocimiento de la legitimidad de las elecciones ucranianas.

Sin embargo, más allá de la posición de Moscú, en la cocina política ucraniana todo parece indicar que se busca un nuevo producto con una presentación más aceptable, incluso ante Moscú, sin cambiar mucho sus ingredientes internos.

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