Internacionales Politica

Del fin del comienzo al comienzo del fin (y 4)

Written by Debate Plural

Jorge Beinstein (Rebelion, 25-6-14)

La subestimación, el desprecio occidental, su visión deshumanizante de las culturas periféricas constituye una pieza clave de su ideología imperial estructurada durante muchos siglos de saqueo, la animalización de la imagen del hombre del “resto del mundo” formó parte de la construcción psicológica que facilitó al colonizador de Occidente la realización de los grandes genocidios legitimados como obra civilizadora. La ignorancia o desprecio de las riquezas culturales de la periferia, de la creatividad de sus bases sociales, del potencial de autonomía de sus comunidades campesinas no solo atrapó a los cerebros de las élites occidentales sino también a buena parte de sus enemigos internos, así fue como Gramsci pudo llegar a afirmar que en la vieja periferia precapitalista “el Estado era todo, la sociedad civil era primitiva y gelatinosa” mientras que en Occidente existía una robusta sociedad civil17 lo que no permite explicar como hicieron las poblaciones andinas de América, por ejemplo, para sobrevivir culturalmente al genocidio inicial de la conquista seguido por más de cinco siglos de opresión y pillaje occidental u otras proezas culturales de los periféricos de Asia y África.

Es necesario entender que la declinación en curso del mundo occidental se convierte en degeneración de su trama ideológica y económica planetaria, es decir del capitalismo como totalidad universal. Desde los años 1970 se sucedieron las ilusiones referidas a las emergencias capitalistas no occidentales, desde el milagro japonés, pasando por los tigres y dragones de Asia (Corea del Sur, Taiwan, etc.) hasta llegar a China. En todos esos casos era evidente que las expansiones industriales-exportadoras que lideraban los desarrollos “milagrosos” se apoyaban en las necesidades de los mercados occidentales o de mercados periféricos fuertemente dependientes de esas demandas por consiguiente el deterioro de dichos mercados golpea a los capitalismos no-occidentales. Además hechos tales como la hipertrofia globalizada de las redes financieras establecían un solo espacio mundial estrechamente intercomunicado, la imposible desfinancierización del capitalismo constituye un bloqueo común del que no pueden escapar ni el centro ni la periferia. Esta última además cuando se embarca en la prosperidad burguesa queda sometida al modelo consumista, a las pautas ideológicas occidentales que tienen un devastador efecto desestructurante (familiar, comunitario, ambiental).

A mediados de 2008 en pleno estallido financiero Richard Haass, presidente del Council on Foreign Relations de los Estado Unidos publicó un artículo donde daba la voz de alarma: la unipolaridad estaba condenada a muerte y no tendía a ser remplazada por la multipolaridad, estaba comenzado a emerger un mundo no-polarizado que el autor cargaba de imágenes caóticas18, Haass percibía que el fin de la jerarquía imperialista, unipolar desde 1991 y multipolar en toda la historia anterior del sistema (incluído el período de auge de imperio británico) podía llegar a ser una suerte de “fin del mundo”, de derrumbe de la “civilización”, es decir de desarticulación del capitalismo como cultura universal y por supuesto adelantaba algunas medidas correctivas que permitirían mitigar el supuesto desastre.

Haass tenía razón cuando alertaba acerca de que la no-polaridad albergaba el fantasma del fin de la “civilización” (burguesa), George W. Bush y luego Barak Obama han intentado impedir ese futuro introduciendo correctivos militares que han terminado por agravar la enfermedad del Imperio propagando el caos allí donde les ha sido posible.

Por su parte potencias periféricas como Rusia y China no están en condiciones de reordenar, en el sentido burgués del término, el desorden causado por la decadencia occidental desarrollando nuevos espacios capitalistas jerarquizados en remplazo de los viejos espacios agonizantes, no son fuerzas negentrópicas del sistema sino zonas capitalistas resistentes sumergidas también ellas en la decadencia global. Intentan frenar los manotazos que contra sus intereses lanza el imperio pero al resistir, contragolpear o avanzar sobre los flancos débiles del adversario contribuyen al “desorden” general, bloquean las tentativas de recomposición del dominio occidental del mundo y de ese modo agravan la degeneración global capitalismo.

La insurgencia global como necesidad histórica

Las élites dominantes de China y Rusia, también las de Brasil, India o Irán creen en la posibilidad de desarrollar sus capitalismos nacionales, hacen lo que hacen para no hundirse en el desastre al que lo quiere condenar Occidente pero el carácter global, profundamente interrelacionado del sistema del que forman parte condiciona sus astucias.

Todos esas zancadillas y empujones entre el centro y la periferia contribuyen a crear un panorama global enrarecido que en cualquier momento puede derivar en guerras y situaciones pre-bélicas a nivel regional amenazando algunas veces con transformarse en confrontaciones mundiales como ocurrió en 2013 a raíz de la situación siria y en 2014 con Ucrania.

Karl Polanyi describía la larga “pax europea” (salpicada por conflictos menores) vigente desde el fin de las guerras napoleónicas hasta 1914 resultado según él del rol armonizador, apaciguador de conflictos cumplido por algunos factores ocultos entre los que destacaba a la “haute finance”, los círculos financieros europeos más encumbrados que poniéndose por encima de los intereses políticos nacionales anudaban compromisos, negocios atravesando países y calmando por consiguiente la disputas interimperialistas19.

Pero Polanyi solo miraba la superficie del fenómeno en realidad los negocios de la “haute finance” se fundaban en la vertiginosa acumulación de capitales proveniente principalmente de la rapiña imperialista del mundo uno de cuyos pilares esenciales era la acción de los estados occidentales, el desarrollo de sus aparatos militares (decisiva fuente de negocios) y de las consiguientes megalomanías “patrióticas” de las respectivas burguesías nacionales rivales. Polanyi señala que “los Rothschild no estaban sujetos a un gobierno; como una familia, incorporaban el principio abstracto del internacionalismo ; su lealtad se entregaba a una firma, cuyo crédito se había convertido en la única conexión supranacional entre el gobierno político y el esfuerzo industrial en una economía mundial que crecía con rapidez20. En realidad el rol “pacificador” de los Rothschild formaba parte un doble juego peligroso pero muy rentable, por un lado excitaban a las bestias alentando sus ambiciones (y de inmediato les pasaban la cuenta) y por otro las calmaban cuando amenazaban hacer un desastre, pero esa sucesión de excitantes y calmantes aplicadas a bestias que absorbían drogas cada vez mas fuertes terminó como tenía que terminar: con un gigantesco estallido (Agosto de 1914).

Trasladándonos al mundo actual es necesario afirmar que la globalización de negocios no establece un manto transnacional pacificador sino todo lo contrario, sobre todo en los centros globales de poder político-militar incentivando megalomanías criminales.

Es al interior del sistema global decadente que se desarrollan las ilusiones, esperanzas y rebeldías de la periferia. La ilusión de afianzar capitalismos autónomos bajo las banderas de la restauración de la “identidad rusa” o del “socialismo de mercado” chino o de un “socialismo” a medias como en Venezuela o de una sociedad basada en el islam como en Irán o de capitalismos “progresistas” como en Brasil, Argentina o Ecuador. Pero también la resistencia al invasor en Afganistan o en Libia hasta llegar a la guerra prolongada por el socialismo de las FARC en Colombia, a las protestas sociales en Europa, etc. Ese gran rompecabezas no constituye una insurgencia global ni mucho menos un movimiento en vía de articulación sino un proceso sumamente heterogéneo donde se presentan erupciones efímeras, ciclos de larga duración, tentativas de desarrollo capitalista relativamente autónomos, rebeliones anticapitalistas, etc. que pueden ser vistos de distintas maneras, una de ellas es la de una gran turbulencia periférica que se va expandiendo en medio de contradicciones de todo tipo anunciando al mismo tiempo escenarios futuros de insurgencia popular contra el sistema y su contrario: el hundimiento en degradaciones prolongadas.

Es ese espacio complejo al que las potencias occidentales tratan de aplastar, aislar, demonizar, triturar, allí se reproduce un gigantesco proletariado universal, varios miles de millones de campesinos, obreros, marginales, comerciantes miserables, etc. condenados a la muerte o a la supervivencia infrahumana por la dinámica decadente del sistema. Constituyen una realidad plural que se opone naturalmente a la homogeneización esclavizante de Occidente intentando preservar y/o construir identidades, espacios de libertad, sobrevivir, vivir dignamente.

Los próximos años dirán si desde esa masa proletaria irrumpe la insurgencia global que desplegando su pluralidad vaya convergiendo en la segunda ofensiva contra el imperio, la primera ocurrió en el siglo XX a partir de la Revolución Rusa convirtiéndose en una rebelión global que se prolongó durante cerca de seis décadas abarcando desde China hasta Cuba, pasando por Argelia, Vietnam, Nicaragua.

Hace medio siglo estaban de moda en Europa occidental autores que denunciaban la pérdida de hegemonía de la región superada por superpotencias extraregionales como la URSS, los Estados Unidos o Japón. Uno de esos textos, de gran éxito editorial, fue “El rapto de Europa21 de Luis Diez del Corral, su tesis era que naciones extra europeas le estaban robando o ya le habían robado a Europa su mayor creación cultural: la modernidad.

Deslumbrado por el mito griego el autor no recapacitó lo suficiente acerca de su significado histórico: Zeus roba, rapta a Europa, princesa del Cercano Oriente engañada por el dios que mimetizado como toro la induce a que lo monte cosa que aprovecha el ladrón para secuestrarla y llevarla a su isla. El origen del Occidente histórico es el engaño y el robo, su propio nombre: Europa es el de un trofeo producto del robo. En última instancia si el mundo no occidental se apropiaría de la modernidad occidental no estaría haciendo otra cosa que recuperar el capital más los intereses de las riquezas que el ladrón le había quitado durante siglos: oro, plata, petróleo, cereales, centenares de millones de vidas humanas. En realidad el planeta está hoy completamente modernizado, para unos (el centro del mundo) eso significa desarrollo capitalista, poder, privilegios mientras que para el resto quiere decir subdesarrollo capitalista, miseria, frustraciones.

De todos modos la “apropiación periférica de la modernidad” es un anzuelo envenenado, es la ilusión de reproducir los supuestos logros culturales de la civilización burguesa de manera independiente o enfrentando a Occidente, cuando el esclavo imita al amo o pretende regenerar a su comunidad adoptando-adaptando sus fundamentos ideológicos lo que consigue es bloquear la creatividad revolucionaria de su base social (así lo demuestra la experiencia histórica del siglo XX)22, cree haber encontrado el hilo de Ariadna que le permitirá salir del laberinto, se aferra al mismo y marcha triunfalmente hacia la salida… en realidad se ha aferrado a la cola del diablo quien astutamente lo deriva hacia pasadizos aún más siniestros.

Pero la modernidad ha ingresado al estado de decrepitud y la liberación de sus víctimas centrales y periféricas solo puede ser lograda por medio de la negación absoluta del capitalismo, su completa destrucción, para desde sus cenizas construir un mundo nuevo. Nada autoriza a suponer que esa proeza (la mayor de la historia humana) sea inevitable, la regeneración postcapitalista es históricamente necesaria aunque no constituye un fenómeno inexorable impuesto por supuestas leyes de la historia. Se trata de una tarea que requiere un gigantesco esfuerzo voluntarista animado por ideas resultado de prácticas insurgentes, rebeldías más o menos radicalizadas, de pruebas, errores, fracasos, éxitos efímeros o duraderos. 

Notas:

1 Las decadencias de civilizaciones anteriores y las reflexiones contemporáneas sobre las mismas en la medida en que lograban una visión de cierta amplitud asociaban a dichas decadencias con futuras renovaciones o instalaciones de nuevas civilizaciones en el mismo territorio. A nivel mundial mientras una civilización decaía otras permanecían o emergían. Ahora dado el potencial autodestructivo del capitalismo global aparece la posibilidad histórica del “fin de la historia” no en el sentido idílico (siniestro) del mundo liberal feliz que hace algunas décadas nos proponía por ejemplo Francis Fukuyama sino como desastre universal.

2 Marx y Engels, “La ideología alemana”, Ediciones Progreso, Moscú, 1974.

3 En 2012 los gastos del Departamento de Defensa llegaron a unos 700 mil millones de dólares, si a los mismos se les adicionan los gastos militares que aparecen integrados (diluidos u ocultos) en otras áreas del Presupuesto (Departamento de Estado, USAID, Departamento de Energía, CIA y otras agencias de seguridad, pagos de intereses, etc.) se llegaría a una cifra cercana a los 1,3 billones (millones de millones) de dólares. Esa cifra equivale al 50 % de los ingresos fiscales previstos o al 100 % del déficit fiscal. Esos gastos representaron casi el 60 % de los gastos militares globales y si les sumamos los de sus socios de la OTAN y de algunos países vasallos extra-OTAN como Arabia Saudita, Israel, Colombia o Australia estaríamos entre el 75 % y el 80 % del gasto global (Ref: Jorge Beinstein, “Capitalismo del Siglo XXI. Militarización y decadencia”, Ed. Cartago, Buenos Aires 2013).

4 Narciso Isa Conde, “Estados neoliberales y delincuentes”, Aporrea, 20/01/2008, www.aporrea.org/a49620.html

5 Johan Huizinga, “Homo ludens” (1954), Emecé Editores, Buenos Aires, 1968.

6 Domenico Losurdo, “Las raices norteamericanas del nazismo”, Enfoques Alternativos, nº 27, Octubre de 2006, Buenos Aires.

7 Hermann Rauschning, “La révolution du nihilisme”, Gallimard, Paris, 1980 .

8 Robert Kurz, “Los orígenes destructivos del capitalismo”, 1997, ttp://www.oocities.org/pimientanegra2000/kurz_origen_destructivo_capitalismo.htm

9 En otros textos he presentado un concepto de Anouar Abdel Malek a mi entender esencial para entender el fenómeno, se trata del “surplus histórico” acumulado durante siglos por Occidente resultado de un saqueo universal sin precedentes, patrimonio imperialista basado en la destrucción del contexto ambiental y de civilizaciones de todos los continentes (Anouar Abdel Malek, “Political Islam”, Socialism in the World, Number 2, Beograd 1978.

10 Angus Maddison,”The World Economy: Historical Statistics”, OECD 2003.

11 René Grousset la calificó como “la pimera expansión colonial de Occidente”. Renée Grousset, “Las cruzadas”, EUDEBA, Buenos Aires, 1965.

12 “El poder veneciano se basaba en su capacidad para fabricar armas de acuerdo a los modernos principios de la especialización y la producción capitalista” señala Victor Davis Hanson para agregar que “tres años después de Lepanto el monarca francés Enrrique III, que se encontraba en Venecia, visitó el Arsenal que, para su asombro, montó, botó y equipó una galera en una hora!

En condiciones normales, el Arsenal, recurriendo a principios de construcción naval, financiación y producción en masa comparables únicamente a los del siglo XX, era capaz de botar una flota entera de galeras en el espacio de unos pocos días”, Victor Davis Hanson, “Matanza y cultura. Batallas decisivas en el auge de la civlización occidental”, Fondo de Cultura Económica-Turner, México D.F. / Madrid 2006.

13 Bertrand Gille, “Les ingénieurs de la Renaissance”, Herman, Paris 1964.

14 James O’Donnell, “La ruina del imperio romano”, Ediciones B, Barcelona 2010.

15 Victor Davis Hanson, op cit.

16 G.W.F Hegel, “La Raison dans l`Histoire”, Union Générale d`Editions, 10/18, Paris 1965 .

17 Antonio Gramsci, “Cuadernos de la cárcel”, Ed. Era, México, 1999.

18 Richard N. Haass, “The Age of Nonpolarity. What Will Folow U.S. Dominance”, Foreign Affairs, Mai/June 2008.

19 Karl Polanyi, “The Great Transformation.The Political and Economic Origins of Our Time”, Bacon Press, Boston, Massachusetts, 2001.

20 K. Polanyi, op. cit.

21 Luis Diez del Corral, “El rapto de Europa”, Alianza Editorial, Madrid 1974.

22 Desde los avatares burocráticos de la historia soviética hasta llegar al realismo burgués de los dirigentes chinos pasando por los diversos nacionalismos más o menos “socialistas” o capitalistas del Tercer Mundo.

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