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Marx y la enajenación del ser humano (y 2)

Para Marx en el marco de “… las leyes económicas, la enajenación del obrero en su objeto se expresa en que cuanto más produce el obrero menos puede consumir, menos dignidad tiene él, cuanto más modelado su producto más deforme es el obrero, cuanto más perfecto su objeto, más bárbaro es el trabajador, cuanto más poderoso es el trabajo más impotente el que lo realiza, cuanto más ingenioso el trabajo más embrutecido, más esclavo de la naturaleza es el obrero”. (Idem: 76-77).

Marx destaca el hecho de que la economía política esconde la esencia de la enajenación, ya que no considera la relación directa entre trabajo-producción: “la economía política esconde la enajenación contenida en la misma esencia del trabajo por el hecho de que no considera la relación entre el obrero (el trabajo) y la producción…” (Idem: 77). En consecuencia, para Marx la relación esencial del trabajo es “la relación entre el obrero y la producción.” (Idem: 77).

El primer aspecto de la enajenación del obrero, es el de la relación con los productos de su trabajo. (La enajenación como resultado). El segundo aspecto de la enajenación del obrero, es el acto de producción misma (la enajenación en la misma actividad productiva); se pregunta Marx.  “ ¿Cómo podría el obrero enfrentarse al producto de su actividad como algo extraño, si no se enajena  a si mismo ya en el acto de la producción?”.

“La enajenación del objeto del trabajo resume simplemente la enajenación, el extrañamiento inherente a la actividad del trabajo mismo.”  (Idem: 78).

La enajenación implica un proceso de auto enajenación en relación con:

a) el objeto,

b) el objeto de la producción,

c) el de ambos y consigo mismo; y

d) la naturaleza.

En ese sentido, “La enajenación es también-dice Marx-un medio práctico”. (Idem 84).

“Al convertir su propia privación de realidad, en su castigo, y su propio producto en su perdida, en un producto que no le pertenece, engendra con ello la dominación de quien no produce sobre la producción y el producto. Al enajenarse su propia actividad, hace que el otro, el extraño, se apropie la actividad ajena.” (Idem: 84-85).

Aclara Marx que hasta este punto solo ha enfocado la relación desde el obrero; luego promete examinar la cuestión desde el no obrero, el capitalista.

Marx en su análisis, reitera la relación del obrero con el capitalista como una consecuencia del trabajo enajenado, alienado; y asímismo reitera el origen de la propiedad privada en dicha relación: “Como vemos, mediante el trabajo alienado, engendra el obrero la relación con este trabajo de un hombre ajeno a él y situado al margen de él. La relación entre el obrero y el trabajo engendra la relación entre el  trabajo y el capitalista…”(Idem: 85 ). En consecuencia, “la propiedad privada es, pues el producto, el resultado, la consecuencia necesaria del trabajo enajenado de la relación externa del obrero con la naturaleza y consigo mismo”(Idem: 85 ).

Todo lo cual, conduce a la enajenación del hombre como ser general. Enajenación que es preciso analizarla hoy, en el contexto del capitalismo global, donde la relación trabajo-capital, ha adquirido dimensión universal, para el globo terráqueo; y, además, ha tomado otras formas y dimensiones, con los cambios científicos, tecnológicos y de relaciones de poder. Características que Marx no podía predecir desde su contexto histórico del capitalismo industrial de mediado del siglo XIX.

Marx deriva, a través de su análisis económico-filosófico, la propiedad privada del concepto de trabajo enajenado. “La propiedad privada-dice Marx-se deriva, pues, por análisis del concepto de trabajo enajenado, del trabajo extraño, de vida extraña, del hombre extrañado”.  (Idem).

Para Marx la economía política tiene como centro de su objeto de estudio, la propiedad privada y el trabajo; estas dimensiones determinan el salario en la producción capitalista. En un proceso que implica trabajo enajenado-objeto del trabajo; es igual a mercancías. En este proceso el salario es instrumento del trabajo.

La relación es: trabajo-salario. En una dialéctica: trabajo-salario -propiedad privada.

 De las categorías trabajo enajenado y propiedad privada, desprende Marx todas las demás categorías de la economía política.

Es importante destacar el esfuerzo analítico-dialéctico de Marx, a fin de develar la esencia de la propiedad privada, la cual en las relaciones capitalistas de producción, se ocultan bajo su apariencia como algo exterior al hombre: “… en efecto cuando se habla de propiedad privada se cree estar frente a algo exterior al hombre”. (Idem: 87).

De manera que la esencia de la propiedad privada está en el trabajo enajenado, que implica: 1er apropiación como extrañamiento, enajenación, 2do. enajenación como apropiación, como verdadera naturalización.

En general, para Marx hablar del trabajo, es hablar del hombre mismo; hablar de la propiedad privada, es hablar del trabajo enajenado; y hablar del trabajo enajenado, es hablar de la propiedad privada como su consecuencia.

El trabajo, según Marx, es el hombre mismo. El proceso de trabajo implica la esencia, reveladora del ser del hombre y, a la vez, las relaciones sociales de producción, las cuales en el propio proceso de producción capitalista, generan la enajenación, alineación y extrañamiento: 1er. Del hombre-obrero con respecto al producto de su trabajo; 2do. Del hombre-obrero con respecto al trabajo mismo; y 3ero. Hombre-obrero con respecto a su ser en general.

Referencias Bibliográficas:

Hegel, G. F. (1973) Fenomenología del Espíritu. Fondo de cultura Económica, México,  D.F.

Marx, K. (1968) Manuscritos Económicos- Filosóficos del 1844. Ed. Grijalbo, México, D.F.

About the author

Juan Francisco Viloria

Filosofo, sociologo, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Vice Ministro de Educación Superior, Ciencia y Tecnología.

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