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Venezuela muestra cómo vencer el golpismo estadounidense

Written by Debate Plural

Tulio Ribeiro (Sinpermiso, 27-1-19)

La necesidad recurrente de Estados Unidos por el petróleo generó una práctica repetida de socavar gobiernos nacionalistas que posean grandes reservas. En este modelo y por la proximidad geográfica, los estadounidenses se refieren a una concepción que tendría derechos sobre sus vecinos continentales. En otro camino de ideas, los venezolanos han mostrado que los herederos de Simón Bolívar no pretenden vender su patria para volver a ser colonia.

Es difícil no percibir la contradicción de Donald Trump en esta crisis, según su discurso, el objetivo sería mejorar las condiciones de vida de la población, repitiendo la utilización de los «derechos humanos» como premisa en sus actos. Pero la verdad muestra que atrapa a familias enteras de inmigrantes, separando a los niños de sus madres y colocando en depósitos de humanos que más parecen prisiones para latinos en suelo de EEUU.

La atención con los latinos quedó latente cuando cerró las puertas para la migración de 8000 personas entre hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, que sufren con su economía solapada por el modelo impuesto por los estadounidenses del norte en sus países. No faltó el orden del uso de armas letales que podrían caer cuerpos de desempleados que demandan una parte de la riqueza que Estados Unidos llevó de sus tierras.

La exploración como objetivo es un sistema que se mantiene, lo que se alteró fueron los modelos de golpes y su formato de ejecución. La utilización de la fuerza bélica en «Nuestra América» fue alterada para judicialización de la política, asociación con la elite local, control del sector productivo y de los medios tradicionales financiada por los futuros dueños del poder. Honduras, Paraguay, Brasil cayeron en secuencia y casi Nicaragua sería la próxima. Las piezas antiguas en la alianza con el norte se juntaron hacia delante llamada de grupo, o mejor, «Cartel» de Lima para condenar una elección legítima que la propia ultra derecha venezolana siguiendo órdenes de Washington desistió de disputar, por la certeza de la derrota.

Así como el 11 de abril 2002 contra Chávez, se marcó la fecha y se indicó un nombre que sólo pudiera entregar lo que los financiadores del golpe anhelan, el petróleo, el oro y el gas venezolanos. Pedro Carmona a principios de siglo, Juan Guaidó en 2019. Estratégicamente combinado para golpear la democracia, los gobiernos opositores fueron reconociendo a un diputado de 35 años, afiliado a un partido responsable de cientos de muertos, con sólo 97.246 votos que pudiera superar a un presidente electo con 6.246.862, reconocidamente legitimado por 200 observadores internacionales y ningún recurso contra la placa electoral.

El itinerario delimitado comenzó en diciembre cuando el inexperto diputado viajó escondido a Colombia, Brasil y Perú, sirvió para ensayar con las filiales de Washington el guión. La autoproclamación en plaza pública el 23 de enero fue seguida por el apoyo de los socios y la violencia de grupos de ultra-derecha. El modelo que siguió la cartilla se rompió por la acción recurrente del pueblo venezolano en elegir una patria a volver a ser colonia. El poder judicial y las fuerzas armadas mostraron una vez más el nacionalismo y objetivos claros de defender la soberanía en lugar de convertirse en nuevos siervos.

Argumentos contradictorios, no se mantuvieron ante la historia de Estados Unidos en promover golpes contra gobiernos adversos. En la OEA sólo lograron 16 de los 34 posibles, lo que provocó recurrir al Consejo de Seguridad de la ONU. Una nueva derrota con 16 de los 35. En ninguno de los casos tuvo la mayoría y Venezuela ya contaba con el veto de China y Rusia venció en el campo de la diplomacia. A pesar de su poder de comprar aliados, los organismos rechazaron en reconocer a un presidente impuesto en detrimento de un legítimo. Ante la derrota, el secretario de estado Mike Pompeo retrocedió de la temporal acentuada idea de intervención militar.Así mismo, Venezuela inició ejercicios militares en el estado de Carabobo mientras retiraba a sus diplomáticos de Washington.

Las tratativas de EEUU sobre el golpe en Venezuela no permiten garantizar que éste será el último, ni siquiera que ya ha cerrado este proceso, a pesar de haber alcanzado la muerte. Quien consume 21 millones de barriles de petróleo día y produce sólo 12 millones hará lo imposible para garantizar su capitalismo y principalmente su modelo de acumulación. Deteniendo poco más de 10 mil millones de reserva y con la caída de
producción del gas de esquisto, los 296.000 millones de Venezuela son razones suficientes, para quienes tienen el concepto de sacrificar vidas
por capital.

En esta situación de hecho, con Brasil perdido en el fascismo, la xenofobia y la tragedia de una represa rompida con 300 desaparecidos, un Perú intentando vencer la anemia que sacude la salud de su pueblo y preso en el embate aún con fuerzas políticas ligadas a Fujimori, y por fin a Colombia que ni siquiera pacificó su territorio y ve avanzar la matanza de líderes sociales, en nada pueden enseñar a Venezuela. Al final no existe en el tiempo presente, país que mejoró después de ser invadido por Estados Unidos y sus aliados.

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