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La Modernidad liquida: Resumen del libro (1)

“La vida social ya se ha transformado en una vida electrónica o cibervida.” Zygmunt Bauman

«Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante, se nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista». Zygmunt Bauman

«El amor no encuentra su sentido en el ansia de cosas ya hechas, completas y terminadas, sino en el impulso a participar en la construcción de esas cosas».». Zygmunt Bauman

INTRODUCCION

Zygmunt Bauman (Poznań, 19 de noviembre de 1925-Leeds, 9 de enero de 2017), fallecido a los 91 años de edad, fue un sociólogo, filósofo y ensayista polaco de origen judío. Su obra, que comenzó en la década de 1950, se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza. Desarrolló el concepto de la «modernidad líquida», y acuñó el término correspondiente. Ziygmunt Bauman, premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010 (junto a Alain Touraine).

Bauman, es el autor del concepto «modernidad líquida» para definir el estado fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores demasiado sólidos, en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos.

¿Qué es una sociedad? ¿Cómo se identifica? ¿Qué la compone? ¿Qué relación hay entre los elementos que la componen, y el mundo exterior? ¿La sociedad va hacia una modernidad, o ya está en ella? ¿Qué es modernidad? ¿Sólida? ¿Líquida?

Tratar de responder a estas preguntas no es una tarea fácil, mucho menos si se trata de hacerlo objetivamente, sin prejuicios de ningún tipo. En Modernidad Líquida, Zygmunt Bauman, desde la sociología, trata de responder a estas preguntas.

Bauman, nos presenta cinco conceptos básicos de importancia en las actuales condiciones humanas: emancipación, individualidad, tiempo/espacio, trabajo y comunidad. El autor aborda dichos temas desde la perspectiva de la sociología e intenta dar respuestas a interrogantes como: ¿qué es una sociedad?, ¿cómo se identifica?, ¿qué la compone?, ¿qué relación hay entre los elementos que la componen, y el mundo exterior?, ¿la sociedad va hacia una modernidad, o ya está en ella?, ¿qué es modernidad?, ¿sólida?, ¿líquida? Mediante estas preguntas analiza la complejidad de las nuevas sociedades y la manera de enfrentar el fenómeno de la inmediatez.

El propósito principal de Modernidad líquida es tratar de responder a estas preguntas, una tarea nada fácil. Zygmunt Bauman realiza un valioso análisis sociológico. Uno de los puntos relevantes del texto es que nos encontramos ante la disolución del sentido de pertenencia social del ser humano para dar paso a una marcada individualidad. Cuando el ser humano tiene posibilidades reales de ser independiente, la sociedad ya no es aquella suma de individualidades sino el conjunto de las mismas.

Hernandez Moreno (2016), nos dice que. Para Bauman, la modernidad líquida es como si la posibilidad de una modernidad fructífera y verdadera se nos escapara de entre las manos como agua entre los dedos. Este estado físico es aplicado a esta teoría de modernidad en el sentido de que, posterior a la segunda guerra mundial, nos encontramos con por lo menos tres décadas de continuo y próspero desarrollo, en el que el ser humano encuentra tierra firme para ser y relacionarse con los demás.

Años más tarde, este mismo desarrollo, traducido en la ciencia y la tecnología, así como también en lo político, económico, intercambio cultural, apertura de mercados, globalización, ha llevado al ser humano a alejarse de aquello con lo que se mantenía unido, la sociedad. Es decir, de una sociedad sólida pasa a una sociedad líquida, maleable, escurridiza, que fluye, en un capitalismo liviano.

Bauman nos explica que ante la posibilidad de cambios reales, podemos reaccionar de una manera favorable al sentirnos cada vez más independientes y rectores de nuestro destino, pero también habrá quienes se sientan con miedo ante tales circunstancias. Ser independientes no es tan fácil, la liberación-emancipación puede traer consecuencias a las que no estamos acostumbrados. Nos consideramos modernos, pero no lo somos. Primero porque hay deficiencias que subsanar en diferentes rubros; segundo porque dentro de algunos años, esta modernidad dará paso a otra, pero necesariamente tendrá que dar paso a otra concepción.

Para Bauman, el hombre deja de lado esa sensación de satisfacción y bienestar, derivados de la industrialización posterior a la segunda guerra mundial y busca su libertad. Considera que esa libertad conseguida con su emancipación, ha hecho que el hombre se vaya guardando más para sí mismo, despreocupándose aún más de lo que sucede a su alrededor. Señala que el hombre está inmerso en una sociedad consumista, que cada vez más busca satisfacción y más rápido, dadas las condiciones de expiración de los productos ofertados, y no necesariamente productos alimenticios. Tales son los casos de las colecciones de la moda, lo último en tecnología, que hoy lo es y mañana dejará de serlo. Considera que esa necesidad por las compras tiene como causa la búsqueda desesperada de pertenencia al grupo que guía los rumbos de la sociedad capitalista consumista.

Señala que cuando salimos de compras, exorcizamos esos espíritus que sólo nos muestran una y otra vez que, efectivamente, tenemos necesidades básicas que serán cubiertas en el mayor de los casos; pero sólo esas, no más, no tenemos oportunidades de obtener más. Los de alto poder adquisitivo tendrán un mayor número de opciones. Los de menor poder adquisitivo sólo podrán adquirir lo que les corresponde. Conformidad: el hombre terminará indefectiblemente por caer en las redes del consumismo, su identidad no será suficiente para salvarlo de ser parte de la sociedad sinóptica. Sin embargo, aún existe sutilmente una clara diferencia entre el enemigo número uno de la sociedad, el individuo.

En el tercer apartado Bauman reflexiona acerca del espacio/tiempo y su separación, antes éstos estaban unidos y representaban fuerzas conjuntas para sí. Actualmente, no sólo se han separado, sino que también hacen fuerza en contra de sí, sobre todo el tiempo frente el espacio. El primero es el medio, herramienta de conquista del segundo; antes se encontraba a la par de nuestros sentidos, sin embargo, con los avances tecnológicos, esta percepción del tiempo se ha transformado de manera tal que lo que antes nos parecía tan lejos, ahora sólo está a un click de nosotros, de esa manera conquistamos el espacio. Una conquista instantánea, que más tarda en tener pasado que futuro.

Otra gran aportación del texto es la que se refiere a la clasificación de espacios en el ámbito de la convivencia humana. Los espacios o lugares émicos (aquel destinado a la exclusión), los lugares fágicos (aquel destinado a la inclusión masificada del consumo), los no-lugares (es un espacio despojado de las expresiones simbólicas de identidad) y los espacios vacíos (lugares que siempre han estado ahí, pero inexistentes en nuestro mapa mental). Es precisamente en estos espacios, en los que la humanidad se desenvuelve actualmente, que se da una cierta necesidad de exclusión.

About the author

Frank A. Peña Valdes

Profesor adjunto Escuela de Psicología, Facultad de Humanidades y Escuela de Orientación Educativa, Facultad de Ciencias de la Educación Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD. Licenciatura en Psicología, Maestría en Metodología de la Investigación Científica. Especialidad en Psicología del Desarrollo, Maestría en Desarrollo Humano, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Postgrado en Educación Superior, Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). Estudios Doctorales en Psicología Social, Universidad Central de Madrid (UCM).

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