Nacionales Politica

In memoriam de Lipe Collado (36)

Written by Debate Plural

El caballo blanco de Leonel y de Hipólito

Lipe Collado (Hoy, 8-2-14)

A veces los resultados de la encuestadora Gallup publicados en el diario Hoy cada cierto tiempo sobre múltiples tópicos de la actualidad dominicana nos conducen a reflexionar acerca de la calidad de su metodología y, por lo tanto, de sus resultados.

Aunque los suspicaces dan por un hecho la mal intencionalidad de los elaboradores y aplicadores de los cuestionarios sometidos a escogidos al azar, que, según aquellos, procuran resultados ya previstos; a mi modo de ver los aplicadores de las encuestas parecieran conformarse con recoger sólo el espejismo de la percepción sobre diversos tópicos con características complejas para el uso periodístico de su contratante.

La última encuesta de Gallup que ha estado difundiendo el diario Hoy desde el lunes último es de resultados inmediatistas parciales, por cuanto aborda a una misma vez temáticas profundas y complejas que para aprehenderlas y comprenderlas requerirían una gran encuesta basada en un amasijo de preguntas cruzadas sobre cada temática que arroje resultados bastante aproximados a la realidad.

He ahí que carecen de valor metodológico socio-científico en absoluto los resultados publicados acerca de los grados de corrupción de los gobiernos desde 1966 hasta el 2012. Resulta francamente imposible llegar a resultados concluyentes con la aplicación de una sola -¡una sola!- pregunta, y para colmos a un público que en su mayoría carece de experiencia ciudadana de gobernado para juzgar moralmente a gobiernos bajo los que no vivieron.

La pregunta simpática –¿me quedo corto?- que sirvió para resultados absurdos: “¿En qué gobierno considera usted que hubo más corrupción?”, es casi un símil de la pregunta de la edad infantil que nos hacía sotorreir: “¿De qué color es el caballo blanco de Napoleón?”

Gran parte del personal de la sociedad que padeció las tenebrosidades del probablemente gobierno más corrupto -¡en todos los órdenes!-, el de doce años, de 1966 a 1978, del inefable Joaquín Balaguer, o ha muerto, o ha emigrado, o ha envejecido tanto que no está en el lugar ni el momento adecuados para ser cuestionado. ¿Qué valor tiene la respuesta respecto a aquel gobierno de parte de quienes para esa vez eran niños  y de parte de quienes nacieron después del mismo y que hoy son adultos? Y habría que repetirse la pregunta respecto de quiénes eran niños o de quiénes nacieron luego de cada uno de los demás gobiernos y que hoy son adultos.

El tipo de mala -¿malévola?- pregunta en que se basa la encuesta sobre corrupción en siete gobiernos de cinco presidentes- es una “pregunta sucia” porque trae adherida la intencionalidad de una respuesta procurada o quizás la respuesta misma que mancharía de pus moral a Leonel Fernández y a Hipólito Mejía, quienes por haber encabezado los gobiernos de los últimos 12 años son los únicos en la primera fase de la memoria del personal de la sociedad actual que vivió sus ejecutorias, constituyendo una franja superior al 90 por ciento de los sometidos al asedio de informaciones y opiniones de ataques pasionales a ellos.

La corrupción es sistémica en el país  y en todo el mundo: en Europa, en Asia, en los Estados Unidos, naciones en las que o nunca llevan a los banquillos de los acusados a sus ex presidentes o nunca los llevan a la cárcel.

Como Mejía y Fernández fueron sometidos al escrutinio público moral recientemente por supuestos hechos suyos o de sus subordinados, y por hechos reales interpretados como indebidos, la evaluación mediante resultados de encuestas por muestreos resultaría más próxima a lo creíble luego del cuatrienio de Danilo Medina, siempre y cuando se aplicara una metodología adecuada circunscrita a ese único tema.

Resulta más que asombroso que se cite de peor calificado moralmente el gobierno de mayores realizaciones públicas y de iniciativas de mejoramientos de administración de justicia, de lo social y de lo económico desde la desaparición de la tiranía trujillista hasta el 2012, encabezado por el presidente Fernández, el más innovador de los gobernantes desde 1996, cuya candidatura adversé para esa vez mientras la casi totalidad de líderes de la opinión pública que hoy lo vituperan lo auparon a fin de impedir que un negro retinto revolucionario, de origen inmediato haitiano, asumiera la presidencia del país.

Las manos maestras que diseñaron y siguen ejecutando el plan de desdibujar al presidente Fernández usan de marionetas a los líderes de opinión o quizás algunos de ellos actúan conscientemente en el marco de la política internacional de los dominadores de más de medio mundo de sesgar de la políticas internas a los partidos populista y líderes carismáticos y de raigambre popular para a la par o a posteriori fomentar a dirigentes inorgánicos carentes de luces personales y políticas a quienes luego de sus mandatos llevarían a la cárcel a modo de advertencia y humillación a los gobernados en las redes del capitalismo salvaje.

En esto estuvieron y han estado con Danilo Medina quien luego de querer jugar las dos cabezas –la del compromiso oculto y la de la responsabilidad pública- pareciera conducirse de maneras que a ellos se les pelaría el preciado billete político, por cierto el único caso de un hombre de partido con anteojeras que llegado a Presidente se las despojó. El billete podría pelarse porque sigue gobernando con su partido y pautado a continuar políticas de su antecesor.

Leonel Fernández es un político de amplia formación y de solidez moral personal con un presente y futuro que muchos quisieran igualar, de donde las manos maestras no pudieron evitar que la Gallup en su penúltima entrega patentizara que en estos momentos difíciles para él tiene un 30 por ciento de simpatías para la candidatura presidencial por el PLD: 18.7 por ciento suyos y el 11.1 por ciento de su señora Margarita Cedeño de Fernández, que son suyos también.

La citada y comentada pregunta sucia –por lo demás sin el necesario pie informativo previo que la contextualizara- y sus respuestas descabelladas carecen de calidades representativas como para manchar a futuro, de donde les recomiendo a quienes incurrieron en la felonía de imputar a Fernández y a Mejía mediante sólo una  pregunta sucia en procura de una única respuesta posible, que la próxima vez sean más estúpidos y pregunten: “¿Cuáles gobiernos corruptos de Leonel y de Hipólito han sido corruptos?”

Como preguntaría un bruto, o mejor, un bruto y medio.

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