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La guerra de Trump contra el multilateralismo y sus consecuencias

En la historia política de Estados Unidos en las últimas décadas no hay un presidente de Estados Unidos que haya estado tan distante del multilateralismo como Donald Trump.

Cuando las naciones decidieron, incluyeron los imperios, fundar la Organización de las Naciones Unidas lo hicieron bajo la convicción de que los problemas mundiales, sobre todo los concernientes a la seguridad y a la paz mundiales, no debían ser abordados al margen del multilateralismo. 

La ONU en sí encarna la filosofía, la ideología y el camino del multilateralismo.  Aunque hay estructuras en la ONU, como el Consejo de Seguridad, que mediatizan la expresión y manifestación del multilateralismo.

Aunque siempre ha estado muy claro que los imperios o las potencias subordinan a sus intereses el uso de la diplomacia del multilateralismo en cada coyuntura.

¿Qué es el multilateralismo y para qué ha servido?

Tras terminar la primera guerra mundial se fundó la Liga de las Naciones.  Pero esta entidad internacional no pudo evitar la segunda guerra mundial.  Es en 1945 cuando se funda la Organización de las Naciones Unidas.

Tanto la Liga de las Naciones como la Organización Mundial de las Naciones dan cuenta de que los Estados de la mayoría de los países del mundo estaban interesados en buscar soluciones a los problemas internacionales y mundiales a través del consenso. Claro, un consenso entre comillas porque las potencias del mundo pasaron a controlar la ONU, el Banco Mundial, el FMI, etc. En el caso de la ONU pasaron a controlar a ésta a través del control del Consejo de Seguridad.

Pero aún así la intención de buscar el consenso estaba explícita en la misma fundación de la ONU.

Bien, el multilateralismo debe expresarse en la discusión, enfoque y tratamiento de los problemas mundiales por parte de los países, y no solo en la existencia y creación de estructuras y organismos que son la encarnación viva del multilateralismo.

El multilateralismo implica también que los Estados miembros de los organismos y estructurales supranacionales respeten las normas de funcionamiento de esos organismos y estructuras internacionales.

¿Qué ha pasado en la historia de las naciones y de los Estados después de 1945?

La invasión de Estados Unidos a Irak se decidió al margen del multilateralismo: Estados Unidos y las potencias de Europa se pusieron de acuerdo para invadir, ocupar y repartirse las riquezas de Irak y su reconstrucción

Pero mucho antes, las guerras de Corea y de Vietnam, Estados Unidos las decidió al margen del multilateralismo, porque las mismas fueron consecuencia y expresión de la confrontación ideológica y política entre Estados Unidos y la exUnión Soviética durante el muy prolongado período de la Guerra Fría.

La absurda guerra comercial, una reactivación del proteccionismo en medio de la globalización, que Trump le ha declarado al mundo es una flagrante violación de las normas que rigen los organismos e instituciones internacionales y mundiales creadas vía consenso por los Estados.

Con esa absurda guerra comercial, Trump vulnera las normas y principios que rigen la existencia y el funcionamiento de la Organización Mundial de Comercio -OMC-.

La decisión de Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, después que esa nación discutiera y aprobara en diferentes escenarios mundiales la firma de ese Acuerdo, viola las esencias y las fibras del multilateralismo.

La decisión de Trump de sacar a Estados Unidos de la UNESCO, Organización de las Naciones para la Ciencia, la Educación y la Cultura, que juega su rol en la construcción de la paz mundial desde los ámbitos de sus respectivas funciones, también ha abierto una herida en el corazón del multilateralismo, el cual ha dado origen a la ONU y a sus diferentes estructuras repartidas por el mundo. Para tomar esa infausta decisión, Trump ha alegado motivos de supuesta incapacidad financiera por parte de Estados Unidos.

Pero también Trump le ha declarado la guerra abiertamente a la Organización del Atlántico Norte –OTAN-, bajo el argumento de que los Estados de Europa deben aumentar sus cuotas para la financiación de los gastos que se deriven del funcionamiento de esa entidad.

O sea que la entidad de seguridad regional, creada por Estados Unidos y las potencias de Europa, está en ascuas.

Trump se retiró, además, del acuerdo nuclear firmado entre Estados Unidos, Irán y Europa durante la gestión de Barack Obama.

Contrariamente a su discurso, con sus acciones como presidente de Estados Unidos, Trump está empujando en la dirección de la degradación de la hegemonía de Estados Unidos y en la consolidación de la multipolaridad del mundo de hoy, es decir, hay una multiciplicidad de centros de poder y de hegemonía a todo lo largo y lo ancho del globo terráqueo. Y cada centro de poder tiene su geopolítica y su geoestrategia.

Por eso Europa está pensando ya en la formación de un ejército común y en un consejo de seguridad endógeno paneuropeo.

Y cada uno de esos centros hegemónicos, Estados Unidos, China Popular, Rusia y la Unión Europea, disímiles y contrastantes en su visión y sus perspectivas, están enfrentados en una lucha a muerte no sólo para preservar sus respectivos espacios o áreas de influencia, sino también para internacionalizar y mundializar esos ámbitos de dominio.

No hay manera de ocultar o enmascarar en estos momentos estas grandes diferencias, enfoques y perspectivas que hay entre las naciones líderes del mundo aún cuando sus respectivos presidentes posen para la prensa en encuentros diplomáticos de la ONU, del G-20 o del G-7 o del G-8.

Entonces asistimos a un mundo cruzado y atravesado por grandes enfrentamientos, disfrazados o no, que se han abierto como muros infranqueables- o tal vez franqueables algunos- entre las naciones a partir de las guerras que Trump le ha declarado tozudamente a las naciones y a la humanidad.

¿Podrán llegar los países miembros del G20, reunidos en Argentina, a acuerdos sobre los problemas centrales en el mundo de hoy en el marco del multilateralismo no obstante las guerras declaradas abiertamente por Donald Trump?

No obstante las guerras declaradas por Trump al mundo, siempre es posible utilizar los espacios del multilateralismo para llegar a acuerdos sobre problemas del mundo. Pero entiendo que en estos momentos no hay ni la voluntad ni el ambiente entre los presidentes de las naciones desarrolladas para ponerse de acuerdo, mediante el diálogo y el consenso, sobre los problemas más cruciales de la actual coyuntura.

Sí pueden fructificar las reuniones bilaterales entre los presidentes de las naciones miembros del G20.

Quien hace la guerra no deja de pensar en la paz, pero la paz a nivel mundial no es posible lograrla al margen del multilateralismo.

Ciertamente la historia universal da cuenta de que el capitalismo, el régimen social más violenta que ha conocido la humanidad hasta ahora, ha vivido en medio de una guerra total y permanente, formal y no formal, militar y no militar, pero los Estados y los diversos actores sociales y políticos -con diferentes visiones, enfoques y perspectivas-, han buscado, construido y concertado espacios para la discusión plural y la búsqueda del consenso.

Nadie entiende, por irracional y absurda, la guerra total de Trump contra el multilateralismo, necesario y correcto camino diplomático para abordar las soluciones a los problemas en un mundo multipolar en el que se enfrentan cada vez con más fuerza todos los centros de poder esparcidos por la Tierra.

La cumbre del G-20 ha sacado un documento final en el que se rearfirman los grandes contrastes y diferendos que hay entre los presidentes de los países miembros.  La mayoría de los países están consensuados en la lucha contra el calentamiento global y el cambio climático, no obstante la rabiosa y acientífica oposición y posición de Trump contra esa lucha.  La mayoría de los países miembros fueron muy diplomáticos al silenciar la crítica al proteccionismo de Trump, en un momento en que la guerra comercial de éste presidente se ha centrado y ha alcanzado su clímax en la confrontación con China Popular. Estados Unidos acusa a China Popular del uso de tecnologías ajenas sin pagar un peso.

Pero todo lo que hace Trump en materia de guerra comercial y de proteccionismo viola abiertamente el código fundacional y las normas de la OMC. Se ha diferido a la próxima cumbre del G20 la “reforma a las normas de la OMC”.

Todo eso parece de imposible realización mientras Donald Trump persista en su fiera y obstinada lucha contra el multilateralismo.

Por su extraña manera de proceder en política internacional, Trump sigue perdiendo apoyo hasta en las naciones de Europa, tradicionales aliados de Estados Unidos.  ¡Y todo eso quedó evidenciado en la cumbre del G20, en la que Trump lucía aislado!

El hecho es que Trump con las políticas que ha estado aplicando desde la Presidencia de Estados Unidos ha estado destrozando simultáneamente las esencias del multilateralismo y de la globalización.

About the author

Victor Manuel Peña

Economista y Abogado, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

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