Thierry Meyssan (RedVoltaire, 16-10-18)
La Casa Blanca publicó, el 4 de octubre de 2018, la National Strategy for Counterterrorism, o sea la nueva «Estrategia Nacional contre el Terrorismo» [1], documento que está siendo presentado como una ruptura con todo lo anterior en ese sector. El texto anterior era el de la administración Obama y se había dado a conocer en 2011. Pero el nuevo es en realidad un compromiso entre el presidente Trump y el Pentágono.
Preámbulo
El terrorismo es un método de lucha que cualquier ejército se reserva el derecho de utilizar. Las cinco potencias miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU lo utilizaron en momentos específicos de la guerra fría.
En aquella época, las acciones terroristas podían ser mensajes de un Estado a otro u operaciones secretas tendientes a contrarrestar o impedir alguna otra acción de un protagonista. Pero hoy en día las acciones terroristas se han generalizado. Ya no son parte del diálogo secreto entre Estados sino que buscan debilitarlos.
Por ejemplo, nuestros lectores franceses seguramente recuerdan que durante la guerra civil libanesa (1975-1990), el presidente francés Francois Mitterrand ordenó el atentado perpetrado contra la Oficina de Conscripción Militar de Damasco –en Siria–, atentado que dejó un saldo de 175 muertos, como represalia por el asesinato del embajador de Francia en Beirut, Louis Delamarre. Ese mismo presidente francés nos proporciona otro ejemplo ya que fue también por orden de Francois Mitterrand que se perpetró, en 1985, la voladura del barco de Greenpeace Rainbow Warrior, provocando la muerte de una persona, porque aquel navío estaba obstaculizando la realización de ensayos nucleares franceses en el Pacífico.
Ambigüedades
Tres ambigüedades aparecen permanentemente en la retórica estadounidense, desde 2001:
La noción de «guerra mundial contra el terrorismo» (GWOT, siglas en inglés), formulada por George Bush hijo, siempre careció de todo sentido. El «terrorismo» no es un enemigo sino una forma de lucha. Por consiguiente, la fórmula «guerra contra el terrorismo» resulta tan absurda como hablar de «guerra contra la guerra» y carece de verdadero significado. Lo que en realidad se quería era anunciar lo que Donald Rumsfeld llamó la «guerra sin fin», o sea la aplicación de la estrategia del almirante estadounidense Arthur Cebrowski para destruir las estructuras mismas de los Estados y sociedades en los países no conectados a la economía globalizada.
Evolución del antiterrorismo
La nueva estrategia antiterrorista de Estados Unidos
La nueva doctrina estadounidense trata de conciliar el objetivo enunciado en la consigna America First! y las herramientas del Estado federal. Por consiguiente, plantea que en lo adelante Washington combatirá únicamente contra las organizaciones terroristas que atacan sus intereses. Se trata, por supuesto, de «sus» intereses en el sentido más amplio, incluyendo a Israel.
Para justificar esta anexión estratégica, la nueva doctrina recicla la retórica de Bush hijo proclamando la necesidad de defender Estados Unidos –otra vez incluyendo a Israel– porque ese país constituye «la vanguardia de la libertad, de la democracia y de la gobernanza constitucional» (sic).
El presidente Trump señala como organizaciones a las que habrá que combatir:
Es evidente para todos que al designar grupos musulmanes y sikhs con base en Pakistán se prepara probablemente una operación de desestabilización contra ese país. Después de Daesh en Palmira, los nazis en Ucrania y la «revolución» contra el actual gobierno de Nicaragua, Pakistán pudiera ser el cuarto punto seleccionado para contrarrestar el proyecto chino de «Nueva Ruta de la Seda», que Pekín suele identificar en inglés como «The Belt and Road Initiative (BRI)».
Las prioridades
La nueva estrategia enuncia seguidamente una serie de acciones a realizar. El presidente Trump reconoce de buena gana que Estados Unidos no puede hacerlo todo al mismo tiempo y define por tanto varias «prioridades», una manera elegante de exponer lo que ya no puede hacer.
Señalemos de paso que el presidente Trump avala la detención de yihadistas en nombre de las leyes de la guerra, detención que pudiera prolongarse por toda la vida debido a la imposibilidad de terminar esta guerra en un plazo razonable.
Las 3 grandes innovaciones son:
En resumen, esta nueva Estrategia Nacional Antiterroristase sitúa muy lejos de los análisis que el general Flynn y el propio Donald Trump habían formulado durante la campaña presidencial. Pero no tendrá gran impacto en ese ámbito. Su verdadera utilidad es otra: el presidente está modificando poco a poco los objetivos del aparato de seguridad del Estado federal. Si se aplica, este texto tendrá profundas consecuencias a largo plazo. En definitiva, implementa la voluntad de convertir las fuerzas armadas imperialistas en verdaderos órganos de defensa nacional.