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Escenarios de intervención militar: Las capacidades de Venezuela para defenderse (1)

Written by Debate Plural

Mision Verdad (28-9-18)

 

El pasado 4 de julio de 2018, la agencia de noticias AP publicó desde Bogotá que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, planteó el año pasado la idea de una intervención militar en Venezueña en reuniones a puerta cerrada con sus principales funcionarios y asesores y con presidentes de la región en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Recordemos, también, que en una conferencia de prensa el día 11 de agosto de 2017, el mismo Trump aseguró que la opción militar estaba abierta para nuestro país. Luego de esta declaración, el presidente Nicolás Maduro, partiendo de la doctrina militar y enfoque de seguridad y defensa vigente en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), giró una serie de instrucciones para desarrollar un conjunto de ejercicios, en unión cívico-militar, como respuesta ante estas agresiones.

Dicho esto y revisando los precedentes del gobierno estadounidense en la región y en el mundo, y comprendiendo la estrategia de ablandamiento aplicada al país en el ámbito económico, financiero y propagandístico, una intervención militar a nuestro territorio no está descartada. “Todas las opciones siguen sobre la mesa” en torno a Venezuela, donde se incluye lógicamente la militar, según el mismo presidente Trump en el marco de la 73° Asamblea General de la ONU.

De este supuesto se desprenden algunas interrogantes: ¿Está capacitada nuestra FANB para responder a un posible ataque por parte de los EEUU?, ¿cuáles serían los posibles escenarios de intervención que utilizaría? Y por último, ¿cuáles de estos teatros de operaciones se desarrollarían y cómo actuaría Venezuela?

Doctrina militar bolivariana, prospectiva del conflicto y enfoque estratégico

Desde la llegada de Hugo Chávez en el año 1999, el paradigma militar venezolano dio un vuelco de 180 grados. El Comando Estratégico Operacional de la FANB destaca que la doctrina general vigente del ejército venezolano se basa “en el pensamiento militar bolivariano, bajo la concepción estratégica de la guerra popular prolongada, con el fin de llevar a cabo con eficiencia los procesos de planificación, conducción y ejecución de las operaciones de defensa militar, cooperación en el mantenimiento del orden interno y participación activa en el desarrollo de la nación”.

Este nuevo planteamiento de defensa nacional, que desde la llegada de la Revolución Bolivariana se ha vuelto integral en todos los ámbitos que corresponden a la soberanía, fue acompañado con una serie de elementos armamentísticos diseñados para enfrentar el posible escenario de una guerra asimétrica o convencional por parte de actores externos.

Durante la última década, paulatinamente, el equipamiento de defensa militar venezolano se fue renovando hasta el punto de tener capacidad de negar el espacio aéreo a cualquier tipo de aeronave que quiera sobrevolarlo sin plena autorización.

Pero mas allá del hecho de haber modernizado todo nuestro sistema de armas, más allá de todos los ejercicios militares que realizamos dentro o fuera del territorio, nuestra mayor ventaja estratégica recae en el conocimiento de las amenazas, en la sistematización de posibles escenarios bélicos a los cuales podríamos enfrentarnos, en distribuir de manera eficiente la defensa del territorio a través de una estrategia de Defensa Integral Escalonada, propiciada de mayor a menor escala por las REDI (Región de Defensa Integral), las ADI (Aéreas de Defensa Integral), las ZODI (Zona de Defensa Integral), y finalmente, las ZOSE (Zonas de Seguridad).

Esta prospectiva del conflicto tiene en su enfoque operacional la guerra de desgaste o de trincheras, donde el enemigo es enfrentado de manera escalonada y punzante, destacando que cada estrategia de defensa varía según el territorio al cual se encuentre asignado determinado componente. Esto responde a la máxima militar del aprovechamiento del territorio y de su comprensión para mejorar la eficiencia del combate, y es aplicado en caso de un escenario de ocupación por fuerzas exógenas.

En ese sentido, la FANB reconoce que el enfrentamiento bélico, como continuación de la política por otros medios, puede variar en sus formas, dependiendo de la naturaleza cambiante de la política y de la sociedad en la que se libra. De esta manera puede identificar el punto de equilibrio donde se maneja el ejército agresor, para así con el mínimo de bajas, pérdida de recursos y adaptando los recursos disponibles, obtener un ventaja en un enfrentamiento con una modalidad específica.

Escenarios de intervención vs. capacidades de la FANB

En este aspecto, debemos dejar claro que desde varios años, Venezuela vive un proceso de intervención escalonado; sólo que la última fase, la militar, aún no se ha desarrollado y todavía se emplea a modo de amenaza.

Esto es así no porque Estados Unidos, como fuerza militar, carezca de los recursos para llevarla a cabo. Cuenta con todo el andamiaje militar y logístico, solo que como es costumbre, su ejército no va a la guerra si en el país objetivo existe un aparato de defensa organizado y capaz de repeler o resistir prolongadamente la intervención.

Para eso solo hay que revisar la historia reciente: Afganistán, Irak, Libia, Siria, entre otros casos de época reciente. En estos países la intervención militar se realizó luego de que el componente militar de la nación fue desmoralizado y debilitado desde sus estructuras internas, o previamente desgastado por conflictos armados internos de naturaleza mercenaria y terrorista, también propiciados por Estados Unidos, con el objetivo de neutralizar las capacidades defensivas del país objetivo.

En lo que respecta a Venezuela, y teniendo en cuenta el margen de error que implica toda proyección, la intervención podría darse bajo la hipótesis de tres escenarios. Todos y cada uno de ellos, también, conllevan un escenario de respuesta de la FANB.

Bombardeo por Saturación y Guerra Relámpago

Este escenario, aunque muy apetecible para las fuerzas enemigas, debido a que basa su estrategia en el llamado “fuego de ablandamiento” que permite reducir las bajas a cero por ser ataques a distancia, en estos momentos representa el mayor escollo y la estrategia más difícil en un eventual ataque militar.

Esto debido a que las condiciones militares y geoestratégicas que posee Venezuela en la actualidad, no se lo permiten. En lo que respecta a lo territorial, nuestro país cuenta con un sistema de defensa escalonada, conformado por un sistema de defensa antiaéreo de los mejores del mundo, el cual ya ha sido testeado por las fuerzas militares estadounidenses en otras latitudes (Siria, por ejemplo) con resultados adversos.

El costo político y mediático de una intervención a gran escala por esta vía es muy alto debido a que representa una alta probabilidad de fracaso. Hoy nuestro país cuenta con equipos que detectan la presencia enemiga en mar y aire a un mínimo de 300 km en línea recta y con un techo que ronda los 25 mil metros de altura. Acompañados de aviones Su-30MK2, los cuales poseen la capacidad de enfrentar a cualquier enemigo antes de que invada nuestro espacio aéreo, la tesis de la Guerra Relámpago (ocupar el país intervenido en pocos días con el mínimo de bajas) es altamente complicada llevarla a cabo, a lo que también se suman los focos de resistencia civil y militar que puedan encontrarse en una fase siguiente de la intervención.

La adquisición hace varios años del sistema de defensa antiaérea S-300VM de medio alcance, hace que Venezuela cuente con un sistema de defensa antiaérea escalonada integrada por cañones antiaéreos ZU-23, sistemas de misiles Buk-2M, Pechora-2M y S-300VM rusos, capaces de interceptar toda clase de objetivos, sean misiles o aviones en un rango de hasta 200 kilómetros. Este factor defensivo complica la efectividad de una eventual campaña aérea contra el país.

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